lunes, mayo 30, 2005

Rescate 911

Me dio mucho gusto enterarme del premio que en el Festival de Cannes recibió Guillermo Arriaga por su guión de Las tres muertes de Melquiades Estrada. Es el primer mexicano desde el Indio Fernández en ganar un premio en la selección oficial de ese festival.
Gusto, entonces, porque es mexicano, y también porque su trabajo como guionista de Amores perros y 21 gramos me parece sobresaliente. Corrí entonces a comprar su más reciente volumen de cuentos, Retorno 201.
Y sufrí una gran decepción. No sólo porque en la presentación de sí mismo Arriaga afirma que las obras cuyo protagonista principal es el lenguaje le parecen “una pérdida de tiempo” sino porque descubrí que su prosa es descuidada, sucia en el sentido de no saber (o no querer) diferenciar entre escribir un acento en frases como "Bueno, sí...", sin distinguir que el acento define el carácter condicional o afirmativo de la misma. O sonando extraña y cacofónicamente adelamichesco en fragmentos como "... es que tú no percibes no detectas no observas no reconoces no notas ni descubres este amor salvaje que te tengo..." (También tiene un problema con las comas: las usa a discreción, sin voluntad de estilo). No he leído sus novelas, pero un amigo que ya lo hizo me comenta que la cosa no cambia mucho: más allá del predecible juego de estructuras que Arriaga maneja tan bien en el cine (no así en su prosa) no hay nada más rescatable de este autor considerado uno de los escritores contemporáneos más importantes del mundo por la revista francesa Lire y que ha visto sus novelas traducidas a 18 idiomas.
Curioso que tan buen guionista sea tan mal escritor. Hasta hace unos días eso me parecía inconcebible.

viernes, mayo 27, 2005

Pena de muerte

(Gracias a Geo, Tiro, Marta y Paty, sin cuya aguda charla este post no sería).
Seguro conocen el caso de los cinco detenidos en España por abuso sexual y violación a bebés de entre uno y dos años de edad.
Siempre he estado contra la pena de muerte, pero en este caso específico me parecería un castigo justo. En la oficina solté el comentario y me han dicho que un castigo mucho más penoso sería la cadena perpetua (con "atenuantes" como la justicia que por propia mano harían los compañeros de celda de los violadores de bebés) e incluso hay quienes se han pronunciado, entre en broma y en serio, por causarles una muerte lenta y dolorosa, en toda la extensión del término.
Esta mañana escuché en la radio (Hoy por hoy, con Carmen Aristégui) que la justicia española no prevé un castigo mayor a los 12 años de prisión para este tipo de casos. De ser eso cierto, ninguno de los castigos que pensamos esta tarde podría aplicarse a los hijoseputa que distribuían el producto de sus felonías por Internet.
Partiendo del hecho de que ningún castigo imaginable podrá reparar el daño a esos niños, la cuestión se centró en qué castigo sería el más humano, el menos bárbaro. Geo se pronunció por cadena perpetua en aislamiento total y absoluto. Yo seguí con la opción de la pena de muerte. En todo caso, dijo Geo, la ley no puede hacer excepciones y tendría que admitir la pena de muerte no sólo para este caso, sino para otros similares por venir (ella piensa que casos como el que conocimos ayer es menos excepcional de lo que yo pienso, y que habrá otros). En todo caso, argumenté la pena de muerte sólo puede ser aplicada con justicia en un sistema judicial perfecto (imposible) y la alternativa del aislamiento total y absoluto suena ilegal... e inhumano. ¿Hay que ser humanos con violadores de bebés? No. Pero hay que ser lo menos inhumanos posible (hay que ir un paso adelante de los asesinos, digo, no empeorar su nivel de barbarie). La muerte, entonces. Sí, pero sólo para este caso. Pero la ley no admite excepciones y etcétera.
No hay salida. Que les den los 12 años de prisión que dice el código penal español. Es una pena ligera, por tanto injusta, pero es la menos dañina socialmente hablando. ¿Conclusión? Como la democracia, la justicia humana no es un sistema perfecto... pero es el menos malo. Qué duro es aceptarlo a veces, pero qué reconfortante es saber que -gracias a ese sistema imperfecto- ya no vivimos en la época del garrote vil.

