domingo, febrero 12, 2012

Avistando el iceberg "Bolaño"


Hace algunos años intenté leer sin éxito Los detectives salvajes. Hace algunas semanas, con ánimo de revancha y buscando material que resultara novedoso para mis alumnos de último semestre, decidí leer Putas asesinas

El libro me ha descubierto a un escritor inteligente, sensible y audaz, que vale la pena leer. Pero también me ha revelado a un autor que a veces se esfuerza demasiado por decir algo callándolo o, en el peor de los casos, por no decir nada escribiendo mucho. Habiendo leído el libro y varias entrevistas a Bolaño, descarto la segunda opción: Bolaño era demasiado bueno como para intentar decir nada. Prefiero atribuir esa incomprensión a mi falta de pericia como lector. Quedamos, entonces, en que el escritor chileno invita a sus lectores a jugar teniendo en mente la Teoría del Iceberg de Hemingway: tan importante es lo que se dice como lo que no se dice. 

En ocasiones el reto es delicioso (caso del relato que da título al libro, uno de los mejores que he leído en tiempos recientes) pero en otras la morosidad es francamente cargante (ejemplo: "Fotos"). Al final el balance es positivo. Nos encontramos ante un escritor que exige de nosotros cultura y creatividad; que no nos imagina apoltronados en un sillón esperando cómodamente la resolución del conflicto; que sabe que el valor de su literatura no está en las respuestas que ofrece sino en las preguntas que plantea. 

Me ha gustado mucho. Aunque también me ha cansado. Creo que mi siguiente lectura será una novela de misterio. Y no estoy hablando de Los detectives salvajes. No todavía. 

sábado, febrero 11, 2012

El mismo, pero no igual


Aquí tenemos al Sherlock Holmes modernizado. No se trata de las películas protagonizadas por Downey Jr. (que tan bien tratadas han sido en este blog). Es un logro notable ése, pero un reto mayor significa ubicar al detective en el Londres del siglo XXI. Un Sherlock con smartphone, un Watson con blog; ambos en una ciudad ultramoderna, excitante y hermosa. El personaje sigue siendo entrañable: culto (sólo en los asuntos que le interesan, es decir, los que conciernen a su trabajo), soberbio al grado de lo detestable ("¿Qué hacen todos los que no son yo? Sus vidas deben ser taaan aburridas"). En dos palabras: complejo y fascinante. 

Sherlock es una serie con sólo tres episodios por temporada, así que en cada capítulo la BBC nos ofrece calidad de cine. Buen cine, desde luego. Nada sobra y todo está minuciosamente cuidado: desde el diseño de arte hasta la partitura de su banda sonora, pasando por las muy buenas actuaciones de los protagonistas Benedict Cumberbatch (Holmes) y Martin Freeman (Watson).

Si les gustan las historias de detectives en la figura de uno que está harto de la banalidad de su profesión (extraña a los criminales "de a deveras"); si quieren acción trepidante, pero inteligente (poca sangre, mucha materia gris) y desean una serie bien narrada y mejor producida, no dejen de ver Sherlock, que se antoja como una buena recomendación para los días bajo 10 grados que se aproximan.