lunes, noviembre 17, 2008

Carreño reloaded

Hoy escuché en la radio una entrevista que le hicieron a Naief Yehya a propósito de su nuevo libro: Tecnocultura. El espacio íntimo transformado en tiempos de paz y guerra (Tusquets). En la entrevista se habló de la necesidad de una especie de código de etiqueta ad hoc con los tiempos que corren. Hace tiempo que quería postear al respecto y hoy volví a tener pretexto.
A continuación 10 reglas de etiqueta para el uso de teléfonos móviles. La fuente en español es una página llamada Alcance Libre, pero el artículo en el que a su vez se basa ésta (en inglés) es bastante mejor.
---
10 reglas de etiqueta para usuarios de teléfonos móviles
  1. Hablar muy alto. Por alguna razón las personas tienden a gritar cuando utilizan un teléfono móvil. Hace 15 años la gente lo hacía para presumir. Hoy lo hacen sin darse cuenta.
  2. Sostener conversaciones inadecuadas en público. Desde el color de los ojos de alguien hasta problemas sexuales. Sólo hay que sentarse en la banca de un parque público y esperar a que alguien inicie una conversación.
  3. Interrumpir groseramente las conversaciones. ¿Han notado que a veces la única forma de lograr toda la atención de una persona es llamarla al móvil? La mayoría de la gente suele interrumpir conversaciones en persona por contestar hasta la llamada más trivial y absurda en el móvil.
  4. Revisar llamadas telefónicas y mensajes en el cine. A pesar de que la mayoría de los cines tiene señalamientos en el interior de la sala y segmentos de hasta varios minutos proyectados en pantalla previos a una función, muchas personas dejan encendido el móvil e incluso responden llamadas y envían mensajes durante la función. A veces sólo un sonoro y simultáneo ¡Shhhh! es la única forma de lograr que alguien entre en razón y se percate de lo molesto que es asistir al cine y ver interrumpida la concentración en la película por la insensatez de algunos.
  5. Enviar mensajes de texto al manejar. Ya que los reglamentos de tránsito prohíben hablar por el móvil mientras se maneja, muchas personas creen que enviar mensajes les evitará una multa de tránsito. La realidad es que este tipo de personas son aún más peligrosas al volante que alguien que habla. Los accidentes de tránsito son la consecuencia más obvia que muchos parece ni siquiera consideran como una posibilidad.
  6. Enviar mensajes de texto mientras se habla. Hay personas que tienen la pésima costumbre de enviar mensajes de texto mientras se conversa en persona con alguien. Es bastante descortés.
  7. Enviar mensajes de texto demasiado breves. ¿Tan importante es la amistad para algunas personas que prefieren enviar mensajes de texto ultra resumidos con redacción difícil de entender? K onda?, k paso?, k p2?, komo stas? Spero k pdas ler ste txt xq mi art d ste dia s sobre komo c komuni kn ls gnte. Así de mucho significa la amistad para algunos.
  8. Tonos y timbres ruidosos. Muy molesto cuando alguien utiliza un tono ruidoso a todo volumen. Más molesto cuando utilizan música que sólo agrada a algunos o se utilizan sonidos molestos como flatulencias y otros sonidos corporales.
  9. Dejar encendido el móvil durante eventos públicos. Nada más molesto que un teléfono móvil sonando a la mitad de un concierto o evento público.
  10. Recibir llamadas en lugares inapropiados. La fila de un restaurante de comida rápida, bibliotecas, iglesias, sentado sobre el inodoro…