jueves, mayo 26, 2005

Episodio III

Vi el Episodio III. Les diré, como todo mundo, que me gustó. Sin excesos, pero me gustó. Es, desde luego, la mejor película de las tres entregas recientes, pero todavía no llega al nivel de los episodios IV y V.
Yoda, por fortuna, está más contenido que en Episodio II, donde es francamente caricaturizado en su pelea contra Count Dooku (el Maestro reducido al papel de gomita verde armada con sable láser).
Las actuaciones son apenas suficientes. Actores que a mi juicio son bastante buenos como Ewan McGregor, Samuel L. Jackson y Natalie Portman ceden su lugar a la magnificencia de las maquetas y los efectos especiales.
El guión tampoco parece muy sólido. Por ejemplo, al final, cuando Anakin/Darth se entera de la muerte de Padme, por quien se pasó al Lado Oscuro (ni más ni menos), acepta ésta con cierta resignación (amén del infaltable grito con eco galáctico "Noooooooooooo") y se une a Palpatine a pesar de que éste le había prometido y reprometido que juntos podrían salvar a Padme. Digo, era como para que Anakin/Darth, al descubrirse engañado y sin nada qué perder, se encabritara y armara una pelea de proporciones cósmicas contra el tal Sith, ¿no?
En fin, recuerdo -todavía no sé si con pesar o no- lo que escribió Alex de la Iglesia la semana pasada en El País: en una película como Episodio III las actuaciones no importan... y el argumento tampoco. Por ejemplo, la mayoría de los críticos coinciden en que la elección de Hayden Christensen para el papel de Anakin fue un error pero, una vez vista la película, puede pensarse que daba lo mismo elegir a un mejor o peor actor, porque -precisamente- no se trata de actuar. Por eso la presencia de McGregor, Jackson y Portman (entre otros) se limita a vestir un disfraz, blandir su sable láser y recitar sus líneas. Líneas que pueden o no ser coherentes. ¿Qué importa si a los cinco minutos la gente estará atenta sólo a "reconocer" los monstruos que aparecen en un planeta lejano o a la próxima batalla entre un héroe y su némesis?
Eye-candy le llaman a este tipo de películas. El sustantivo me parece inmejorable. Para bien y para mal.

miércoles, mayo 25, 2005

Promesas

La película inicia con la imagen de una llanta en llamas rodando hacia la cámara. Luego se presentan los siete niños que protagonizan el documental: palestinos e israelíes. Nos asomamos a sus vidas cotidianas, animadas por los rezos y la participación en actos políticos; disminuidas por los retenes militares que enrarecen la palabra libertad; amenizadas por juegos que, pese al miedo, no se extinguen: baile para las mujeres, partidos de voleibol o carreras para los varones.
Nos damos cuenta de que cada uno, a su manera, tiene razón. Un israelí laico sintetiza: "Hubo una guerra, nosotros la ganamos. Y ahora no sabemos qué hacer". Otro israelí, judío ultra ortodoxo, sabe -con no más de 10 años edad- que "lo mismo que puede hacer un tanque, lo puedo hacer yo con la Torah". Un palestino jura vengar la muerte de un amigo suyo, a manos de un soldado israelí, y un compañero suyo lo tilda de dogmático. Él responde: "Claro que soy dogmático. ¿Qué esperas después de lo que hemos pasado?". Una niña palestina concluye que "la paz entre nosotros es imposible mientras no nos conozcamos", aludiendo a lo difícil que es la convivencia entre israelíes y palestinos, aun cuando comparten el mismo territorio.
La última secuencia repite la imagen de la llanta encendida, pero superpone a ella los rostros de varios recién nacidos -árabes e israelíes- en hospitales de Jerusalén.
El documental es Promesas (2001), escrito y dirigido por B.Z. Goldberg y Justine Shapiro; codirigido y editado por Carlos Bolado (el director mexicano de Bajo California y Crónica de un desayuno).
Yo la vi hace un par de años en una Muestra, y me conmovió casi hasta las lágrimas. Ayer la volví a ver y constaté no sólo la complejidad del conflicto árabe-israelí, sino sobre todo el valor que, más allá de los prejuicios sociales, religiosos y económicos que nos separan de los demás, el diálogo es invaluable y los encuentros cercanos son maravillosos, casi mágicos.
Si les interesa, tengo la película en DVD y me dará gusto prestársela a quien la solicite.

