miércoles, diciembre 13, 2017
Mindhunter
Entrar a la mente del asesino es un leitmotiv quizá demasiado recurrente en la historia del cine y, más recientemente, de las series de televisión. Ahí están, y cito de memoria, Hannibal (película y serie), Bates Motel, Dexter... incluso, yendo un poco más lejos en el tiempo, una magnífica película dirigida por el productor ejecutivo de la serie que les recomiendo ahora. Me refiero desde luego a Se7en, firmada por David Fincher en 1995.
Este año llegó Mindhunter, en la que Fincher funge como productor ejecutivo y director de cuatro episodios (los dos que abren y los dos que cierran la temporada). Fincher tiene varias historias de éxito contando historias de criminales brillantes. Además de Se7en podemos mencionar Gone Girl (2014), Zodiac (2007) y Fight Club (1999). También es productor ejecutivo de la multipremiada House Of Cards (2013).
La serie está basada en la historia real de John Douglas (en la serie Holden Ford), un agente del FBI que a fines de los '70 empezó un proyecto de investigación consistente en entrevistas a los asesinos más sanguinarios (y por lo mismo, más incomprensibles) de su tiempo. Douglas inició su trabajo con mucha incertidumbre (en esos tiempos la Psicología no era una ciencia confiable para el FBI), pero a la larga se constituyó como un hito de la investigación criminal.
En esta primera temporada conocemos detalles de Ed Kemper y Jerry Brudos. Ambos con historias exageradamente sórdidas: el primero (un superdotado con cociente intelectual de 136 puntos) mató a sus abuelos a los 15 años y, después de pasar algunos años en un hospital psiquiátrico, salió para asolar zonas rurales de California, donde mató a varias estudiantes de preparatoria. Él mismo se entregó a la policía en 1973 después de asesinar a su madre. Brudos, por su parte, desarrolló desde temprana edad un fetichismo por zapatos femeninos, que combinó con el asesinato de al menos cuatro mujeres, a las que convencía de que era fotógrafo de modas.
Este año llegó Mindhunter, en la que Fincher funge como productor ejecutivo y director de cuatro episodios (los dos que abren y los dos que cierran la temporada). Fincher tiene varias historias de éxito contando historias de criminales brillantes. Además de Se7en podemos mencionar Gone Girl (2014), Zodiac (2007) y Fight Club (1999). También es productor ejecutivo de la multipremiada House Of Cards (2013).
La serie está basada en la historia real de John Douglas (en la serie Holden Ford), un agente del FBI que a fines de los '70 empezó un proyecto de investigación consistente en entrevistas a los asesinos más sanguinarios (y por lo mismo, más incomprensibles) de su tiempo. Douglas inició su trabajo con mucha incertidumbre (en esos tiempos la Psicología no era una ciencia confiable para el FBI), pero a la larga se constituyó como un hito de la investigación criminal.
En esta primera temporada conocemos detalles de Ed Kemper y Jerry Brudos. Ambos con historias exageradamente sórdidas: el primero (un superdotado con cociente intelectual de 136 puntos) mató a sus abuelos a los 15 años y, después de pasar algunos años en un hospital psiquiátrico, salió para asolar zonas rurales de California, donde mató a varias estudiantes de preparatoria. Él mismo se entregó a la policía en 1973 después de asesinar a su madre. Brudos, por su parte, desarrolló desde temprana edad un fetichismo por zapatos femeninos, que combinó con el asesinato de al menos cuatro mujeres, a las que convencía de que era fotógrafo de modas.
Ed Kemper (izquierda), uno de los asesinos seriales cuyo caso se aborda en Mindhunter, que en la serie es brillantemente interpretado por Cameron Britton (derecha).
Como podrán darse cuenta, Mindhunter no es una serie cómoda de ver, pero sí resulta muy interesante. Además de las historias de los asesinos, hay algunas subtramas bastante atractivas: la relación de Ford con su novia; las dificultades de un compañero veterano, que lo apoya (aunque con muchas resistencias) y la inclusión de una brillante psicóloga muy acostumbrada a la vida académica pero en constante tensión con el ambiente policíaco.
La primera temporada concluye con una crisis severa que no hace sino constatar que explorar las simas de la psique humana tiene un precio alto: a veces, incluso, el de la propia cordura. A la serie le ha ido bien y tanto Fincher como Netflix han confirmado ya una segunda temporada, que saldrá del horno el próximo otoño. El productor ha declarado que se centrará en una oleada de asesinatos perpetrados en Atlanta a fines de los '70 y principios de los '80. Estoy seguro de que valdrá la pena la espera.
La primera temporada concluye con una crisis severa que no hace sino constatar que explorar las simas de la psique humana tiene un precio alto: a veces, incluso, el de la propia cordura. A la serie le ha ido bien y tanto Fincher como Netflix han confirmado ya una segunda temporada, que saldrá del horno el próximo otoño. El productor ha declarado que se centrará en una oleada de asesinatos perpetrados en Atlanta a fines de los '70 y principios de los '80. Estoy seguro de que valdrá la pena la espera.
jueves, diciembre 07, 2017
Gregorio Luri: "Mejor educados"
La educación es una de esas áreas en las que, tristemente, es frecuente encontrar "villamelones": personas que hablan con aire de suficiencia sobre algo que no entienden. Mucha gente cree que es autoridad en la materia porque "me pasé en la escuela equis cantidad de años" (y cuentan desde preescolar hasta su último curso de cocina), porque es padre o porque fue o es profesor. Aunque desde luego ayudan, no considero que esas experiencias conviertan de facto a alguien en autoridad en materia educativa.
