"That's the way it crumbles... cookie wise".
-- C.C. Baxter
Hace algunos años le preguntaron a Carlos Boyero, crítico de cine de El País, qué película elegiría si sólo pudiera quedarse con una. Respondió que ésta. Pasé mucho tiempo sin verla, porque tengo el prejuicio de que las películas hollywoodenses en blanco y negro son todas comedias ligeras pensadas para el lucimiento de personajes como Frank Sinatra y Marilyn Monroe. Craso error.
El departamento (en español la tradujeron con el muy desfavorecedor título de Piso de soltero) ha sido una verdadera revelación. Está ubicada en tiempos de Navidad y Año Nuevo, esas semanas (estas semanas) en las que las relaciones interpersonales se vuelven tan líquidas (Bauman dixit): abriendo los brazos y lanzando parabienes a diestra y siniestra. Es en esos días en los que C.C. Baxter (Jack Lemmon), empleado de una compañía de seguros en NY, intenta iniciar una relación con Fran Kubelik (Shirley Maclaine), elevadorista del edificio en el que ambos trabajan. El problema es que la Srita. Kubelik está enamorada del jefe de Baxter (Fred MacMurray). Les reconozco que así contada la trama no suena atractiva (al menos a mí no me lo pareció: por eso no había visto la película ni siquiera después de que un gran crítico la recomendara).
Los ingredientes del gran cine, como casi siempre, están en los detalles. Baxter tiene la misma ambición de todo joven ejecutivo neoyorquino: ascender en la empresa, y cuanto más pronto mejor. Para ello presta su departamento a varios de sus jefes, para que lleven ahí a sus amantes, esperando éstos le favorezcan con un ascenso pronto. Fran, por su parte, lleva varias relaciones fallidas, y la que ha iniciado con un hombre casado no parece ser mejor que las otras.
Los elementos están puestos para que, magistralmente combinados por Billy Wilder (director y co-guionista), resulte una película de la que Boyero concluyó: "No conozco ninguna película tan romántica, realista, soñadora, triste, mordaz, sensata, cabrona y bonita como esta". Es, en suma, mucho más que una comedia romántica. Es un filme sobre las relaciones de poder: en pareja, en familia, en el trabajo... Sobre la dignidad que tenemos (o no) en esas relaciones y la forma en la que, empeñados en mantener una idea de lo que "debería ser", dejamos pasar la oportunidad de ser más auténticos, más reales... y más felices.
Se las recomiendo mucho. Muchísimo. (Está en Netflix)
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