jueves, octubre 19, 2017

Cambió México


El martes 19 de septiembre fue un día terrible para todos. Para algunos solo fue el susto, para otros fue la impotencia al escuchar las noticias, y para otras más fue la pérdida de un ser querido. Para mí y muchos de mis compañeros del Tec Ciudad de México fue el terror puro.

Las primeras horas volteabas a la derecha y decenas de alumnos y profesores corriendo hacia los escombros del puente que colapsó diciendo que habían escuchado gritos. A la izquierda otros tantos buscando herramientas que pudieran ayudar en el rescate. Algunos más gritando entre la multitud en busca de personas heridas o lastimadas, pidiendo gasas, vendas, y alcohol para limpiar las heridas.

Por horas fuimos alumnos, profesores y personal del Tec los que luchamos por sacar a nuestra comunidad adelante.

Ese día, además de la tremenda impotencia que acechaba mi tranquilidad, y la profunda tristeza con la que aún me levanto todas las mañanas, ese día también entendí que la esperanza puede más que el miedo.

Para mí, ese 19 de septiembre marcó el inicio de una nueva era. Una era en la que no debemos buscar la reconstrucción del México que teníamos, sino la construcción del México del siglo XXI.

Me he estado preguntando, ¿qué cambió el 19 de septiembre?

Cambió el México intolerante, aquel que no cede el paso. Aquel que ve mal al de abajo, al diferente.

Cambió el México que siempre busca culpables, aquel que apunta dedos pero no busca soluciones.

Cambió el México deshonesto, aquel que comienza copiando en un examen y termina sobornando a un inspector para obtener la certificación de protección civil.

También me gustaría decir que cambió el México ignorante, aquel que se educa en Facebook y opina sin entender.

Espero que haya cambiado el México que no vota, o el que no entiende por quién o por qué vota.

Se acabó. Se acabó el México que no lee, que no aprende, que no se informa, que no crea, que no inventa.

Si algo les puedo recomendar, y se los dice alguien que todavía no acepta todas las responsabilidades que conlleva ser adulto, es que estudien.

Alguien me preguntó que cómo podía pensar en estudiar con todo lo que estaba pasando. Entonces pienso en mis 5 compañeros de CCM que ya no podrán seguir persiguiendo sus sueños. Pienso en todos los que no podrán seguir con sus estudios. Pienso en mi México, SU México, que nos necesita preparados, fuertes, que nos necesita honestos. Estudien para que si en unos años NUESTRO México nos vuelve a necesitar, podamos ayudar más y mejor.

Es de vital importancia que entiendan por qué hacen las cosas. Por qué estudian, por qué les gusta lo que les gusta, por qué aman, por qué lloran.

Ustedes que salieron a ayudar a los centros de acopio o a las comunidades más afectadas, ustedes que donaron ropa, despensas, dinero y tiempo, ¿qué los motivó? ¿Les bastó con ver las imágenes?

Yo tuve que ver al destino a los ojos, mientras que con su grito ensordecedor me pedía reaccionar. Tuve que llenarme de sangre las manos y abrazar a la madre que buscaba entre las caras llenas de miedo la de su hijo. Fue ahí cuando me di cuenta de que no es que tiemble en Chiapas, o que en Veracruz haya un huracán. Es que en mi México tiembla pero yo no debería de temblar con él.

El miedo es el asesino de la mente. Hay que enfrentarlo. El miedo pasara sobre y a través de mí, y cuando haya pasado volteare a ver su camino y no habrá nada. Solo yo seguiré, con el corazón de fuego, la mente clara y el espíritu rugiendo.

¿Qué les faltó? ¿Consideran que también se tuvieron que llenar las manos de sangre para entender que los problemas de México son sus problemas? ¿Creen que hasta que vean la tragedia directo a los ojos van a poder prender aquella flama para salir a luchar por el México que se merecen? Espero que no sea el caso.

Es de los errores más grandes no hacer nada porque solo pueden hacer poco. Hagan lo que puedan.

Sueñen en grande, motívense, encuentre su gasolina, y luego piensen qué necesitan para que esa gasolina nunca se acabe. Los sueños pequeños son fugaces, esos no forman líderes, forman muñecos de papel, aquellos que con un poco de miedo se rompen en mil pedazos. Los sueños grandes son los que pueden hacer a México un gran país.

El día que nos unamos no por una desgracia, ese día nos pueden mandar un terremoto de diez grados y a nuestro México no le pasará nada.

Por último, me gustaría dejarlos con una frase que me dijo un doctor en medio del caos: "El líder se hace el día que decide serlo".

¿Ustedes ya tomaron la decisión?

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Discurso leído por Camila Trejo Athié, exalumna de la PrepaTec Esmeralda y actual alumna de Medicina en el Campus Estado de México, en el homenaje a las víctimas del sismo del 19 de septiembre, realizado en la PrepaTec Esmeralda el 29 de septiembre. 

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