sábado, noviembre 08, 2008

DJ Pepe

No sé si pueda decir que soy fan de la música electrónica. Pienso que no. Me gustan los Chemical Brothers y Moby, el soundtrack de Dobermann y el de Trainspotting... me pareció maravilloso lo que hizo Walter Carlos con Beethoven en Naranja mecánica. Me encantó el surgimiento de Plastilina Mosh. Mi canción favorita, "Vuelta por el universo", es una delectación electrónica de Cerati y Melero.
Pero no sé lo que es House. Nunca he ido a un rave. E ignoro cómo se mezcla la música.
Sólo sé que me gusta.
En algún momento he pensado, sin bases teóricas sólidas, que la música electrónica es la sucesora de la música sinfónica. En la música que disfruto de este género noto una gran armonía, un notable sentido del equilibrio, un cuidado uso de la disonancia para hacer que la pieza "crezca"... que se vaya haciendo más "grande"...
Hablo desde la ignorancia.
Hace algunos días posteé aquí el descubrimiento de una canción en la que el Instituto Mexicano del Sonido usaba fragmentos de "Luvina" en voz de Juan Rulfo.
Anteayer otro alumno me pasó sus audífonos y me pidió que escuchara. Era música electrónica. Un beat in crescendo susceptible de escucharse igual en un antro o en un lounge VIP. Nada del otro mundo. Pasado un minuto le devolví los audífonos. Me pidió que siguiera escuchando. Escuché la voz de alguien conocido. "Yes we can". Más del beat creciendo. "That's why tonight belongs to you". Era Obama. Fragmentos de su celebérrimo discurso en un mix electrónico de casi siete minutos. La gente grita eufórica el mantra de su credo (Yes WE can!!!) y el ritmo "rompe" en un climático "Yes we CAN repair this world"... el latido del corazón al mismo ritmo que el de la música.
Una orquesta sinfónica no podría lograr el mismo efecto. No en estos tiempos. No mezclando la voz de un otro ajeno a la orquesta. Hay que viajar 200 ó 300 años atrás para emular cuando Mozart lograba esos efectos entre quienes lo escuchaban. Y es un sonido excelso. Pero de hace dos siglos y medio.
¿Se puede lograr el mismo efecto epifánico con música salida de un ordenador? YES WE CAN.
---
La canción inspiradora de este post: "Yes We Can", de House Music United.

jueves, noviembre 06, 2008

Luz sobre la sombra

Para los fans de la teoría de la conspiración. Síntesis de lo publicado hoy en Reforma. La nota es de César Cepeda:
---
Apunta falla a piloto

Antes de iniciar el procedimiento de aproximación a la pista 05 derecha del AICM, el piloto del Learjet 45, matrícula XC-VMC, en el que viajaba Mouriño junto con el ex Subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos y otros siete ocupantes, no redujo la velocidad de su aeronave a 180 nudos, como se lo instruyó el controlador aéreo.

La tripulación fue instruida a reducir la velocidad a 180 nudos antes de cruzar la radio-facilidad conocida como Mateo, pero el avión de Mouriño se mantuvo arriba de los 250 nudos, muy alta para el corredor aéreo.

La alta velocidad que registró el Learjet, piloteado por Álvaro Sánchez Jiménez, ocasionó que se acercara peligrosamente a un Boeing 767-300 de Mexicana, procedente de Buenos Aires, que iba por delante de la aeronave oficial y se alistaba también a aterrizar en la pista 05 derecha antes que el avión de Mouriño.

Sin embargo, el controlador aéreo, encargado de monitorear desde la torre el flujo de las aeronaves, nunca le advirtió al piloto de su desacato a las órdenes de reducir velocidad y de su peligrosa proximidad al Boeing que iba por delante a una velocidad de 183 nudos, éste sí dentro de lo que establece la carta de aproximación.

Prácticas internacionales establecen que si un piloto no acata las órdenes de la torre, el controlador lo saca de la secuencia de aterrizaje para reiniciar la aproximación.

El Learjet y el Boeing llegaron a estar a sólo 3.9 millas náuticas de distancia, esto es, 1 minuto 24 segundos.

La combinación de estos errores habría provocado el accidente fatal: El Learjet 45 se encontró de pronto atrapado en lo que se conoce como "wake turbulence", una masa de aire inestable que pudo haber generado el Boeing cuando sacó sus "flaps", bajó el tren de aterrizaje y aplicó potencia para descender en la misma pista 05.

Entrar a una masa de turbulencia provocada por un avión de gran envergadura es uno de los mayores peligros para aviones ligeros, como el Learjet.

Y si esta entrada ocurre a baja altura –como el caso del avión de Mouriño, que en ese momento volaba a 726 metros sobre el terreno– es probable que el piloto pierda el control.

miércoles, noviembre 05, 2008

El éxito no es un lugar

Hace unos años un profesor llegó al salón y nos preguntó a bocajarro: ¿Qué es el éxito? Su respuesta, después de escuchar nuestras adolescentes respuestas durante varios minutos fue de una obviedad supina que ahora me parece sabia: "Éxito es hacer lo que quieres hacer y dejar de hacer lo que quieres dejar de hacer". Me habría gustado comentar con él este texto. Nunca la felicidad me ha parecido tan sencilla y a la vez tan compleja.
---

El éxito no es un lugar

El éxito no es un lugar. Y digo esto porque la mayoría de la gente actúa como si pensase que el éxito posee, en efecto, una biografía. Que responde a medidas de latitud y de longitud, que es un espacio que se ocupa, una meseta a la que se asciende. “Cuando usted llegó al éxito”, te dicen a veces algunos periodistas. Y una no puede evitar el impulso de mirar sobre el hombro (¿pero es a mí?) o de observarse los pies con aire absorto (¿a dónde dice usted que he llegado?).

