Aprovecho la llegada del Día del Maestro para recomendarles tres lecturas que han marcado una diferencia notable en mi forma de asumir la actividad a la que desde hace once años dedico mi vida: la educación. Si son padres y/o profesores les aseguro que estas obras les abrirán caminos a destinos desconocidos, pero que necesitan conocer.
Lecciones de los maestros, de George Steiner (2004)
George Steiner
(París, 1929), legendario profesor de literatura comparada y uno de los
intelectuales más importantes del último medio siglo hace un recorrido de lo
que significa ser maestro desde Sócrates hasta nuestros días, pasando por
Jesús, Dante, Nietzsche y la tradición confucianista. ¿Por qué un profesor decide serlo? Y, como alumno, ¿qué sentido tiene
asistir a clases en la era Google y Wikipedia? Responde el profesor
Steiner: “Ningún medio mecánico, por expedito que sea; ningún materialismo, por
triunfante que sea, pueden erradicar el amanecer que experimentamos cuando
hemos comprendido a un Maestro. Esta alegría no logra en modo alguno aliviar la
muerte. Pero nos hace enfurecernos por el desperdicio que supone porque llega
un momento, siempre inevitable, en el que ya no hay tiempo para otra clase”.
Este libro me
fue recomendado por Eduardo Díaz, alumno de la primera generación a la que di clases. Desde entonces he leído mucho sobre
pedagogía, pero nada con la densidad filosófica desde la que Steiner aborda el
tema.
Crear o morir, de Andrés Oppenheimer
(2014)
No es
precisamente un libro sobre educación, sino sobre innovación. Fue el primero
que me puso clara la triste y enfadosa realidad de que en nuestro
sistema educativo aniquilamos el sentido de riesgo que implica aprender en
serio. Con este libro me di cuenta de lo acostrumbrados que estamos a “formar
alumnos” para pasar pruebas que muy poco tienen qué ver con la vida real y cómo los condenamos a la mediocridad al convertirlos en timoratos que buscan certeza y estabilidad prácticamente sin haber vivido. Nos
llenamos la boca cacareando las personalidades de Jobs, Gates, Zuckerberg y
Branson… pero a la hora buena los formamos con el molde del Godín bien
remunerado.
Este libro me lo
recomendó también un exalumno, Diego Lara, una tarde que acudió a mi oficina
para relatarme una crisis vocacional que atravesaba entonces. “Siento que no estoy
aprendiendo nada en la universidad, que estoy perdiendo el tiempo”, me dijo.
Leí el libro y lo entendí perfectamente.
Los bárbaros, de Alessandro Baricco
(2009)
Este libro llegó
a mis manos gracias a mi colega Claudia Magos. En él, Baricco analiza con muy
altos vuelos literarios la brecha abierta entre jóvenes y adultos. Habla de la
facilidad con la que los segundos calificamos a los primeros despectivamente (de
“bárbaros”, en su acepción de "incivilizados", poco menos que salvajes). Pero sobre todo
habla de lo mucho que perdemos cuando nos conformamos con esas etiquetas
fáciles. Cuando escribió el libro, Baricco rebasaba ya la cincuentena, pero no se conformó con el cliché fácil de
cargar contra la generación de Snapchat e Instagram. En vez de eso, intentó algo más
digno de un profesor y padre inteligente (y bastante más difícil): comprenderlos. Su texto no concluye con la certeza falsa de "entender a los jóvenes", sino con la valiosa invitación a intentar hacerlo. Es un ensayo brillante y, desde mi perspectiva, nitroglicerina pura
para muchas ideas dañinas pero muy cómodas que siguen vivitas y coleando
entre profesores y padres de familia.
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