domingo, mayo 22, 2005

Decir 'whisky' sin morir en el intento

Qué difícil es, casi siempre, dar gracias, pedir perdón, aceptar disculpas, decir "te quiero".
Sobre esa dificultad (extrema, sin llegar a ser trágica) trata Whisky, película uruguaya dirigida por Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, actualmente en cartelera.
Dice Nelson Carro (Tiempo Libre) que "la verdadera fuerza de Whisky nace de lo apenas insinuado, de lo no dicho, de las miradas o gestos ambiguos". Concuerdo. La película merece una mirada atenta a los detalles, que nunca son pequeños.
Queda en pocas salas (un efecto más de La venganza de los Sith), así que hay que ir a verla pronto. Si no, anótenla para cuando salga en DVD. Vale mucho la pena.

viernes, mayo 20, 2005

Aló, Faraón

Si medimos el valor de la exposición con base en el tiempo que hay que esperar para verla, puede decirse que Faraón: El culto al Sol en el Antiguo Egipto está sobrevalorada.
Fui en día y hora laboral (miércoles a mediodía) y aún así tuve que esperar una hora y media para pasar a la sala. Llevaba una buena novela que hizo llevadera la espera, pero incluso así por momentos me sentí en la fila de un banco. Muchos desisitieron antes de entrar.
Ahora bien: ¿qué hay adentro? No momias, ni piezas que sean propiamente espectaculares. Sí hay cosas interesantes, como la Esfinge de la reina Hatshepsut, el Libro del Inframundo de Amenofis y un sarcófago, que ahora sé que es de Ankh-Hor.
No lo sé. Pienso que sólo gente muy avezada en egiptología puede encontrar esta exposición digna de una espera que en fin de semana pasa de tres horas, según datos del propio museo (un compañero de trabajo me dice que sabe de alguien que esperó hasta ¡8 horas!).
Claro que uno aprende sobre el culto al Sol en el Antiguo Egipto (aunque no más allá de un repaso de la prepa hace unos años).
Si son arqueólogos o egiptómanos (o ambas cosas) la visita al Faraón es obligada. Si sólo son curiosos (como yo) vayan entre semana a primera hora (abren a las 9, y me dicen que a esa hora "casi" no hay gente). De otro modo, piénsenlo antes de ir a hacer fila durante horas con el personal poco amable del museo (dentro de la sala no se permite nada salvo caminar y observar: prohibidos celulares, cámaras, gomas de mascar, cuadernos de apuntes...).
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Faraón: El culto al Sol en el Antiguo Egipto se presenta en el Museo Nacional de Antropología e Historia. La exposición abre de 9 a 7 todos los días (lunes incluidos). La entrada cuesta 30 pesos y aplican los descuentos de rigor.

