La semana pasada se estrenó en México Hacksaw Ridge (que los ingeniosos mercadólogos de la distribuidora tradujeron como Hasta el último hombre), la nueva película de Mel Gibson como director (se tomó su tiempo en volver: su anterior realización fue Apocalypto, de 2006).
Narra la historia real de Desmond Doss, un joven adventista que se enrola en el ejército estadounidense para participar en la Segunda Guerra Mundial. Tiene todas las características que requiere la misión (es joven, valiente, sano) salvo que su religión le prohíbe portar y desde luego usar armas, por lo que tras superar varios obstáculos (básicamente compañeros y superiores que lo bulean por ser tan bueno) puede continuar su carrera militar como paramédico (no armado). Esto ya habría sido suficiente para pasar a la Historia, pero Doss se hizo célebre porque tras una cruenta batalla en el frente japonés decidió quedarse en el campo para rescatar a sus compañeros heridos (que eran decenas). Desarmado, herido, hambriento y solitario, Doss entró en un estado cercano al éxtasis místico y logró rescatar a más de setenta de los colegas que antes se burlaron de él.
La película no es mala. Al contrario: es una cinta bien hecha, con actuaciones eficaces y basada en una historia auténtica e interesante. El problema es que a Gibson "se le ve el plumero" todo el tiempo: son evidentes sus intenciones de adoctrinamiento cristiano. El personaje principal es prácticamente un santo y hacia el final, cuando le pide a Dios ayuda para salvar a sus compañeros, las acciones que se cuentan de él no son hazañas, sino milagros. En las escenas finales hay innegables reminiscencias de iconografía religiosa: cuando al soldado Doss le bañan después de su milagro se alude al sacramento del Bautismo y la toma en contrapicada de Doss en la camilla (también después de sus salvamentos) es una clara referencia a la Ascensión.
Desde luego, no tengo problema con la fe de Gibson. Lo que me incomoda es su pretensión de adoctrinar. El tono de los últimos veinte minutos de la película es el de un pastor predicando que la Fe lo puede todo y si te encomiendas al Señor no hay obstáculo que no puedas superar. A los cristianos esto les parecerá uno de los puntos más fuertes de la película, pero a quien no comparta su credo puede resultar molesta esa insistencia de mostrarle al público dónde (desde su perspectiva) se encuentra la Verdad del Mundo.
Narra la historia real de Desmond Doss, un joven adventista que se enrola en el ejército estadounidense para participar en la Segunda Guerra Mundial. Tiene todas las características que requiere la misión (es joven, valiente, sano) salvo que su religión le prohíbe portar y desde luego usar armas, por lo que tras superar varios obstáculos (básicamente compañeros y superiores que lo bulean por ser tan bueno) puede continuar su carrera militar como paramédico (no armado). Esto ya habría sido suficiente para pasar a la Historia, pero Doss se hizo célebre porque tras una cruenta batalla en el frente japonés decidió quedarse en el campo para rescatar a sus compañeros heridos (que eran decenas). Desarmado, herido, hambriento y solitario, Doss entró en un estado cercano al éxtasis místico y logró rescatar a más de setenta de los colegas que antes se burlaron de él.
La película no es mala. Al contrario: es una cinta bien hecha, con actuaciones eficaces y basada en una historia auténtica e interesante. El problema es que a Gibson "se le ve el plumero" todo el tiempo: son evidentes sus intenciones de adoctrinamiento cristiano. El personaje principal es prácticamente un santo y hacia el final, cuando le pide a Dios ayuda para salvar a sus compañeros, las acciones que se cuentan de él no son hazañas, sino milagros. En las escenas finales hay innegables reminiscencias de iconografía religiosa: cuando al soldado Doss le bañan después de su milagro se alude al sacramento del Bautismo y la toma en contrapicada de Doss en la camilla (también después de sus salvamentos) es una clara referencia a la Ascensión.
Desde luego, no tengo problema con la fe de Gibson. Lo que me incomoda es su pretensión de adoctrinar. El tono de los últimos veinte minutos de la película es el de un pastor predicando que la Fe lo puede todo y si te encomiendas al Señor no hay obstáculo que no puedas superar. A los cristianos esto les parecerá uno de los puntos más fuertes de la película, pero a quien no comparta su credo puede resultar molesta esa insistencia de mostrarle al público dónde (desde su perspectiva) se encuentra la Verdad del Mundo.
La cinta está nominada al Globo de Oro en la categoría de Mejor Drama, aunque según he leído no se encuentra entre las favoritas para ganar el premio. La ceremonia se llevará a cabo el próximo domingo.
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Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge, 2016), escrita por Robert Schenkkan y Andrew Knight. Dirigida por Mel Gibson. Con Andrew Garfield y Sam Worthington. Calificación ergozoom: 3/5
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Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge, 2016), escrita por Robert Schenkkan y Andrew Knight. Dirigida por Mel Gibson. Con Andrew Garfield y Sam Worthington. Calificación ergozoom: 3/5
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