En área donde todo mundo cree que sabe, es difícil encontrar voces lúcidas, mesuradas y, sobre todo, que asuman la complejidad del tema sin ofrecer recetas mágicas subidos a la ola de la "innovación educativa" para justificar ocurrencias o francos disparates. Una de esas voces es Gregorio Luri, doctor en Filosofía, profesor con experiencia en todos los niveles educativos, y autor de varios libros sobre el tema. También es padre y abuelo.
Su libro Mejor educados recoge muchas ideas relevantes respecto a la educación, centrado en los padres de familia, aunque bien puede aprovecharlo cualquier interesado en el asunto.
No comulgo con todas las ideas de Luri: algunos de los títulos de los pequeños capítulos del libro me resultaron innecesariamente toscos (p.ej. "Desconfíe del profesor que quiere hacer feliz a su hijo": no me cabe en la cabeza un padre, o un profesor, que no desee que su hijo o alumno sea feliz), ninguna de las ideas que presenta está desarrollada a profundidad, y en general me ha parecido que defiende una perspectiva pedagógica conservadora y tradicional (sin que estos adjetivos sean necesariamente negativos), pero en términos generales el libro me hizo pensar bastante.
Me parecen especialmente valiosas sus reflexiones sobre la necesidad de comprometerse con la educación de nuestros hijos (o alumnos): no temer definir una postura, y mucho menos defenderla... sobre todo si tiene base en el sentido común; no asumir que la niñez o la adolescencia "son una enfermedad que se cura con los años", ni evitar el reto delegando la responsabilidad en otros (los padres en los profesores, y viceversa).
No es éste un libro para ahondar en el tema. Ha de tomarse más como detonante de ideas y, ojalá, como propiciador de debates que pasen de la simple charla de café y nos permitan acercarnos de manera más sensata e inteligente a un asunto que nos atañe a todos: la mejor educación posible que podamos ofrecer a nuestros hijos.
Mejor educados, el arte de educar con sentido común, de Gregorio Luri, está editado por Ariel. La edición impresa cuesta $96 (gandhi); la digital, $119 (Amazon Kindle).
Les dejo un video de una charla TEDx que Luri dio hace algunos años:
Les dejo un video de una charla TEDx que Luri dio hace algunos años:
domingo, octubre 22, 2017
#EnMangasDeCamisa 23
Se acercan Halloween y Día de Muertos y estamos listos para celebrar ambas fechas como se debe: ¡en mangas de camisa! Aprovecho para recomendarles la revisión de It (Eso) en cualquiera de sus dos versiones cinematográficas y sobre todo echarle un vistazo al libro, pues comparto la opinión de José Homero en el sentido de que la historia escrita por Stephen King es mucho más compleja y valiosa de lo que parece a simple vista.
Las ideas musicales son "Time Warp" de la setenterísima The Rocky Horror Picture Show y "Todo va a estar bien", una muy divertida (y optimista) canción de Meme (Emmanuel del Real).
También está el nombre de la persona ganadora del pase doble para ver a Chumel Torres En Vivo en el Tec CEM el próximo 17 de noviembre cortesía de ZEDAL.
Como siempre, ¡muchas gracias por su complicidad! Y más aún por comentar y compartir.
Como siempre, ¡muchas gracias por su complicidad! Y más aún por comentar y compartir.
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jueves, octubre 19, 2017
Cambió México
El martes 19 de septiembre fue un día terrible para todos. Para algunos solo fue el susto, para otros fue la impotencia al escuchar las noticias, y para otras más fue la pérdida de un ser querido. Para mí y muchos de mis compañeros del Tec Ciudad de México fue el terror puro.
Las primeras horas volteabas a la derecha y decenas de alumnos y profesores corriendo hacia los escombros del puente que colapsó diciendo que habían escuchado gritos. A la izquierda otros tantos buscando herramientas que pudieran ayudar en el rescate. Algunos más gritando entre la multitud en busca de personas heridas o lastimadas, pidiendo gasas, vendas, y alcohol para limpiar las heridas.
Por horas fuimos alumnos, profesores y personal del Tec los que luchamos por sacar a nuestra comunidad adelante.
Ese día, además de la tremenda impotencia que acechaba mi tranquilidad, y la profunda tristeza con la que aún me levanto todas las mañanas, ese día también entendí que la esperanza puede más que el miedo.
Para mí, ese 19 de septiembre marcó el inicio de una nueva era. Una era en la que no debemos buscar la reconstrucción del México que teníamos, sino la construcción del México del siglo XXI.
Me he estado preguntando, ¿qué cambió el 19 de septiembre?
Cambió el México intolerante, aquel que no cede el paso. Aquel que ve mal al de abajo, al diferente.
Cambió el México que siempre busca culpables, aquel que apunta dedos pero no busca soluciones.
Cambió el México deshonesto, aquel que comienza copiando en un examen y termina sobornando a un inspector para obtener la certificación de protección civil.
También me gustaría decir que cambió el México ignorante, aquel que se educa en Facebook y opina sin entender.
Espero que haya cambiado el México que no vota, o el que no entiende por quién o por qué vota.
Se acabó. Se acabó el México que no lee, que no aprende, que no se informa, que no crea, que no inventa.
Si algo les puedo recomendar, y se los dice alguien que todavía no acepta todas las responsabilidades que conlleva ser adulto, es que estudien.
