sábado, junio 18, 2011

Algo falta...


Todas las familias tienen un personaje como Carlos Fuguet: un tío (o sobrino, hermano, primo...) literal y literariamente perdido. Aquel (o aquella) del que se dicen encandilantes maravillas o de quien se cuentan las historias más atroces sin que unas u otras, claro, puedan comprobarse. En Missing (una investigación) Alberto Fuguet se lanza a narrar la verdadera historia de la desaparición de un tío suyo a mediados de los '80. Para ello parte de la premisa de que la Historia casi nunca está basada en hechos reales, sino cómo éstos son recordados por las personas que los vivieron.

Muchas páginas elogiosas se han escrito sobre este ejercicio de novela no ficcional que nos entrega Alberto Fuguet, uno de los escritores latinoamericanos más reputados de su generación (fue uno de los firmantes del prólogo-manifiesto McOndo a mediados de los '90). Fogwill lo ha comparado con el mejor Bolaño y Vargas Llosa ha ensalzado su "encanto poético notable".

A mí no me ha gustado tanto. Es una novela entretenida y bien escrita, pero no mucho más que eso. Por momentos el personaje principal (el tío desaparecido que luego aparece) me resultó patoso. La narración: solemne, pagada de sí misma, sin pizca de humor. Carlos Fuguet, el personaje, nunca creció lo suficiente como para mantener mi atención. Lo único extraordinario en su vida fue que se perdió. Y que luego un escritor famoso lo encontró... y escribió un libro sobre esa experiencia. Pero en sí misma la historia de Carlos Fuguet es bastante anodina.

Hay un mejor Fuguet. Y todavía está por verse si ése es el mejor Bolaño.

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Missing (una investigación), de Alberto Fuguet, está editado por Alfaguara.

viernes, junio 17, 2011

Desayuno con John Lennon

¿Y si ahora vamos por los Choco Krispis, Bob?

El título es sugestivo, desde luego. ¿Qué se imaginan que un reputado periodista (el editor de la sección musical del Los Angeles Times, para más señas) desayunaría en una cita con John Lennon? Mi frívola imaginación responde con algo suntuoso en un hotel de cientos de dólares por noche. (Sí, aunque se tratara de Lennon. Después de todo, él también era superstar). Pero no. Resulta que a John le encantaban los corn-flakes con crema de leche. "Me explicó que de niño, en Liverpool, durante la Segunda Guerra Mundial, no había forma de conseguir crema de leche, por lo que se consideraba un manjar. Se metió otra cucharada en la boca y suspiró exageradamente para enfatizar cuánto le gustaba".

Esta crónica da título al libro Desayuno con John Lennon y otras crónicas para la historia del rock, de Robert Hilburn (Turner, 2010). Un libro mágico porque está escrito no sólo con la autoridad de un experto en música (tres veces nominado al Pulitzer) y con el aura de un tipo que conoció a los músicos más representativos de tres generaciones, de Elvis a Jack White. Es excepcional porque es honesto. En un mundo en el que la traición es moneda corriente, Hilburn logró ganarse la confianza de personajes como Dylan, Springsteen, Cash, Jackson y Cobain para convivir con ellos más allá de las ruedas de prensa y la maquinaria de marketing que les rodea. Así pudo comer corn-flakes con Lennon, beber café con Dylan y zamparse una hamburguesa (y luego una ensalada) con White. Así pudo conocerlos más allá de su faceta de estrellas del rock y reconocer su rostro humano (a veces demasiado humano).

Es un libro para los amantes de la música, pero sobre todo para los jóvenes amantes de la música. En fechas recientes he tenido la oportunidad de conversar sobre el tema con varios jóvenes músicos (o aspirantes a serlo), la mayoría integrantes de la novísima generación nacida a principios de los '90. Encuentro en ellos una dolorosa indiferencia al referirse a artistas de hace 30 ó 40 años ("Los Beatles son de lo más overrated") y me sorprendo al descubrir que algunos no han escuchado jamás a Bruce Springsteen.

"Creo que esta es la peor época de todas para conectar con la gente por medio de la música. La generación de hoy da muchas cosas por sentadas respecto a la música. Es como si dijeran: 'Voy a jugar a unos videojuegos y cuando quiera volver al rock and roll, va a estar ahí esperándome'", dice Jack White a Hilburn en la parte final del libro.

Asumiendo que el rock es, como dice el autor, más que un sonido, un ideal, vale la pena preguntarse qué futuro le espera a este género músical con las nuevas generaciones creciendo al amparo de American Idol, Rock Band y Pirate Bay. Y, ojo, lo malo no es que compartan estas influencias, sino que no vean en Elvis sino a un fantoche y de Dylan crean conocerlo porque alguna vez en el auto de sus padres (o abuelos) escucharon "Like A Rolling Stone".

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Desayuno con John Lennon y otras crónicas para la historia del rock, de Robert Hilburn, está editado en español por Turner.