Hay quienes ni siquiera se conforman con hablar de llegar, sino que utilizan otras palabras, verbos esforzados y marciales (“Fulano logró triunfar, Mengano conquistó el éxito”), verbos violentos que te esclavizan en sus ambiciones, verbos ansiosos que dejan tras de sí tierra quemada. Como si el éxito fuese una ciudadela defendida por enemigos fieros, un castillo al que hay que sitiar durante décadas, una penosa guerra. Y en cierto modo lo es: si piensas que el éxito es un lugar, el camino hacia él termina siendo una batalla idiota. Un absurdo pelear contra uno mismo.

En realidad, el éxito y el fracaso no son sino unidades de medida de la mirada de los otros. Sustancia intangible, volátil, relativa, eminentemente fugitiva. Miramos a los demás y proyectamos sobre ellos ese paisaje imaginario: la península del triunfo, la hondonada de la derrota. Miramos a los demás y vemos en ellos cualidades y defectos que a nosotros se nos escapan. Sobre todo, cualidades, porque el deseo es siempre huidizo. Siempre creemos que el sol calienta más del otro lado de la acera y que la vecina es más feliz con su marido de lo que tú eres con el tuyo. De la misma manera miramos a Mengano y nos decimos: “Ha llegado al éxito”, como si hubiera llegado al cuarto del tesoro. ¿Pero de qué tesoro, el tesoro de quién? El éxito es un espejismo que corre delante de nosotros, como el horizonte. Y tal vez el fracaso sea un espejismo que corre detrás de nosotros, como nuestra sombra.

Hay personas tan obsesionadas con ese lugar imposible que es el triunfo y tan aterradas por la amenaza de derrota, que se plantean toda su vida como una estrategia de ataque, como un despliegue militar a la conquista de un territorio hostil. Y así, cuando estudian la carrera X, y no la carrera Z, que es la que de verdad les gusta, porque consideran que la primera, aunque aburridísima, tiene muchas más salidas profesionales. O aceptan un trabajo horrible en una ciudad horrible, por ejemplo, abandonando otro empleo más o menos feliz, una casa cómoda, una ciudad agradable, una novia y un gato, porque en la empresa horrible, si se sacrifican durante años, pueden ascender más rápidamente.

Sacrificio, ésa es la palabra que suelen emplear: “Si aguanto un tiempo ahora, si ahora me sacrifico, llegaré primero a jefe de grupo; luego, a directivo; más tarde, a asociado; después me independizaré, me haré alguien famoso, terminaré ministro”. Y así se les va pasando la vida. Son como la lechera de la fábula, sólo que, en vez de verter al final el cuenco de leche, van vertiendo, tirando, su propia existencia. Porque siempre parecen vivir en un tiempo equivocado. Es en el futuro, siempre en el futuro, donde estará la vida. Y el presente (que es lo único que tenemos, lo que nos hace y nos deshace, el entramado de los días) se va quemando inútilmente, ignorado, desdeñado, sacrificado a ese dios intratable del triunfo. Una auténtica pena, un desperdicio.

Porque el éxito no es un lugar, nunca se llega. Y no es sólo que somos hijos del azar y que nos puede suceder cualquier calamidad en el camino: que la empresa horrible quiebre, por ejemplo, o que cuando te van a nombrar directivo te atropelle un camión, y entonces para qué tantos años perdidos y sufridos. No, no es sólo la desgracia: es que incluso si el ambicioso cumple todas sus ambiciones no se calma la herida. Lo sé, es así, conozco a muchos. Cuando aquel que siempre quiso ser ministro logra el cargo, se siente vacío. Y con razón: ha pagado un precio exorbitante (la vida entera) por un lugar que no es un lugar. Por un tesoro que ahora brilla muy poco. Es como comprarle la torre Eiffel a un estafador. Desgraciado aquel que logra sus sueños.

Por eso estoy segura de que la única manera sensata de vivir es ir viviendo. Hacer aquello que creemos que debemos hacer en este momento […] porque no hay otra vida que la que estás viviendo.

