jueves, noviembre 30, 2006

Calderón: You've to be startin' somethin'

Recuerdo la noche del 2 de julio del 2000. El país estaba en éxtasis. Yo no (voté por Rincón Gallardo, que perdió el registro), pero me contagiaron. Salí con mi familia a celebrar en Reforma. Bajamos en el Ángel, donde Fox llegaría un par de horas después a celebrar su victoria. Vi eso en la tele y (acúsenme de cursi si quieren) me conmoví mucho cuando Fox saludaba a la multitud que coreaba "No nos falles / No nos falles".
Pensé (como millones entonces) que el futuro era prometedor... casi como en los comerciales de Santiago Pando, jaja.
No quiero aburriros con la retahíla de decepciones foxistas. Baste decir que el mejor momento del sexenio de Fox fue, precisamente, ese 2 de julio del 2000. Desde entonces ha ido en picada... seis años. Y serían más si tuviera más tiempo. Lo peor es recordar que en el 2000 tuvo todo para empezar el cambio real en el país. Con la popularidad que tenía entonces (arriba del 80% nacional) ni siquiera el Congreso opositor podía haberse resistido a la inercia del "efecto Fox". Pero Fox decidió que su misión en los próximos seis años sería conservar esa popularidad. Y para ello --razonó-- no podía tomar decisiones impopulares. Así que no hizo nada. Y terminó con una buena aceptación (rozando el 60%, según Consulta Mitofsky), pero dejó al país en un marasmo que empieza a dar miedo.
Felipe Calderón llega a la Presidencia en un escenario muy distinto. Es difícil imaginar un ambiente más adverso en el país. Ésa es justamente la principal (y quizá única) razón para pensar que su sexenio será bueno: si, a diferencia de Fox, Calderón va de menos a más, podemos esperar algo mejor que los seis años anteriores que, si bien no fueron pésimos, sí dejaron mucho qué desear teniendo en cuenta la expectativa original.

lunes, noviembre 27, 2006

Orozco a Bellas Artes


Hace un par de años, a través del documental Gabriel Orozco, de Juan Carlos Martín (2002), descubrí la vida, obra y milagros de Gabriel Orozco, quizá el artista plástico más importante de México en este momento.

Orozco (nacido en Xalapa en 1962) era poco conocido en México hasta hace algunos años. Curiosamente fue hasta este sexenio, el de Sari Bermúdez al frente del Conaculta, que en México se le organizó una retrospectiva en el Museo Tamayo, se le editó un libro, se le pagó una exposición en el Palacio de Cristal en Madrid, se le encargó una obra para la Mega Biblioteca Vasconcelos y ahora se anuncia una nueva exposición a inaugurarse el próximo miércoles en Bellas Artes. Hay quienes le llaman ya el "artista del sexenio", dado el indudable apoyo que recibió del gobierno en estos años.

Una pizca más de polémica en la vida de Orozco, que ya está acostrumbrado tanto al éxito como al escándalo. A principios de los '90 mandó a la Bienal de Venecia una caja vacía de zapatos. No lo han vuelto a invitar desde entonces. En alguna ocasión presentó una pieza que consistía en una inmensa bola de plastilina que llevó rodando durante un año.

Pero más allá de las excentricidades que lo han llevado a la hoguera de los críticos más recalcitrantes, están las razones por las que igual expone su obra en Frankfurt que en París, Nueva York o Londres. Su intuición poética lo lleva a construir piezas con objetos cotidianos, conceptualizando a partir de elementos como una bicicleta, un automóvil, un tablero de ajedrez, una mesa de billar, otra de ping-pong y latas oxidadas recogidas en alguna playa veracruzana. Varias de esas piezas (un total de 140) se verán en México a partir del miércoles, además de algunos de sus cuadernos de notas entre dibujos, pinturas, esculturas y fotografías. Hay que ir. Es un artista empeñado en crear momentos memorables, en vez de monumentos olvidables. Y tiene una gran intuición para descontextualiar objetos, dotándolos de nuevos y --a veces-- más complejos significados.

