No me haré el durito diciéndoles que nunca me gustó La sociedad de los poetas muertos (Weir, 1989). De hecho durante muchos años fue una de mis películas favoritas, y aun hoy considero que contiene un mensaje entrañable.
Pero, si sigo siendo afortunado, este año que recién inicia cumpliré siete de dar clases y por lo tanto pienso que puedo corroborar con cierta autoridad que la realidad es muy distinta a la ficción que nos pintan las películas de Hollywood.
Hace algunos meses, gracias a una entrañable ex-alumna, descubrí Detachment (Kaye, 2011), filme que muestra a un profesor disfuncional y pone sobre la mesa varios cuestionamientos en torno al sentido que tiene (o no) dedicarse a la docencia.
Hoy encontré este texto en la formidable revista The Atlantic, de la que soy suscriptor desde hace algunos meses. No puedo estar más de acuerdo con Joshua John Mackin, el autor, acerca del daño que hacen las películas tradicionales (por llamarlas de algún modo) al retratar la profesión docente como una en la que basta con "poner atención a los niños" para que las cosas salgan bien. La verdad es que casi nunca es suficiente llegar con una "actitud positiva" al salón para que tus alumnos te aprecien y pongan atención. Tampoco bastan los discursos motivacionales ni la radical ruptura de paradigmas. Todo eso ayuda. Pero no es suficiente.
La película mencionada en el texto de Mackin, Bad Teacher (Kasdan, 2011), retrata a una profesora de las que yo he dado en llamar chambistas (o sea, que dan clases mientras sale algo mejor) y que, desde luego, no es modelo a seguir. La profesora Halsey, encarnada por Cameron Diaz, forma parte de un sistema escolar perverso en el que el aprendizaje de los alumnos se mide a través de pruebas estandarizadas y la mejor profesora es la que más eficazmente finge ser "buena y simpática" y que detesta con rabia a la profesora nueva (y no tan "buena") que llega a la escuela a agitar el avispero (entre otras cosas). Son éstas condiciones mucho más reales del trabajo docente, en el que tan mal salen las cosas cuando piensas que es algo fácil (una de las "técnicas didácticas" preferidas de Halsey es poner películas a sus alumnos) como cuando actúas asumiendo que debes ser una especie de superhéroe que debe controlarlo todo (y a todos) para garantizar los resultados que piden los jefes.
Hay muchos elementos que hacen del trabajo del profesor algo maravilloso, pero será siempre un error definir esa profesión mediante lugares comunes que, aunque posiblemente bien intencionados, poco honor hacen al trabajo de a deveras que se debe hacer (con alumnos, colegas, padres de familia, directivos, etc.) para poder aspirar al título de profe.
Ya habrá ocasión de ahondar más sobre este asunto. Por lo pronto les recomiendo Bad Teacher. Incluso si su trabajo no es docente, la película es aceptablemente divertida.
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