Alguien me preguntó que cómo podía pensar en estudiar con todo lo que estaba pasando. Entonces pienso en mis 5 compañeros de CCM que ya no podrán seguir persiguiendo sus sueños. Pienso en todos los que no podrán seguir con sus estudios. Pienso en mi México, SU México, que nos necesita preparados, fuertes, que nos necesita honestos. Estudien para que si en unos años NUESTRO México nos vuelve a necesitar, podamos ayudar más y mejor.
Es de vital importancia que entiendan por qué hacen las cosas. Por qué estudian, por qué les gusta lo que les gusta, por qué aman, por qué lloran.
Ustedes que salieron a ayudar a los centros de acopio o a las comunidades más afectadas, ustedes que donaron ropa, despensas, dinero y tiempo, ¿qué los motivó? ¿Les bastó con ver las imágenes?
Yo tuve que ver al destino a los ojos, mientras que con su grito ensordecedor me pedía reaccionar. Tuve que llenarme de sangre las manos y abrazar a la madre que buscaba entre las caras llenas de miedo la de su hijo. Fue ahí cuando me di cuenta de que no es que tiemble en Chiapas, o que en Veracruz haya un huracán. Es que en mi México tiembla pero yo no debería de temblar con él.
El miedo es el asesino de la mente. Hay que enfrentarlo. El miedo pasara sobre y a través de mí, y cuando haya pasado volteare a ver su camino y no habrá nada. Solo yo seguiré, con el corazón de fuego, la mente clara y el espíritu rugiendo.
¿Qué les faltó? ¿Consideran que también se tuvieron que llenar las manos de sangre para entender que los problemas de México son sus problemas? ¿Creen que hasta que vean la tragedia directo a los ojos van a poder prender aquella flama para salir a luchar por el México que se merecen? Espero que no sea el caso.
Es de los errores más grandes no hacer nada porque solo pueden hacer poco. Hagan lo que puedan.
Sueñen en grande, motívense, encuentre su gasolina, y luego piensen qué necesitan para que esa gasolina nunca se acabe. Los sueños pequeños son fugaces, esos no forman líderes, forman muñecos de papel, aquellos que con un poco de miedo se rompen en mil pedazos. Los sueños grandes son los que pueden hacer a México un gran país.
El día que nos unamos no por una desgracia, ese día nos pueden mandar un terremoto de diez grados y a nuestro México no le pasará nada.
Por último, me gustaría dejarlos con una frase que me dijo un doctor en medio del caos: "El líder se hace el día que decide serlo".
¿Ustedes ya tomaron la decisión?
---
Discurso leído por Camila Trejo Athié, exalumna de la PrepaTec Esmeralda y actual alumna de Medicina en el Campus Estado de México, en el homenaje a las víctimas del sismo del 19 de septiembre, realizado en la PrepaTec Esmeralda el 29 de septiembre.
domingo, octubre 08, 2017
#EnMangasDeCamisa 22
En días pasados se anunció a Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) ganador del Premio Nobel de Literatura 2017. A propósito de ello les recomiendo #EnMangasDeCamisa una de sus novelas más famosas (y también una de las mejores que de cualquier autor he leído en años recientes): me refiero desde luego a Lo que queda del día (The Remains of the Day, 1989).
También les invito a la conferencia Chumel Torres En Vivo que organiza ZEDAL, el grupo estudiantil de debate y liderazgo de la PrepaTec Esmeralda, del que me honro en ser su tutor académico. Por cierto: hay un pase doble a sortear entre quienes respondan un par de preguntas (detalles hacia el final del episodio).
Las ideas musicales son de Peter Gabriel y David Bowie, que nos presentan sendas versiones en vivo de la icónica "Heroes", que precisamente este mes cumple 40 años de haberse presentado al público.
Como siempre: ¡muchas gracias por escuchar y compartir! Y, desde luego, ¡bienvenidos sus comentarios! :-D
Para saber más: Facebook oficial de ZEDAL y
canal YouTube de Chumel Torres.
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miércoles, septiembre 13, 2017
¡Hasta pronto, generación IB 2017!
Estimados
Padres de Familia.
Queridos colegas.
Inolvidables
alumnos del Bachillerato Internacional, generación 2017.
En una de
las novelas que leímos, comentamos y analizamos, Vida de Pi, de Yann Martel. Revisamos algunas características
básicas de la novela de viaje. Comentamos, según recuerdo, que los
protagonistas de estas historias se enfrentan a condiciones adversas que deben
vencer para lograr llegar a su destino. Dijimos también que en una buena novela
de este género el protagonista siempre cambia, se transforma, conoce algo de sí
mismo que le permite cerrar una etapa e iniciar otra.
La metáfora
del viaje, desde luego, funciona a la perfección para definir el momento en el
que se encuentran ahora. Han terminado un recorrido pleno de miedos y
confusiones, de misterios y acertijos que parecían imposibles de resolver. En
su camino han encontrado aliados y enemigos; desconocidos que les tendieron la
mano y amigos que a la hora de la verdad se quebraron y dejaron de serlo. Pero
también, y sobre todo, si fueron lo suficientemente afortunados en estos años,
crecieron y se conocieron un poco mejor. Descubrieron habilidades que no sabían
que tenían y cayeron en cuenta de que algunas áreas que creían dominar en
realidad les deparaban todavía muchas sorpresas. Aprendieron y cambiaron. Se transformaron,
como los personajes de las mejores novelas de aventuras.