martes, mayo 17, 2005

Bloomin' Bloom

Harold Bloom, ayer, al presentar en el Instituto Cervantes de Nueva York su nuevo libro: ¿Dónde se encuentra la sabiduría?, en librerías mexicanas a partir de junio:
De los autores donde se encuentra la sabiduría: Platón, Homero, Santo Tomás, San Agustín, Cervantes, Shakespeare, Montaigne, Francis Bacon, Samuel Johnson, Goethe, Emerson, Nietzsche, Freud y Proust.
Sobre la importancia del conocimiento en la vida cotidiana: "A lo mejor sirve en el largo plazo, pero en lo inmediato, cuando hay dolor o ansiedad, la sabiduría queda totalmente de lado".
Sobre las diferencias entre Shakespeare y Cervantes: "Mientras Shakespeare nos enseña a hablar con nosotros mismos, Cervantes nos muestra cómo dialogar con los demás a través de la relación entre Don Quijote y Sancho Panza".
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Yo pienso que el conocimiento, y la sabiduría, sí que sirven en la vida cotidiana. A nivel personal, si se quiere, pero hay una gran diferencia en cómo se asume la vida cuando se le conoce, a cuando se le toma como algo que simplemente "pasa", digo yo.
Por lo demás, me doy cuenta de que me hace falta leer bastante. Acaso nunca logre lo suficiente.
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(Fuente: Nota "Alza Bloom la voz por los inmigrantes", de Alberto Armendáriz, en la sección "Cultura" del diario Reforma)
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Una cita añadida de otra nota sobre el mismo asunto, ésta de Bárbara Celis, corresponsal del diario español El País en Nueva York: "La gran amenaza para los jóvenes de hoy no es la televisión, es el vasto océano de Internet, donde hay tantas cosas y la sabiduría flota en medio de una masa informe en la que tienes que tener mucha preparación para no ahogarte".
Yo concuerdo: Internet es una caja de Pandora. Lo que queda al final es sólo la esperanza de que quienes tienen acceso a ella sepan bien utilizar lo que ahí se encuentra.

lunes, mayo 16, 2005

¡Azul, azul!

El mundo sabe que mi equipo son los Pumas.
Algunos otros equipos me simpatizan, pero más que "irle a otro" no le voy al América.
En ese entendido, mi alma anti-águila me obliga a apostar una comida a los y las americanistas que crean que su equipo le ganará al Cruz Azul la semifinal del presente torneo.
El reto queda abierto hasta el próximo jueves a las 8 de la noche, media hora antes del partido de ida.
¡Arriba los Pumas!
Y que gane el Cruz Azul.

jueves, mayo 12, 2005

El pasado nos vuelve a pasar

Nunca hubiera leído una novela de Diderot si no por casualidad. Hace una semana estaba revisando novedades en gandhi y me topé con Jacques el fatalista en una edición nueva que sacó Alfaguara. En la contraportada venía un comentario muy elogioso de Saramago afirmando que la obra en cuestión era la primera novela "absolutamente moderna". Y otro de Kundera diciendo que sería posible entender la historia de la filosofía sin Diderot, pero que no podía hacerse lo mismo de la novela sin Jacques el fatalista. Suficiente para mí.
La novela fue publicada por primera vez en 1796. Y es, en realidad, un juego entre el narrador y el lector (al que se apela directamente), con la historia de Jacques y su amo en medio, intencionalmente postergada por el narrador que, sin embargo, dice no estar escribiendo una novela, sino relatando hechos reales.
Jacques es, por otra parte, un personaje entrañable. Desapegado de cualquier cliché de la época, es un parlanchín que despotrica igual contra su amo que contra una posadera con soliloquios cargados de ironía y agudeza argumentativa, siempre con el desparpajo que su condición de criado (y no de amo) le permite. Nada que ver con la solemnidad de estampita que yo suponía del líder de la Enciclopedia.
Es una novela maravillosa. Sobre todo para ratificar que la digresión como estrategia narrativa y la presentación del lector como personaje en la novela no es tan nueva como a veces podríamos pensar.