Rosa Montero (1994)


lunes, noviembre 03, 2008

Es la vida

Persona muy querida rehace su vida sobre la base de una enfermedad incurable. Alumnos me dan el Premio Crocker al mejor profesor de la prepa (¡que alguien me diga quién es Crocker antes de seguir presumiendo eso!). Padres dejan sobre mi cama el dibujo del contorno de mi mano derecha delineado a los dos años de edad... poco antes del accidente que casi me cuesta esa mano. Amiga me informa el nacimiento de su hija. Estudio para el examen de acceso a la maestría.

Parafraseando a Julieta Venegas (pero al revés): no voy a llorar y decir que no merezco esto, porque es probable que lo merezca... Me esfuerzo, en todo caso, por merecerlo.
Todos los días. Es la vida. ¡Y me gusta!

Bush en la oscuridad

Entrevista con Paul Auster


¿Cuál es su opinión sobre la administración de George W. Bush?


La odio, es la peor administración que hemos tenido. Creo que ha socavado los cimientos de Estados Unidos más que ninguna otra que yo haya conocido.


Arruinaron la economía, nos pusieron en una guerra que no debíamos luchar, destruyeron nuestra credibilidad en el mundo, transgredieron la Convención de Ginebra al torturar prisioneros, es horrible.


El Gobierno está liderado por incompetentes que no tienen idea de lo que deben hacer cuando un huracán deja sin casa a una parte de la población. Los puentes se colapsan, no hay suficientes inspectores de carne ni de elevadores.



Es un país del Tercer Mundo, con una minoría de gente muy rica, más rica de lo que probablemente lo ha sido cualquier ser humano en la historia y el resto de la población está luchando por sobrevivir.


En un país tan rico como Estados Unidos, esto produce una gran indignación, siempre me digo que estoy presenciando cómo se derrite mi país, como un gran helado en medio del mar.


Lo que todos nos seguimos preguntando es ¿por qué Bush ha cometido errores tan claros?

Bueno, esa es su ideología, esta gente cree en estas cosas. Me parece que Bush es totalmente sincero, no finge, es lo que uno ve. Es una persona simple que vive en un mundo en blanco y negro, cree en el bien contra el mal, nosotros contra ellos, cowboys contra indios, Dios está de nuestra parte. Realmente, se cree esas cosas.


El otro factor es que el movimiento conservador, que en realidad está en contra de la idea del Gobierno, coloca personas muy incompetentes para dirigirlo.


En México, se nos ha hecho creer que no podemos hacer nada contra aquellos que han llegado a secuestrar nuestra sociedad, ¿los estadounidenses creen que pueden hacer algo contra ese gobierno que supuestamente eligieron?


"Supuestamente" es la palabra adecuada. No creo que Bush haya sido elegido en el año 2000, tampoco en el 2004; yo creo que se trucaron las computadoras. No puedo probarlo, quizá me equivoque, pero sospecho que fue así.

Creo que la elección que viene es la más importante de mi vida. Si gana McCain, no arreglaremos nada, nos caeremos del mapa y el predominio estadounidense terminará. Si Obama gana, quedan algunas oportunidades para remendar las cosas.


Hay momentos en que un autor mantiene una relación muy distinta con su país como escritor y como ciudadano, ¿cuál sería, en su caso, la naturaleza de esta relación actualmente?

Creo que nunca me he sentido cómodo en mi país, siempre he tenido la sensación de ser alguien ajeno y me parece que la mayoría de los escritores se siente así. Ir en contra del statu quo y observar lo que está pasando desde una perspectiva siempre escéptica, crítica, llena de curiosidad, es la posición adecuada. Los escritores son forasteros.


A veces, para hablar de las consecuencias de lo que pasó en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, algunos escritores nos piden que reflexionemos no tanto sobre aquello que los alemanes le hicieron a los demás, sino aquello que se hicieron a sí mismos.

Estados Unidos no es la Alemania nazi, no quiero decir eso, Bush no es un fascista, ni siquiera, y la gente no es arrestada por hablar mal del Gobierno. No, es aún más siniestro, es algo que se desmorona desde dentro.


El movimiento conservador tiene ya más de 40 años, si contamos a partir de la década de los años 60 y de Barry Goldwater. Un proceso cuya culminación sería Ronald Reagan, y del que George W. Bush sería la última encarnación.