Ahora llevan
ya varias semanas de otro viaje. Uno más largo, más complicado, más retador y,
espero, también más motivante. Estoy seguro de que la mayoría llegará a buen
puerto, aunque probablemente será uno distinto al que prevén en este momento.
Otros pocos cambiarán de barco y muy pocos, espero sinceramente que ninguno,
naufragará. Pero la vida es así, y sigue siendo maravillosa.
Lo
importante es que están iniciando otro viaje, y es en esta metáfora en la que
deseo detenerme un momento. En la metáfora del viajero. Noten que he dicho viajero y no turista. En uno de sus últimos textos, el filósofo y sociólogo
polaco Zygmunt Bauman afirmó que uno de los problemas más graves de nuestra
época consiste en que los seres humanos hemos dejado de ser viajeros y nos
hemos convertido en turistas de nuestras vidas. Bauman decía que los viajeros
son muy parecidos a los peregrinos, en el sentido de que los mueve una búsqueda
profunda, trascendente, muchas veces lenta y que exige paciencia y pasión. Los
turistas, por el contrario, pocas veces se detienen más allá del tiempo
necesario para tomar una selfie. No
importa que frente a sí tengan una obra maestra, o un paisaje que a otro le
quitaría el aliento. Lo único que desea el turista es capturar una imagen para alimentar
su historia de Snapchat.
En un
sentido muy similar escribe el filósofo francés Michel Onfray en su libro Teoría del viaje. Dice que al viajero
auténtico lo caracteriza “el gusto por el movimiento, la pasión por el cambio, el
deseo ferviente de movilidad y la furia de la independencia”. Noten por favor
que estas palabras entrañan una disyuntiva fundamental: somos nómadas o
sedentarios, dice Onfray, aficionados al flujo, a los transportes, a los
desplazamientos o apasionados por el estatismo, el inmovilismo y las raíces. Los
primeros aman la ruta, larga e interminable, sinuosa y zigzagueante; los
segundos disfrutan de la madriguera, oscura y profunda, húmeda y misteriosa.
Asumiré esta
tarde que pertenecen al primer grupo, al de los viajeros, simplemente porque su
edad lo exige y porque no se necesita revisar sus vidas exhaustivamente para
darse cuenta de que se están moviendo, de que siguen cambiando, de que la
transformación no ha cesado.
Y a ustedes,
viajeros de la generación IB de la PrepaTec Esmeralda 2017, deseo recordarles
hoy las palabras de un poeta griego que escribió unos versos sublimes refiriéndose
al más famoso de los viajeros: Ulises. Les recuerdo que, después de diez años
en la guerra de Troya, Ulises tardó diez años en su viaje de regreso a casa, la
isla de Ítaca. En ese camino se enfrentó a Poseidón, a cíclopes, gigantes
caníbales y, desde luego, también a las sirenas. Durante el trayecto perdió a
todos sus amigos. Y cuando por fin llegó a casa, dicen los versos de Homero, no
pudo evitar un gesto de decepción al encontrar una isla pequeña y empobrecida,
muy lejana de la próspera e imponente ciudad que él idealizaba tras veinte años
fuera de casa.
Otro gran
poeta griego, Constantino Cavafis, recuperó esa idea y consideró que Ulises se
había equivocado al decepcionarse de Ítaca cuando regresó a casa. Porque,
después de todo, la simple idea de Ítaca, la idea de un hogar, de una familia,
de un lugar en el que pudiera sentirse cómodo, esa idea, lanzó a Ulises al mar para
llevar a cabo un viaje repleto de aventuras y conocimiento. Por eso, decía
Cavafis, Ulises debía estar agradecido con Ítaca, con esa idea que le motivó a iniciar
un viaje que ningún otro mortal había emprendido antes.
Esta tarde
yo les recomiendo lo mismo que Cavafis a Ulises. Ya inmersos en este
maravilloso viaje que son sus vidas, deseen que el camino sea largo. Tengan una
meta clara, pero no apresuren el paso.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca
te dio el viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y
si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así, sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.
Así, sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.
Sean viajeros, no turistas. Nutran
su historia en Snapchat, pero dense tiempo para encontrar trascendencia. Asuman
que la vida es sinónimo de misterio y no permitan que esa verdad los asuste.
Busquen estabilidad, pero asuman que ningún cambio importante se ha logrado
simplemente esperando que ocurra. Y disfruten, desde luego. Tienen motivos de
sobra para asumir que el viaje será placentero. Y si no lo es, si las aguas se
enturbian o algún vendaval amenaza su barca, recuerden que tienen en nosotros,
sus padres y profesores, a navegantes experimentados dispuestos a lanzarles un
salvavidas.
Muchas gracias por habernos
permitido compartir estos años con ustedes. Ha sido una aventura
extraordinaria. Les deseo el mejor de los éxitos.
viernes, agosto 25, 2017
Queridos jóvenes: es mejor no leer
Alessandro Baricco
No tengo ninguna duda de que el
placer de leer, así como la cultura del libro, están fuertemente relacionados a
una derrota. A una herida y a una derrota. Sobre los libros no tengo dudas.
Sobre la música, teatro, cine, puede ser más problemático.
Leer es siempre la revancha de alguien que en la vida fue ofendido, herido. Me
parece que leer libros es una manera inteligentísima de perder. Relacionado a
una especie de renuncia a combatir sobre el campo. No sé si esto tiene alguna
relación con la “humanidad ofendida”, de la cual escribía Adorno. Sé que la
gente de libros es, por lo general, gente que sufre.
