Las
criadas, de Jean Genet, nunca me ha decepcionado al intentar
sorprender a mis alumnos. Para eso fue escrita: procurando evadir el teatro
como espectáculo burgués y aprovecharlo como terapia en el re-conocimiento de
lo que somos, aunque nos duela.
Para
quienes no conocen el texto, simplifico diciendo que aborda el juego de las
criadas del título al salir su señora de la casa: se ponen su ropa, la imitan,
se burlan de ella, la humillan... pero todo lo hacen ellas (las criadas) en un
juego de espejos cuyos reflejos nos alcanzan aunque no queramos (al fin todos
somos "criados" de alguien).
Nunca he
visto la puesta en escena, y ha poco me enteré de que se presenta en el Foro
Cultural Chapultepec. Como deseaba saber si valdría la pena recomendarla a mis
alumnos, pedí su opinión a un viejo conocido del Claustro. Esto es lo que
generosamente me envió ayer.
Pablo Iván
García, quien firma la reseña, es autor
del libro Micro dermo abrasión, por
el cual recibió el Premio Bellas Artes de Dramaturgia 2010. Es egresado del
Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha colaborado como creador de
contenidos en las dos principales televisoras del país, así como en medios y
plataformas digitales. Actualmente es profesor de literatura en el Tecnológico
de Monterrey campus Ciudad de México y cursa la maestría en Guionismo de Cine y
Televisión en la Universidad Intercontinental (UIC). Conduce el programa de
radio “¡Mucha mierda!” en Puentes.
Las criadas, según Salvador Garcini
¿Por qué montar Las
criadas, de Jean Genet, con actores y no con actrices? Un espectador con cierta
avidez consideraría la biografía del autor francés y la temática de su obra narrativa.
Sin embargo, la puesta en escena de Salvador Garcini no genera un discurso
sobre la homosexualidad. Aunque el libreto de Genet sí hace alusiones a la
probable relación lésbica -e incestuosa- entre las protagonistas -Clara y
Solange-, en realidad el montaje que se presenta actualmente en el Foro
Chapultepec busca exponer, principalmente, la condición social de las empleadas
domésticas y su relación con los patrones.
¿Para
qué ver un texto clásico -montado hace ya varias décadas en México- con un renovado
elenco de actores? Cabe aclarar que el ejercicio histriónico es loable.
Mauricio Islas y Alex Sirvent interpretan correcta, decentemente a las criadas,
mientras que Alejandro Camacho -un actor con muchas tablas- hace una verosímil
ejecución de una señora de clase alta. Empero, trasladar un texto escrito en
1947 al contexto actual supone un reto enorme, sobre todo para que el
espectador no piense que el lenguaje anquilosado es el único lenguaje posible
para el teatro contemporáneo. Y no me refiero solamente al lenguaje verbal,
sino el teatral: la escenografía, la iluminación, los trazos de los actores;
todo se vuelve anticuado porque el director asume que solo hay una forma de
contar esta anécdota y esa única alternativa es un realismo exacerbado, con
flores en todos los rincones del escenario, muebles finos por aquí y por allá,
vestidos estrafalarios… una producción deslumbrante, una atmósfera reluciente, donde
el único elemento perturbador son los cuerpos de Sirvent e Islas enfundados en vestimentas
propias de mujeres jóvenes.
¿Aporta
algo que no sean actrices, sino actores -cual Antigua Grecia, cual teatro Kabuki-
quienes interpretan a los personajes femeninos? En lo absoluto. Y bien dicen
que lo que no aporta, estorba. Sin embargo, la razón principal por la que no
recomendaría este montaje es la ausencia total de una propuesta creativa en
términos de iluminación (los cambios de luces son nulos), el uso innecesario de
micrófonos (rasgo propio del teatro comercial, aunque nunca me había tocado
presenciar la falla constante de un micrófono en plena función), además de la
escenografía, fastuosa, hiperrealista, como si ésta sirviera para justificar
los elevados precios de un espectáculo que trata de mostrar un discurso
inteligente, crítico, contestatario.
Las
criadas, bajo la batuta de Salvador Garcini, es viable para el público que
quiere apreciar en vivo a sus artistas televisivos, sin importar el tema o la
anécdota. Genet plantea un discurso sobresaliente, que es tratado de forma
anticuada por un director experimentado en el terreno comercial, pero sin méritos en el teatro de búsqueda. Resultado: una obra fumable, pero sin
sustancia. El espectador hará una mejor inversión -intelectual y monetaria- si,
en vez de desembolsar el dinero del boleto, lo gasta en las obras completas del
controvertido escritor francés.
Las criadas
Dramaturgia:
Jean Genet
Dirección:
Salvador Garcini
Elenco:
Alejandro Camacho, Mauricio Islas y Alex Sirvent
Foro
Chapultepec
Mariano
Escobedo 665, Anzures. Ciudad de México.
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