sábado, noviembre 14, 2015

Pese a París; por París...

Me topé con este poema de Benedetti pocos días después de enterarme de Ayotzinapa el año pasado. Me dio fuerza entonces, y sobre todo me dio algo qué decirles a mis alumnos y exalumnos. Hoy lo he vuelto a leer y se me ha hecho un nudo en la garganta por su sencillez y potencia. 

El día a día en este mundo es tremendamente descorazonador. Pese a ello y aunque no niego ni el llanto ni las tinieblas, elijo la sonrisa y prefiero la luz. No es un acto de evasión sino, al contrario, mi forma de enfrentar esta vida atroz. Pese a París y por París. Pese a Ayotzinapa y por Ayotzinapa. Pese al horror y por el horror. Deseo seguir plantando cara al Mal, inventar la paz así sea a ponchazos y tender manos que ayudan, abrir puertas...

Ser y estar. Aquí y ahora. Lo decido, sí, todavía.

Va el poema:
 
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

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