Existe una tendencia a ser sumergido por esta sensación de desequilibrio. Y es
verdaderamente peligrosa.
Lo que pensaban de la novela en el siglo XIX las personas de buen sentido, es
decir, que era peligrosa, es verdad; y está bien que en el origen de la novela
así haya sido percibido. Lo entendieron rápidamente los médicos que prohibían a
sus esposas la lectura de novelas, en la pureza áurea de aquel objeto —la
novela— entendían una cosa que a nosotros actualmente nos parece ridícula. Pero
era verdadera en aquel entonces y permanece como algo que tiene que ver también
hoy con la experiencia de leer.
Para ser prácticos, veo a estos muchachos de 16 años que pasean, y que han
leído todos mis libros, o bien demasiado Kafka o demasiado Dostoievsky. Los
veo. Y cuando me preguntan qué deben hacer, sólo una cosa me llega a la cabeza:
“Váyanse a jugar con el balón, tiren los libros, paseen. Córtense los cabellos,
píntenselos de verde. Hagan algo. Busquen estar en el adentro. No afuera.
Después de ello, regresen a los libros, por caridad, pero no se dejen imbuir”.
Si pienso en los jóvenes de hoy, en lo que leen y lo que no leen, y si desde
nuestra experiencia de Tótem puede surgir alguna luz sobre esto, me vienen a la
cabeza algunas cosas.
Antes que nada, se necesita una gran disposición de nuestra parte para entender
que la geografía del sentido de estos jóvenes es objetivamente distinta de la nuestra.
Y no por un proceso de “vulgarización” o “denigración” de aquello que es noble.
En lo absoluto. Será noble como la nuestra, pero será distinta.
No se puede pretender que los Quartetti de Beethoven cubran, en la geografía de
la inteligencia de estos jóvenes, la misma parte que han cubierto en la
geografía de nuestra inteligencia. Y no precisamente por un proceso de
degradación. No, simplemente porque la geografía cambia.
Si nosotros, cada vez que se pierde un pedazo de la geografía que nos ha
generado, nos ponemos a pensar que ésta es una pérdida estéril del mundo, y si
nosotros debiéramos ser así de idiotas para pensar esto en un modo apriorístico
y dogmático, no se abrirá jamás un diálogo con estos jóvenes.
Debemos entender que su geografía será igual de noble que la nuestra, y además
podría ser más noble, si no existiera ningún vestigio de la nuestra.
Allá donde en nosotros existía un puerto, en ellos no existe nada. Han dejado
todo al nivel del suelo para dar vida a un gran estacionamiento. Y nosotros
debemos tener una gran e inmensa inteligencia para no despreciarnos por el
hecho de que hay un estacionamiento donde había un río, sino entender, antes
que nada, toda la geografía. Y pensar —casi como un acto de fe— que nuestra
geografía será igual de noble que la de ellos. Porque de hecho es así. Porque a
final de cuentas, en los últimos Quartetti, ¿qué criticaba Beethoven? Era el
mundo en movimiento. Después, la forma en la cual se puso en movimiento, porque
nunca estuvo en nuestras manos elegir dicha forma.
La única cosa que debemos odiar es la inmovilidad. Porque es la muerte, es la
dictadura, es el mundo en pausa.
Pero si el mundo comienza a vibrar, necesitamos después, de vez en vez,
entender la forma de esta vibración, que no podrá ser siempre la misma.
El problema de la lectura, a final de cuentas, es esto. Si partimos del
supuesto de que cada joven que no lee es una pérdida para la civilización,
partimos de un supuesto erróneo. Estúpido. No es del todo cierto que, dentro de
150 años, la lectura será el modo, la forma más apta para la creación de
sentido, para aprehender la vitalidad de lo real. Sin embargo, ¿esto quiere
decir que no se puede hacer nada, que no podemos hacer nada, para transmitir a
un joven el sentido de aquello que para nosotros es noble? Nada en absoluto.
Nada es grandioso si uno no es capaz de explicar el porqué lo es.
Si los Quartetti de Beethoven son grandiosos sólo porque son los Quartetti de
Beethoven, y uno no parte de cero, y no sabe explicar el porqué, aquella
grandeza está acabada. Deviene en una imposición, justo a lo que un joven
siempre se rebela.
Cuando los jóvenes se rebelan a la lectura únicamente porque les viene dada
como un valor inexplicable, porque es mejor que jugar Playstation, es necesario
preguntarnos si alguno les ha explicado de manera convincente por qué es mejor.
Aparte de que se trata, evidentemente, de una cuestión abierta —no sabemos
todavía bien qué cosa sucede en aquel nuevo mundo de mensajes visivos,
sensibilidad, velocidades distintas a la nuestra—, es por eso que los jóvenes
viven la lectura como una agresión a sus valores.
El libro y el videojuego desde el
inicio resultaron contrapuestos. Entonces, o estamos en condiciones de
explicárselos, o bien estamos haciendo algo que los alejará más.
En cambio, el desafío es que a alguien que juega con el Playstation le cuentes
el Cyrano, y que, de pronto, te escuche. Pero no le puedes decir: "¡Ve al
teatro! A ver un Cyrano de Bergerac doctísimo y aburridísimo". Así, nos la
jugamos todos, ¡uno después del otro!