miércoles, mayo 11, 2005

Tercero y último

Les diré que me entusiasma mucho más el estreno de Batman Begins, pero el tercer y último episodio de Star Wars está a la vuelta y no puedo evitar montarme a la ola.
Encontré estos comentarios sobre la película en el sitio web del diario español El Mundo. Lo escribió un blogger que firma como Borja Hermoso. Pueden leer el texto completo en www.elmundo.es/elmundo/cineclu.html
"Ayer vi el requeteansiado y superesperado 'Episodio III' y, qué quieren que les diga: sí, es mucho mejor que las dos anteriores entregas, lo cual no es mucho decir teniendo en cuenta lo pelmas que eran los clones aquellos. Eso sí: hay algunos momentos aislados impagables que van a poner de rodillas a los 'fans starwareros' como si Darth Vader estuviera a punto de rebanarles la azotea con su espada marca Acme (...)
Pues sí, es cierto: algunas de las imágenes dejan sin aliento. Salen muchos bichos. Uno de ellos parece un pollo gigante con plumas, y chilla sin parar. Los diseños de las maquetas son soberbios, y tal y cual. Y esos ¡2.000! planos de efectos especiales rodados por el equipo Lucas marean al más pintado. Tampoco hay que dejar pasar por alto que 20 empleados de la factoría Lucas curraron durante cuatro meses sólo en la secuencia del combate entre Yoda y Dark Sidius, el malísimo de la peli (encarnado por el actor Ian McDiarmid, que, con todos los respetos, se parece cantidad a Benedicto XVI, casi más que Luis Buñuel cuando era joven al Gran Wyoming)
Hay mucha pasta, trillones, metida en esta película. Hay mucha lucha y hay mucho ruido... pero nueces, las justas. ¿Y Francis Ford Coppola envió un mail a los jefazos del Festival de Cannes para que 'La venganza de los Sith' concursara en la sección oficial, porque sostenía que tenía una parte oscura y dramática que la hacía acreedora a ello? Pfffffffffffffff... perdón: ¡Ta ta ta taaa, ta, ta, ta, taaa...!"

domingo, mayo 08, 2005

Welles, la mera neta

Acabo de regresar del estreno de Welles, la pura verdad, al que asistí gracias a los oficios de Alejandro, buen amigo y compañero de trabajo.
La obra tiene muchos atractivos, empezando por la mítica figura de Welles, la interesante trayectoria del actor que le personifica (Carlos Pascual, el de las "operíticas" en Canal 40 hace unos años) y la nunca dispensable etiqueta de "basada en una historia real" (la censura de una obra que Welles dirigió en 1937, y los avatares que tanto él como su equipo debieron enfrentar para sacar adelante el proyecto).
En todo sentido hay que decir que las expectativas se cumplen. La figura de Welles es puesta en escena con todos sus matices: los problemas con su mujer, el liderazgo al frente de su compañía y su indomable creatividad que en no pocas ocasiones le llevaba a enfrentarse ya con su socio, ya con sus actores, ya con los autores de las obras que dirigía... no sin un dejo de soberbia en todo lo que hacía. Los actores llevan a cabo un buen trazo escénico, quizá demasiado rígido en ciertos momentos (las escenas amorosas carecen de naturalidad, por ejemplo), pero con toques brillantes como en la escena del ensayo del primer número de la obra en cuestión. La iluminación es sobresaliente (ayuda mucho a resaltar los claroscuros de los personajes) y el vestuario bien resuelto (aunque notablemente limitado), al igual que la escenografía.
Welles, la pura verdad, funciona muy bien para acercarnos al carácter del genial actor, productor y director Orson Welles, a los entretelones de la puesta en escena antes del estreno de una obra y a la situación de los artistas estadounidenses en los años posteriores a la Gran Depresión y anteriores a la II Guerra Mundial. No sé, sin embargo, qué tanto interesen estos temas al "gran público" al que está dirigida la obra. Ojalá mucho porque, en términos generales, creo que lo merece.
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Welles, la pura verdad, de Jason Sherman, se presenta dirigida por Boris Schoemann en el Teatro Helénico (Av. Revolución 1500) los viernes y sábados a las 20:30 y los domingos a las 18:00. El boleto cuesta 160 pesos y la calificación ergozoom es de 80.

sábado, mayo 07, 2005

¡Santo, Santo, Santo...!