Esta forma de pensamiento propone que el Gobierno no sirve de nada, que debemos buscar ayuda en otra parte y que él no puede hacer más que proveer defensa militar para evitar una invasión, que de todo lo demás se encarguen las administraciones locales.


Es una visión del mundo que dice: no existe la sociedad, que cada quien se las arregle como pueda. Me parece inhumano que haya tanta gente comprometida con esta idea de que uno recibe lo que merece, y que si es pobre es porque no trabaja lo suficiente.


Suena a la Inglaterra del siglo 19.


Exacto, vamos hacia atrás. Si vemos la crisis económica en la que estamos ahora, notamos que responde a la noción de que el mercado sin regulaciones puede cuidarse solo. Lo cual es mentira, los mercados no construyen escuelas ni bibliotecas, ni se ocupan de las miles de cosas que son necesarias para mantener a la sociedad funcionando.

En su nuevo libro, Un hombre en la oscuridad (Anagrama, 2008), se plantea un escenario de catástrofe en el que estos elementos se han llevado a un extremo ridículo.


Es una exageración grotesca de la división que opera en la sociedad estadounidense hoy en día. Estamos en guerra con nosotros mismos, pero no es una guerra de balas, sino de ideas.

La elección del 2000 no tuvo poco que ver con este libro, no puedo expresar la indignación que sentí cuando presencié el golpe contra Gore, él había ganado. Estaba muy deprimido porque sabía que Bush significaba la pesadilla y he vivido ocho años en un lugar sombrío, en un mundo que no debía existir.


En el mundo real, Al Gore estaría terminando su segundo periodo, no hubiéramos invadido Iraq y quizá el 11 de septiembre no habría ocurrido. Y fue justo a caballo entre estas dos realidades que me llegó este libro.


Metáforas de la guerra


En su novela Un hombre en la oscuridad, Paul Auster despliega el armamento literario para contar la historia de August Brill, un crítico literario que ha sufrido un accidente automovilístico, motivado en parte por la reciente pérdida de su esposa, y que se recupera en casa de su hija.


Ahí, en las noches de insomnio, Brill inventa historias. En la principal, Estados Unidos vive una guerra civil desatada por unos cuantos estados separatistas, no ha ocurrido el 11 de septiembre ni la guerra de Iraq ni el gobierno de Bush, y Owen Brick, el protagonista de esa ensoñación, debe encontrar a un hombre que no puede dormir e inventa esa guerra que no acabará si él no muere.


¿Dónde comienza la historia de este nuevo libro?


Comienza con el personaje. Estaba imaginando su historia, su perfil, y de repente me sumí en él. Y una vez que entré ahí tuve una imagen muy clara de su situación, está solo en esa habitación y al mismo tiempo no, en la casa también está su nieta.


Siento que este libro es una respuesta al libro anterior, Viajes por el scriptorium, ambos libros son como espejos enfrentados, en los dos hay un hombre viejo que está solo en una habitación, que sale al mundo exterior únicamente a través de ideas y textos, pero la acción ocurre sólo en la habitación y, en el primer caso, durante un día, mientras que en el segundo, en una noche.


El tono de Un hombre en la oscuridad es distinto, pero muchas cosas se sobreponen, ambos libros abordan el tema de la imaginación y tienen un sustrato político. Pero Viajes por el scriptorium es más cómico y el presente libro, más oscuro.


¿Hubo desde el principio una clara intención de establecer un equilibrio entre la historia familiar y la historia política?


Sí, la historia es el reflejo del estado interior de Brill, expresa metáforas de su "condición", por decirlo así. También es una respuesta a los sucesos del mundo exterior, la muerte de Titus, por ejemplo, que persigue a toda la familia. Desde el principio queda claro que no sólo tendremos a Brill inventando esta historia, empezamos con él, pero luego hay una pausa. Escucha que alguien camina en el piso superior y comienza a pensar en Katya, su nieta, en las películas que miran juntos para no pensar en aquello que los deprime, y así sabemos que se trata de ambas cosas a la vez.


Roberto Frías, periodista cultural

---

El texto fue originalmente publicado ayer en el suplemento cultural "El Ángel" del diario Reforma.

sábado, noviembre 01, 2008

Dios no viaja en autobús

En el Reino Unido una fundación atea lanzó en Internet una campaña para recaudar fondos y así financiar la colocación de su slogan en autobuses públicos.
Pedían 5,500 libras. Recaudaron más de 100 mil.

Los autobuses con el slogan empezarán a circular durante cuatro semanas a partir de enero. Chequen la nota en The Guardian.