Esto nos ayudará también a entender qué cosa está todavía viva y qué cosa está
muerta. Cuando, en resumidas cuentas, no puedo explicar a los jóvenes en la
escuela Holden, por qué creo que El
hombre sin atributos de Musil es un libro para leer, cuando advierto que me
canso cada vez más, que cada vez tengo menos credibilidad, y que no logro
convencerlos, no sólo quiere decir que no soy lo suficientemente bueno. Sugiere
también que quizás, en la nueva geografía que está naciendo, El hombre sin atributos no es un libro
importante. Esto es algo muy probable, de lo cual no debemos espantarnos. No lo
digo para provocar. Los músicos que Rossini admiraba en su oficio se llamaban
Mozart, Haydn, pero otros tenían nombres que hemos olvidado por completo.
Las geografías cambian. Quizá El hombre
sin atributos no es importante por siempre. Lo ha sido para mí, para mi
generación, pero cuando se comienza a no saber explicarlo, cuando percibes que
no te creen, es mejor buscar entender qué cosa está pasando, cuál es la nueva
geografía que está naciendo.
Y prepararse para tomarla.
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Extracto del texto leído por el autor el pasado 15 de mayo en la Feria del Libro de Turín, en un panel dedicado al tema de la lectura y recientemente publicado en el libro Totem. L'ultima tournée (Einaudi, 2003).
Extracto del texto leído por el autor el pasado 15 de mayo en la Feria del Libro de Turín, en un panel dedicado al tema de la lectura y recientemente publicado en el libro Totem. L'ultima tournée (Einaudi, 2003).
Traducción de Israel Covarrubias
sábado, agosto 12, 2017
No estamos preparados para Sarahah (y probablemente nunca lo estaremos)
Tengo
contacto regular con gente desde los diez hasta los 65 años, y no conozco a
nadie en ese rango de edad que no haya estoqueado o sido estoqueado. Todos
hemos entrado a ese juego y pasado tantas horas viendo perfiles de otros como
ellos las han pasado hurgando en nuestras vidas digitales. Sin embargo, el
trato es justo en tanto ambas partes saben a qué juegan (puedes ver mis fotos
si me dejas ver las tuyas) y pueden decidir retirarse (bloqueando o eliminando
contactos) si se sienten agredidos o intimidados. Pero para que esto ocurra,
claro, debe cumplirse una condición que no ofrecen las apps de mensajes
anónimos como AskFm, Gossip, Secret, YakYak y, en semanas recientes, Sarahah: la
condición de que sepas quién escribe el mensaje que te acaba de llegar.
Este es
precisamente el punto de inflexión: la diferencia entre el estoqueo y el acoso.
Facebook, Twitter, Instagram y Snaphat (entre otras) favorecen el estoqueo. No
sé si eso sea bueno o malo, pero sí sé que, al menos, es justo. Porque nadie
puede estoquearme en Facebook si yo no lo hice amigo mío en esa red social. Y
puedo decidir que ese alguien, si me molesta o incomoda, no forme parte más de
ese círculo en el momento que yo quiera. Y él tiene el mismo privilegio de
control en su respectivo muro. Algo análogo ocurre en las otras redes sociales
mencionadas. El acoso es diferente.
Según la psicóloga Emma Short, de la Universidad de Bedfordshire, el acoso implica
hacer contacto con alguien que no lo desea, o que se siente incómodo con ese
contacto. Y es precisamente lo que ocurre con aplicaciones de mensajes anónimos.
Porque después de unos cuántos halagos llegan los comentarios maliciosos o
francamente perversos. Y la aplicación lo único que puede hacer es “promover
comentarios constructivos”, aunque al final la responsabilidad final es del
usuario (el que escribe el mensaje y el que abrió su cuenta en esa red social
dispuesto a recibir mensajes anónimos).
El
diseñador de la aplicación, ZainAlabdin Tawfiq, declaró que la concibió para
que los empleados de una empresa pudieran enviar comentarios constructivos a
sus jefes. Luego pensó (¡gran idea!) que lo mismo querríamos hacer millones de
personas, pero no sólo con nuestros jefes y con nuestros amigos y conocidos
sino, literalmente, con cualquier persona que conozca nuestro nombre de usuario
en la aplicación. Me asombra la ingenuidad de Tawfiq. Basta con asomarse al
libro de sugerencias de cualquier restaurante para darse cuenta de que la
naturaleza humana no tiende a sugerir
y mucho menos a halagar, sino a
criticar despiadadamente. Por envidia, coraje, resentimiento, inseguridad o
todas las anteriores, es mucho más probable que una persona se queje de algo
que no le gusta de ti a que reconozca algo que has hecho bien. Y en las redes
sociales ni siquiera es necesario que esa persona te conozca un poco. Basta con que se haya cruzado contigo en algún
momento para que se sienta con derecho
a decir cualquier cosa que le dicten sus intestinos.
La
oferta de Sarahah no es nueva. Antes de ella tuvimos YikYak (2013-2017) que en
2016 presumió la recaudación de más de 70 millones de dólares de inversionistas
que finalmente se retiraron ante el creciente número de personas que usaban la
plataforma para insultar o acosar. Algo similar ocurrió antes con AskFm (2010 a
la fecha), muy popular hace algunos años, pero cuya mayoría de perfiles acumula
meses sin actualizar.
