domingo, febrero 23, 2014

"Tenemos que soportar..."



Llegué a El último encuentro gracias a mi amiga Claudia Huerta (en Twitter @Bigcrassh). 

Como la mayoría de los libros que me recomiendan, esta novela pasó muchos meses en el altero de libros pendientes (lo reconozco: es una tara que me esfuerzo por corregir). Para quienes no lo han hecho, recomiendo que lo lean: es un libro duro y honesto sobre el amor y la amistad.

La selección para el podcast se refiere a una parte de la novela que inicia con palabras con las que, de entrada, no me identifico: "Tenemos que soportar"... Quienes me conocen saben que el sentimiento ante el que soy menos indulgente es la resignación, así que aquello de "tener que soportar" no es precisamente algo con lo que comulgue. Pienso que por ello subrayé esa parte del libro: encontré que hay una inmensa sabiduría en quien reconoce que no lo puede todo, que no lo sabe todo, que no lo merece todo... y encuentra plenitud en ello. 

El texto leído es de Sándor Márai, específicamente de la novela El último encuentro (A gyertyák csonkig égnek, 1942). La canción al final es "Timing", de Kevin Johansen (The Nada, 2000). La música original y la producción del podcast es de José Luis Esquivel.      

martes, febrero 11, 2014

Yo contra el mundo (o de la desgracia de creer que se tiene razón)

Una de las mejores lecciones que se pueden aprender en la vida (y también una de las más complicadas) es la noción de que aquello en lo que creemos a pie juntillas es casi seguramente equivocado. Siempre hay algo más que conocer. Y eso es bueno: aunque en el camino del conocimiento perdamos aquellas "verdades" sobre las cuales fundamentábamos nuestras vidas. 

Hace unos días, zappeando en Netflix encontré Conspiracy Road Trip, programa conducido por el comediante irlandés Andrew Maxwell y producido por la BBC. En él, Maxwell invita a un grupo de personas que considera que algún acontecimiento o creencia forma parte de una conspiración y se los lleva en un road trip por los lugares que confirman o desmienten sus aseveraciones. Así, por ejemplo, en la primera temporada se revisan los atentados del 11 de septiembre en NY, los de julio de 2005 en Londres, el Creacionismo y la existencia de los OVNIS. 


Maxwell parte desde una posición concreta: que sus invitados están equivocados. Y durante todo el viaje intenta convencerlos de ello. Esto puede resultar incómodo para algunos espectadores, dado que el presentador no es neutral, pero de lo que se trata es de asumir que hay alguien que tiene razón: el que tiene a la ciencia de su parte.

Es desconcertante ver cómo en algunos casos los argumentos se desmoronan a golpes de sentido común e información científica y, pese a ello, algunos de los conspiracionistas se empeñan en mantener su posición. Un ejemplo: cuando un científico demuestra que habría sido física y humanamente imposible construir el Arca de Noé, uno de los invitados al programa responde que para Dios todo es posible y que el hecho de que nosotros no podamos hacerlo no implica que Él no haya podido. 

La reflexión que me dejaron los primeros cuatro programas de la serie es que es horrible creer que uno tiene razón. Veo a esas personas tan cerradas a nuevas ideas y tan convencidas de que la suya es la versión correcta que me dan miedo. Pero lo interesante es que ellos no son muy diferentes de nosotros. Todos hemos en algún momento (si no lo hacemos cotidianamente) defendido un argumento a ultranza sin permitirnos un atisbo de duda que nos llevaría, con toda probabilidad, a un conocimiento más complejo de aquello que sustenta nuestra perspectiva de vida. Pero en vez de eso preferimos instalarnos en nuestra cómoda "certeza" y presuponer que las razones y embates del sentido común que se contrapongan a la misma son parte de un plan para ocultar nuestra "verdad". Qué miedo creer que uno sabe. Cuánto no perdemos asumiendo que con lo que sabemos es suficiente para decir que los otros no.   

domingo, febrero 02, 2014

Cerámica mágica en Antropología




(Fotos: Pepe González para ergozoom)

Breve post para recomendarles asistir a la exposición Keramiká, materia divina de la antigua Grecia, inaugurada esta semana para iniciar los festejos del 50 aniversario del Museo de Antropología. 

Es la primera vez que el Museo de Louvre (abierto en 1793) presenta una exposición en México, ¡y vaya manera de iniciar!: el Louvre ha prestado casi 100 piezas de inestimable valor artístico e histórico a través de las cuales puede revisarse el panteón griego y la influencia de la religión en la vida pública y privada de la antigua Grecia. 

Las piezas (estupendamente conservadas) van desde el estilo geométrico (hacia el siglo IX a.C.) hasta el de figuras rojas (hacia el siglo V a.C.). Cada una cuenta una historia distinta: a saber cuál más fascinante.  

Recomendaciones ergozoom
  • Vayan con tiempo: yo estuve dos horas completas y me faltó ver bien la última sala.
  • Sean pacientes: algunas piezas (sobre todo las grandes) acaparan la atención de los visitantes, que se muestran inmisericordes al momento de fotografiarlas. 
  • Para evitar pelear a codazos con los críos que llegan a copiar o fotografíar las fichas museográficas, prefieran las audioguías: están bien documentadas e integran imágenes que complementan la información de cada pieza: cuesta 80 pesos la renta; hay que dejar una identificación vigente. 
  • Hay tres salas de audiovisuales: están bien logradas, pero la información que ofrecen es muy básica. A los niños les gustará (para ellos, por cierto, hay un área lúdica donde pueden quedarse en caso de que "los vasitos ésos" agoten su paciencia). 
La exposición está abierta hasta el 27 de abril de martes a domingo de 9 a 5. La entrada es gratuita. Se pueden tomar fotos sin flash. 

Para un plano completo de la sala y más datos sobre la exposición, acudan al micrositio que le diseñó el Museo Nacional de Antropología e Historia.