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La exposición Gabriel Orozco se presenta desde el miércoles 29 de noviembre y hasta el domingo 25 de febrero en el Palacio de Bellas Artes con horario de martes a domingo de 10 a 18 horas.
En la imagen, la obra Papalotes negros (1997).

lunes, noviembre 20, 2006

Brrr...evolución

¡Qué buena película, Los infiltrados! Es la nueva de Martin Scorsese, para quien no ande muy informado. A mí no me gustaron mucho sus anteriores El aviador y Pandillas de Nueva York, pero sabemos que es el maestro que filmó Taxi Driver, Toro Salvaje y La Última Tentación, así que podíamos esperar de Los infiltrados una película superlativa. Sobre todo teniendo en cuenta el elencazo encabezado por Jack Nicholson (soberbio), Leonardo DiCaprio (excelente) y Matt Damon (suficiente), completados con Martin Sheen, Alec Baldwin y Mark Wahlberg.
Es una película larga (2:31) y de trama compleja, aunque no precisamente complicada, que podría incomodar a quien sólo vaya a buscar una película de acción. Claro que hay mucha sangre y balazos (¡es una película de Scorsese!), pero todo está secundado en un muy buen guión de William Monahan.
La anécdota inicial es simple: Frank Costello (Nicholson) es líder de la mafia en Boston y apadrina a un joven policía, Colin Sullivan (Damon), desde su instrucción en la academia de policía para que sea su agente infiltrado en la corporación. Con semejante mecenazgo, Sullivan asciende como la espuma mientras otro poli, Billy Costigan (DiCaprio), paga con sangre, sudor y lágrimas (literalmente) para convertirse en uno de los sicarios de Costello. Agreguen al FBI, una bella mujer (Vera Farmiga) y las traiciones naturales entre policías y ladrones, empiecen a cruzar las líneas y tendrán una idea general de la trama de la película.
¡Véanla! Es entretenida, está muy bien actuada, mejor dirigida y tiene momentos realmente memorables, empezando con la primera escena, cuando Costello sale de la penumbra (también literalmente) y se encuentra a un Colin puberto al que invita a trabajar con él: "When I was your age they used to say you could become cops or criminals. What I'm saying to you is this... When your facing a loaded gun, what's the difference?"
WOW.

sábado, noviembre 18, 2006

Si aparece comida azul...

Ahhh... no sé cómo empezar este post. Quizá diciendo lo obvio: ¡que estoy feliz de volver a ver al Conde Pátula! Creo que todavía lo pasan en la tele (¿alguien me dijo que los sábados a mediodía?), pero hasta hoy, que compré la primera temporada en DVD, hacía años que no lo veía. Fue como reencontrarme con un amigo de la infancia.
¡Pátula es un clásico! Es una caricatura inteligente y divertida y, como ha ocurrido en muchas ocasiones, el doblaje mexicano le ha dado un plus que no tiene ni siquiera la versión original. He tenido la oportunidad de ver el primer episodio de la serie en inglés y en español y puedo decirles que aunque el original es muy divertido, en español es francamente hilarante: se nota que la producción en México no se limitó sólo a traducir los guiones, sino a en verdad recrear los personajes con la idosincrasia mexicana, tan particular.
Me encanta que Pátula haya vuelto. Definitivamente fue parte de mi infancia (lo fue de toda mi generación) y, visto casi 20 años después, puedo constatar que el ingenio de la caricatura (por cierto, producida en Gran Bretaña y no en EU) permanece indeleble... ¡igual que los momentos que pasé viéndolo con mis amigos y mi hermana!
Bienvenido de vuelta, Patolín...

lunes, noviembre 13, 2006

Babel efectista

Tal es el adjetivo que mejor define lo que me parece Babel, nueva película de Alejandro González Iñárritu.
Ojo: no dije que la película sea mala. El director vuelve a manejar con mucha eficacia los recursos que tiene a mano (se nota, y bien, el presupuesto de 25 millones de dólares con el que contó ahora), pero no va más allá de esos recursos que maneja más que adecuadamente.
A vuelo de pájaro recuerdo tres momentos muy impactantes, que yo llamo efectistas: la "dramática" espera de un disparo que hiere de muerte al personaje de Cate Blanchett (la vemos dormitar plácidamente a bordo de un autobús turístico mientras sabemos que le dispararán, aunque -claro- no sabemos cuándo). El mismo personaje, malherido, observa cómo calientan una aguja para coser su herida: aquí vemos varios segundos de gritos y rostros compungidos; al final, el manejo de las palabras y las acciones para conducir al espectador hacia el más puro patetismo haciéndole pensar que un personaje se suicidará para pocos segundos después descubrir (oh, sorpresa) que el personaje en cuestión elige la vida. Son todos momentos que arrancan "ohs" y "ahs" a la multitud que, claro, sale sobrecogida.
También está la "trampa" del título de la película. Babel abreva, claro, del mito bíblico. En la película, sí, se hablan cuatro lenguas distintas, y el lenguaje de señas. ¿Y luego? Los personajes no se hubieran entendido aún si hablaran el mismo idioma. ¿Dónde queda el mito que da título a la película? ¿O no hay que tomarlo en cuenta y entender lo obvio: que es difícil, a veces imposible, comprendernos más allá de las barreras del lenguaje hablado (o señalado)?
En justicia hay que decir que las tres historias que se entrelazan están bien contadas (aunque unidas por un elemento frágil: el rifle que un cazador japonés obsequia a un guía marroquí) y que las actuaciones son sobradamente buenas.
González Iñárritu pudo filmar en tres países, y tanto él como el fotógrafo Guillermo Prieto supieron aprovechar muy bien sus locaciones.
Repito: no digo que Babel sea mala película: digo que González Iñárritu ya demostró con creces que puede hacer buen cine. Me hubiera gustado ver algo más que eso. Algo que estuviera a la altura de la estratósfera en la que han colocado a un director con mucho talento y quizá (sólo quizá) una fórmula que ya aprendió a explotar sobremanera bien.