Si
creemos a su fundador, la oferta de Sarahah es noble. Un espacio abierto para
que la gente que nos rodea nos exprese generosamente su agradecimiento,
admiración y, en el mejor de los casos, comentarios que nos enriquezcan y
mejoren como personas. Pero la psicología juega contra las posibilidades de
éxito de una aplicación así. Philip Zimbardo explica profusamente en El efecto Lucifer (2008) que ―aunque
resulte descorazonador― el anonimato no es positivo en nuestras relaciones con
otros. Cuando se nos da la garantía de que no se sabrá que escribimos un
mensaje o realizamos una acción, es más probable que enviemos un insulto a que
mandemos un aplauso; es más factible que lancemos un golpe a que entreguemos un
abrazo. Bajo condición de anonimato somos más propensos a convertirnos en El Guasón que en Batman.
Remato con una idea original de Katie Notopoulos. Lo que ofrece Sarahah
es tensión. Estrés. El que causa preguntarte quién escribió eso que leíste
(bueno o malo). Y, a diferencia de Katie, yo no acepto ese estrés. Tengo
bastante con tres redes sociales activas, que me distraen más de lo que estoy
dispuesto a reconocer, como para empezar a lidiar con oootra en la que me dejen
mensajitos quejándose de mí, o felicitándome por algo. Si una persona tiene
algo bueno o malo qué decir de mí, cuenta con medios para expresarlo por vía
directa. Si decide no hacerlo, no considero que valga la pena enterarme de eso.
jueves, junio 22, 2017
#EnMangasDeCamisa 21
Ya en línea el nuevo episodio del podcast En Mangas de Camisa, en esta ocasión grabado en Liverpool, Inglaterra. Les comento algunas de las cosas que me han llamado la atención de este importante puerto británico. También incluyo invitación al círculo de lectura ergozoom, que iniciará el próximo mes.
Las ideas musicales son de David Byrne ("Desconocido soy") y Peter Gabriel ("Solsbury Hill").
¡Muchas gracias por escuchar y compartir!
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domingo, mayo 07, 2017
#EnMangasDeCamisa 20
El vigésimo episodio #EnMangasDeCamisa incluye una celebración del Día del Maestro con tres profes de Liga Mayor: Walter White (Breaking Bad), John Keating (Sociedad de los poetas muertos) y Merlí (de la serie de TV del mismo nombre).
Las ideas musicales son de DJ Batman y Saúl Hernández.
¡Muchas gracias por escuchar y compartir!
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lunes, marzo 13, 2017
#EnMangasDeCamisa 19
En esta ocasión les recomiendo ¿Qué invadimos ahora?, documental de Michael Moore, el director de cine que predijo la victoria de Donald Trump. También comento Kong: La Isla Calavera y el disco del Sép7imo Día, show del Cirque du Soleil basado en música de Soda Stereo (del que Pablo Plotkin, del NYT se muestra escéptico).
¡Gracias por escuchar y compartir!
Escucha"En Mangas De Camisa 19" en Spreaker.
viernes, enero 27, 2017
#EnMangasDeCamisa 17
Ya en línea el nuevo episodio En mangas de camisa. Incluye comentario sobre el Discurso de Despedida de Barack Obama y la recomendación de uno de los mejores libros que podrán leer este 2017.
Las ideas musicales corren a cargo de Leonardo Heiblum y Queen.
¡Bienvenidos y muchas gracias por escuchar y compartir siempre En mangas de camisa! :-D
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jueves, enero 05, 2017
"Hasta el último hombre", de Mel Gibson
La semana pasada se estrenó en México Hacksaw Ridge (que los ingeniosos mercadólogos de la distribuidora tradujeron como Hasta el último hombre), la nueva película de Mel Gibson como director (se tomó su tiempo en volver: su anterior realización fue Apocalypto, de 2006).
Narra la historia real de Desmond Doss, un joven adventista que se enrola en el ejército estadounidense para participar en la Segunda Guerra Mundial. Tiene todas las características que requiere la misión (es joven, valiente, sano) salvo que su religión le prohíbe portar y desde luego usar armas, por lo que tras superar varios obstáculos (básicamente compañeros y superiores que lo bulean por ser tan bueno) puede continuar su carrera militar como paramédico (no armado). Esto ya habría sido suficiente para pasar a la Historia, pero Doss se hizo célebre porque tras una cruenta batalla en el frente japonés decidió quedarse en el campo para rescatar a sus compañeros heridos (que eran decenas). Desarmado, herido, hambriento y solitario, Doss entró en un estado cercano al éxtasis místico y logró rescatar a más de setenta de los colegas que antes se burlaron de él.
La película no es mala. Al contrario: es una cinta bien hecha, con actuaciones eficaces y basada en una historia auténtica e interesante. El problema es que a Gibson "se le ve el plumero" todo el tiempo: son evidentes sus intenciones de adoctrinamiento cristiano. El personaje principal es prácticamente un santo y hacia el final, cuando le pide a Dios ayuda para salvar a sus compañeros, las acciones que se cuentan de él no son hazañas, sino milagros. En las escenas finales hay innegables reminiscencias de iconografía religiosa: cuando al soldado Doss le bañan después de su milagro se alude al sacramento del Bautismo y la toma en contrapicada de Doss en la camilla (también después de sus salvamentos) es una clara referencia a la Ascensión.
Desde luego, no tengo problema con la fe de Gibson. Lo que me incomoda es su pretensión de adoctrinar. El tono de los últimos veinte minutos de la película es el de un pastor predicando que la Fe lo puede todo y si te encomiendas al Señor no hay obstáculo que no puedas superar. A los cristianos esto les parecerá uno de los puntos más fuertes de la película, pero a quien no comparta su credo puede resultar molesta esa insistencia de mostrarle al público dónde (desde su perspectiva) se encuentra la Verdad del Mundo.