Me habían dicho que las películas de El Santo tienen "lo suyo". Mi mamá afirma, incluso, que cuando estudiaba la maestría en París llegó a toparse con un ciclo de cine dedicado a El Enmascarado de Plata en la Sorbona.
Yo nunca había visto una completa de El Santo. Sólo fragmentos en alguna de esas frecuentes tardes de Cine Sensacional del Canal 9. Pero este fin de semana la Cineteca Nacional pasó tres de El Santo tres. Tiro, Adrián (su primo) y un servidor nos anotamos para la primera función, correspondiente a Santo contra las mujeres vampiro (1962). Desde el punto de vista cinematográfico la película es mala, tirando a 'qué-estoy-haciendo-aquí'. El Santo sale poco (no más de 30 minutos, a lo mucho) y cuando lo hace aparece tieso como un monigote, grueso como un bodoque y tan poco carismático que ni siquiera sobre el ring resulta emocionante. Para qué hablar de la línea narrativa (casi inexistente) o del poco afortunado y breve papel de Lorena Velázquez (bella en su papel de bella, y absolutamenta nada más).
Sin embargo, la película vale la pena ser vista en plan de chacota. Más o menos como fuimos esta tarde: haciendo un chiste de casi cada aberración del guión (o sea, muy frecuentemente) y jugando con onomatopeyas en las escenas de las peleas (sobre todo cuando la película queda muda: Tiro se ganó al público de la sala al "dotar de sonido" una parte de la pelea de El Santo contra el Cavernario Galindo). Pero eso, strictu sensu, no es parte de la película.
Encontré una crítica de la película en francés. Cito: "Santo contre les femmes-vampires est donc un film plutôt sympathique, mais malheureusement aussi un peu ennuyeux. Néanmoins, son charme naïf saura divertir les amateurs de curiosités." Fastidiosa, pesada. Sí, la película lo es. Y también es cierto que su encanto naïf puede divertir a quienes gustan de curiosidades... sin que éstas sean necesariamente buenas por sí mismas. Curioso que lo mejor de la película esté fuera de ella: en la actitud de sus espectadores. O sea, que en realidad las películas de El Santo no tienen "lo suyo"... ¡sino "lo nuestro!

jueves, mayo 05, 2005

La Casa de los Milagros

Hay lugares que lo definen a uno.
Ayer, cuando acordaba desayunar con una amiga en Coyoacán, ella se adelantó a mi sugerencia y me dijo: "Ah, la esquina de las cazuelas". No pensé ser tan predecible pero, sí, esa era mi propuesta.
En realidad el lugar lleva por nombre uno menos culinario y más metafísico (La esquina de los milagros), pero su especialidad son las cazuelas: huevos fritos o revueltos inmersos en salsa de tomate y aceite de olivo, crema y queso gratinado. La delicia se acompaña con un croissant caliente, café de máquina y jugo de naranja por aproximadamente 60 pesos (dependiendo del ingrediente que elijan para su cazuela: champiñones, salchicha vienesa y chorizo pamplona, entre otros).
Curioso, pero pese a que el lugar no es cómodo (las mesas son pequeñas e irremediablemente tambaleantes ante el desnivel del piso) y el servicio no es óptimo (adolescentes desenfadados con poco sentido del timing meseril), La esquina me sigue pareciendo recomendable. Su vista es agradable (el Jardín Centenario) y la comida, como les digo, es notable. Si llevan grata compañía (un amigo o un libro), el buen rato está asegurado. Varios de los lectores de este blog me han acompañado, y ninguno(a) ha reporchado la invitación.
Pruébenla y verán.
(La Casa de los Milagros, sita en Jardín Centenario 18, Col. El Carmen Coyoacán. Del lado opuesto al Sanborns, contraesquina de El Hijo del Cuervo).