sábado, noviembre 11, 2006

Tierra a la vista

(San Francisco desde el satélite Ikonos)

El Instituto Smithsoniano de Washington inauguró hoy su exposición Earth from Space, consistente en más de 40 fotografías de la Tierra tomadas, claro, desde el espacio.
La muestra no está programada para visitar México, pero en línea se encuentra una exposición virtual que permite explorar a detalle fotografias del ajetreado aeropuerto O'Hare en Chicago, el desastre que dejó Katrina en Nueva Orleans, o las faldas del Popocatépetl, por mencionar sólo algunas.
Échenle un ojo a esos poemas visuales dando click en www.earthfromspace.si.edu.
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(Con agradecimiento a Alejandro Herrera por la recomendación)

jueves, noviembre 09, 2006

back on the block

Primero: disculpas pedir a los tres lectores de este blog por las largas ausencias de posts y blogger. Prometo la regularidad de antes de ahora en adelante. Muchos cambios se avecinan y el blog no será la excepción: me voy a dar tiempo para revisar la versión Beta de blogspot y mejorar la plantilla de este blog.
Promesas hechas, pasemos a lo barrido. Al post de hoy.
Seguro se enteraron de la encuesta nacional de lectura que el CONACULTA presentó hace dos semanas. Los números duros dicen que los mexicanos leemos 2.9 libros al año. Y que el grupo de edad que más lee es el de los niños y jóvenes de 6 a 22 años... claro, la edad en la que leer no es un placer, sino una obligación. En fin. Lo que quiero comentarles es un análisis que Gabriel Zaid hizo para Letras Libres, concentrándose en el sector de gente "culta" del país: los que estudiaron una carrera universitaria e incluso han ido más lejos. Chequen:
"Los entrevistados que han hecho estudios universitarios o de posgrado dieron respuestas todavía más notables. Según la ENIGH 2004, hay 8.8 millones de mexicanos en esa situación privilegiada (incluye a los 2.8 millones de universitarios que no terminaron sus estudios). Pero el 18% (1.6 millones) dice que nunca ha ido a una librería; el 35% (3 millones), que no lee literatura en general; el 23% (2 millones), que no lee libros de ningún tipo; el 40% (3.5 millones), que no lee periódicos; el 48% (4.2 millones), que no lee revistas y el 7% (más de medio millón) que no lee nada: ni libros, ni periódicos, ni revistas. El 30% (2.6 millones) dice que no gasta en libros, el 16% (1.4 millones) que gasta menos de $300 al año. O sea que la mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros. Sin embargo, el 66% dice que compra la mayor parte de los libros que lee. Como dice leer en promedio cinco libros al año, esto implica que compra tres. El 77% dice que tiene su propia biblioteca, pero en el 68% de estas bibliotecas personales hay menos de 50 libros. Y ésta es la crema y nata del país".

jueves, noviembre 02, 2006

Convulsiones


Decía Breton que el arte será convulsivo o no será...
Me gustaría saber qué piensa de esto.
Este cuadro, que pintó Jackson Pollock, se llama Nº 5, 1948. Mide 1.24 metros de ancho por 2.48 de largo y vale la friolera cantidad de 140 millones de dólares. ¡1527 millones de pesos!
A ver: otra vez, despacito y sin signos de admiración: mil quinientos veintisiete millones de pesos.
No. No lo puedo creer.