Narra la historia real de Desmond Doss, un joven adventista que se enrola en el ejército estadounidense para participar en la Segunda Guerra Mundial. Tiene todas las características que requiere la misión (es joven, valiente, sano) salvo que su religión le prohíbe portar y desde luego usar armas, por lo que tras superar varios obstáculos (básicamente compañeros y superiores que lo bulean por ser tan bueno) puede continuar su carrera militar como paramédico (no armado). Esto ya habría sido suficiente para pasar a la Historia, pero Doss se hizo célebre porque tras una cruenta batalla en el frente japonés decidió quedarse en el campo para rescatar a sus compañeros heridos (que eran decenas). Desarmado, herido, hambriento y solitario, Doss entró en un estado cercano al éxtasis místico y logró rescatar a más de setenta de los colegas que antes se burlaron de él.
La película no es mala. Al contrario: es una cinta bien hecha, con actuaciones eficaces y basada en una historia auténtica e interesante. El problema es que a Gibson "se le ve el plumero" todo el tiempo: son evidentes sus intenciones de adoctrinamiento cristiano. El personaje principal es prácticamente un santo y hacia el final, cuando le pide a Dios ayuda para salvar a sus compañeros, las acciones que se cuentan de él no son hazañas, sino milagros. En las escenas finales hay innegables reminiscencias de iconografía religiosa: cuando al soldado Doss le bañan después de su milagro se alude al sacramento del Bautismo y la toma en contrapicada de Doss en la camilla (también después de sus salvamentos) es una clara referencia a la Ascensión.
Desde luego, no tengo problema con la fe de Gibson. Lo que me incomoda es su pretensión de adoctrinar. El tono de los últimos veinte minutos de la película es el de un pastor predicando que la Fe lo puede todo y si te encomiendas al Señor no hay obstáculo que no puedas superar. A los cristianos esto les parecerá uno de los puntos más fuertes de la película, pero a quien no comparta su credo puede resultar molesta esa insistencia de mostrarle al público dónde (desde su perspectiva) se encuentra la Verdad del Mundo.
La cinta está nominada al Globo de Oro en la categoría de Mejor Drama, aunque según he leído no se encuentra entre las favoritas para ganar el premio. La ceremonia se llevará a cabo el próximo domingo.
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Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge, 2016), escrita por Robert Schenkkan y Andrew Knight. Dirigida por Mel Gibson. Con Andrew Garfield y Sam Worthington. Calificación ergozoom: 3/5
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Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge, 2016), escrita por Robert Schenkkan y Andrew Knight. Dirigida por Mel Gibson. Con Andrew Garfield y Sam Worthington. Calificación ergozoom: 3/5
domingo, enero 01, 2017
"El corazón es un resorte", de Pablo Boullosa
Desde hace algunas semanas se encuentra en librerías el nuevo libro de Pablo Boullosa, uno de los conductores de La dichosa palabra en Canal 22. Yo lo conocí a fines de los '90 en la hoy extinta estación de radio Ondas del Lago (dirigida por Tere Vale y Nicolás Alvarado), donde conducía (él) un programa para trasnochados de nombre 90 Kinky. Le recuerdo culto, afable y dicharachero, con una risa que sonaba franca. Después de eso le perdí la pista hasta La dichosa palabra, programa de difusión cultural de gran éxito que he visto muy pocas veces (y creo que ninguna completa). Desconocía hasta ahora que una de sus áreas de trabajo fuera la educación, y me dio mucho gusto encontrarme hace unos días su libro en la mesa de novedades de El Péndulo.
La sorpresa ha sido agradable. La obra es de lectura rápida, pues consiste en textos breves que el autor ya había publicado previamente y que reunió en forma de libro para esta edición. Como señala el título, el foco es la educación, con énfasis en lo que algunos autores han escrito previamente al respecto, sobre todo clásicos. No contiene ideas nuevas, pero sí frescas. Boullosa asimila con acierto y presenta con claridad lo que otros han dicho sobre pedagogía para presentarlo a sus lectores, de los que no se exige más que interés en el tema.
En entrevista con Jesús Alejo a propósito de la presentación del libro en la FIL de Guadalajara, Boullosa afirmó que uno de los más grandes errores de la educación del siglo XX fue imaginar que los clásicos y la educación tradicional ya no tenían valor, que lo más importante era el futuro. "Y lo que hemos logrado son generaciones egoístas, que ya no tienen vínculo con el pasado y que han roto una tradición cultural muy rica". Es una aseveración grave, pero no exenta de razón. Es por ello que al final del libro incluye como voces invitadas a Plutarco y Alfonso Reyes, mostrando que algunos de los conceptos más valiosos de la educación fueron ya enunciadas por autores hoy considerados clásicos, obviamente muy alejados del credo posmoderno que domina el trabajo en las aulas hoy.
Desde hace años sostengo que el educativo es un tema que nos concierne a todos. Cómo y para qué educamos a nuestros niños y jóvenes determina el presente y futuro de la sociedad en la que vivimos, sin importar si nos dedicamos a la docencia o si somos padres (o no). Desde esta perspectiva, el libro de Boullosa ofrece material de alta calidad para abrir conversaciones sobre el asunto y, en el mejor escenario, seguir indagando respecto.
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El corazón es un resorte. Metáforas y otras herramientas para mejorar nuestra educación.
Autor: Pablo Boullosa
Editorial y año: Taurus, 2016
Precios (MXP): 299 impreso | 159 digital
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