lunes, marzo 29, 2010

Semana Santa, Post 1

Yes dude, you're the man!

Lo mejor de ser ateo y vivir en una sociedad católica son estos días. Me paso cinco días hábiles con vacaciones pagadas viendo programas profanos (a punto de terminar la tercera temporada de Bullshit), leyendo libros prohibidos (no sé qué diría el Papa de El marino que perdió la gracia del mar, pero puedo imaginarlo) y holgazaneando a horas indecentes (hoy me sorprendí durmiendo la siesta por primera vez en años).
Veo en la tele la nota del inicio de la representación de Semana Santa en Iztapalapa y me pesa mucho el hecho de que algunas personas (quiero pensar que son pocas... aunque se vean muchas en la TV, que todo lo engorda) estén realmente ocupadas en seguir esa "celebración". Veo al Papa ignominiosamente hundido en su silencio vaticano luego de los recientes escándalos de pederastia católica y pienso cómo es posible que haya gente que le siga creyendo a ese señor.
Un exorcista católico declara "los ataques de estos días al Papa sobre algunos casos de pedofilia son sugeridos por el demonio. Sobre esto no hay duda. Porque siendo un Papa maravilloso, se ve que el demonio se quiere ‘prender’ de él". Mea Culpa! ¡Poseído por el demonio estoy!
Pero, bueno, éste no es un post sobre mis fobias religiosas.
Un amigo tuvo a bien recordarme el soundtrack de Jescucristo Súperestrella, que tanto me gusta y a cuyo refugio escribo estas líneas.
Cosas que pasaron hoy, aparte de lo ya dicho: tomé café con mi padre, que parecía niño con notebook nueva (de hecho, lo era); compré la Chilango de abril (lista de taquerías, notas sobre MACO); comí harto melón con limón y miguelitos; hice ejercicio...
Cosas que quiero hacer esta semana: reunirme con mis amigos; terminar el libro de Mishima (mañana); trabajar un poco; salir a algún lugar cercano (pienso en Teotihuacán o Malinalco); ejercicio; postear mucho; ver Bird (la película de Eastwood sobre Charlie Parker)...
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Suena el momento más álgido de "Trial Before Pilate" (We have no King but Caesar!!!). La música me parece un poco burda... pero altamente efectiva...
¡Nos vemos mañana!

domingo, marzo 28, 2010

Regresando del cine

Agradable sorpresa esta película. Impresionante animación en 3D, sobresaliente diseño de producción, historia cumplidora con lectura entre líneas para niños y papás inteligentes. Final no tan feliz y doblaje al español muy eficiente. Resumiendo: ¡altamente recomendable!

sábado, marzo 27, 2010

El perseguidor

¿Por qué fue Charlie Parker? Primero porque yo acababa de descubrirlo como músico, había ido comprando sus discos, lo escuchaba con un infinito amor, pero nunca lo conocí personalmente. Me perseguía la idea de ese cuento y al principio con la típica deformación profesional, me dije: “Bueno, el personaje tendría que ser un escritor, un escritor es un tipo problemático”. Pero no me decidía porque me parecía aburrido, me parecía un poco tópico tomar un escritor.
Pensé en un pintor, pero tampoco me entusiasmaba mucho. Tenía que ser un individuo que respondiera a características muy especiales. Es decir, todo eso que sale de “El perseguidor”: un individuo que al mismo tiempo tiene una capacidad intuitiva enorme y que es muy ignorante, primario. Es muy difícil crear un personaje que no piensa, un hombre que no piensa, que siente. Que siente y reacciona en su música, en sus amores, en sus vicios en su desgracia, en todo.
Y en ese momento murió Charlie Parker. Yo leí en un diario una pequeña biografía suya -creo que era de Charles Delonnay- en la que se daba una serie de detalles que yo no conocía. Por ejemplo, los períodos de locura que había tenido, cómo había estado internado en Estados Unidos, sus problemas de familia, la muerte de su hija, todo eso. Fue una iluminación. Terminé de leer ese artículo y al otro día o ese mismo día, no me acuerdo, empecé a escribir el cuento. Porque de inmediato sentí que el personaje era él; porque su forma de ser, las anécdotas que yo conocía de él, su música, su inocencia, su ignorancia, toda la complejidad del personaje, era lo que yo había estado buscando.
Julio Cortázar
Algunas afortunadas coincidencias me han hecho toparme en días recientes con textos que ponderan el valor de la música como experiencia estética y, quizá más importante aún, como experiencia vital. Ya mencioné en un post anterior la epifanía que resultó el libro El jazz en el agridulce blues de la vida, de Wynton Marsalis y Carls Vigeland.

Anoche me topé con este texto de Daniel Felsenfeld en el New York Times acerca del acto abiertamente sedicioso que representa escuchar música clásica en nuestros tiempos. Esta mañana me encontré este otro de Alex Ross en el que se cuestiona abiertamente esa regla no escrita que prohibe aplaudir entre movimientos en conciertos de música clásica, lo cual conlleva la triste paradoja de que en muchas ocasiones "la música más explosiva y emocionante se recibe muchas veces con un silencio absoluto".

Aunado a esto, leo El perseguidor, de Cortázar. "Pero entonces, dueño de una música que no facilita los orgasmos ni las nostalgias, de una música que me gustaría poder llamar metafísica, Johnny parece contar con ella para explorarse, para morder en la realidad que se le escapa todos los días".

Inician bien las vacaciones.

jueves, marzo 25, 2010

Palabra de Wynton


De Wynton Marsalis sólo conozco dos discos. Absolutamente disímiles, hay que decirlo. Un disco de música barroca y The Majesty of Blues, los dos de 1989.
Suficiente para haber comprado, hace unos meses, El jazz en el agridulce blues de la vida, un libro de Carl Vigeland en el que el periodista sigue al trompetista durante una de sus giras y relata la experiencia en un texto inolvidable.
He leído el libro con una fruición que no sentía desde hacía mucho. He encontrado en él lecciones de vida de una transparencia pasmosa; de una sencillez que deja frío. Abro el libro al azar y ubico una de mis tantas flechas, subrayados o simples dos puntos y línea curva ascendente :)

El jazz no se aprende necesariamente en la escuela. Muchos creen que el jazz significa simplemente subirse a un escenario y tocar lo primero que te viene a la cabeza y, cuando terminas, con un poco de suerte, los demás lo hacen al mismo tiempo. Pero no es así en absoluto. La improvisación del jazz es una creación que parte de melodías de blues, en un contexto de vibraciones armónicas, rítmicas y de timbre. Hay una lógica y un orden en lo que, de otro modo, sería un auténtico caos. Y todos desarrollamos esa lógica mientras tocamos. El sentimiento más importante del jazz es la alegría. Pero no la consigues simplemente sintiéndote a gusto. Lo consigues porque te sientes fatal. Y peor aún. Lo consigues a partir de la porquería que ha tragado y sigue tragando la gente. Tienes empatía, el deseo de mejorar las cosas, de decir que todo puede ser de otra manera...