sábado, diciembre 28, 2013

La verdad de "La verdad sobre el caso Harry Quebert"

Hoy terminé de leer La verdad sobre el caso Harry Quebert, primera novela publicada de Joël Dicker. El verano pasado me enteré de que fue el libro de moda en Europa, favorito de los editores en la Feria de Frankfurt en 2012 y tal. Su extensión (¡663 páginas!) me hizo desistir de comprarlo al principio pero hace unos días leí esta entrevista que le hizo Jesús Ruiz al autor y decidí que la novela se convertiría en una de mis lecturas de vacaciones. 
No me arrepiento. Se trata de una novela muy bien escrita y que, como promete su campaña de mercadotecnia, engancha desde el principio. No es un libro de lectura exigente, pero integra los elementos literarios necesarios para sentir que no estás leyendo algo de Dan Brown o Katzenbach. La estructura es relativamente compleja (muy bien llevada) y abona con eficacia a la construcción del suspenso que se mantiene hasta las últimas páginas.
La recomiendo si: quieres leer una novela policiaca sumamente entretenida, bien escrita y cumplidora con los estándares del género.
No la recomiendo si: buscas un producto literario complejo, estilísticamente retador y/o que redefina los lindes de la ficción criminal. 
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Calificación ergozoom: 80/100

martes, diciembre 03, 2013

Prueba PISA 2012

Fuente: ElPais.com

No son buenas noticias para México. Es lo que hay. La inversión en educación en México no es baja (según datos del Banco Mundial, ronda el 5.3% del PIB; Singapur, segundo lugar a nivel mundial invierte el 3.3%). Se han dedicado ingentes cantidades de dinero en tecnología (Enciclomedia, Habilidades Digitales para Todos). Entonces, ¿dónde está el problema? 

Las primeras conclusiones apuntan a los maestros. En México, el 90% de los recursos destinados al rubro educativo se concentran en el pago de nómina a profesores manejados sin transparencia por el sindicato más numeroso de América Latina, el SNTE, y cuya cúpula es un jugoso negocio económico y político que, tras el encarcelamiento de su longeva dirigente el año pasado, hoy vive una situación ambigua, por decir lo menos. 

(No parece casual que precisamente hoy Transparencia Internacional diera a conocer que México no ha mejorado en cuanto al combate a la corrupción se refiere).

Mientras tanto, los gobernadores se reúnen hoy con el Presidente, quien (dicen los que saben) les exigirá respaldo a la reforma educativa recientemente aprobada. Falta ver si le hacen caso: algunos, como Gabino Cué (Oaxaca) han hecho ojo de hormiga y han decidido negociar "en corto" con el SNTE (o la CNTE, según corresponda) en sus estados. Una fracción del sindicato disidente (la CNTE) se mantiene atrincherado en calles de la capital del país. Y el secretario de Educación, Emilio Chuyaffet, asegura que el gobierno priísta que ayer cumplió un año no se establecerá metas respecto a la prueba PISA. "La única meta es la de mejorar la calidad y acrecentar la cobertura de la educación en México". Lo mismo pudo haber dicho su antecesor en el cargo hace 10, 20 o 50 años.        

Mientras tanto, claro, el mundo no se detiene. Y el rezago educativo del país se mide ya en décadas. 

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Para saber más: La nota de los resultados del informe PISA 2012 será muy comentada hoy en medios de comunicación diversos. Aquí dos ligas sólo para abrir boca. Tal como la reporta el diario Reforma en México. Y cómo lo hace el español El País desde Madrid

lunes, diciembre 02, 2013

Teletón


Es de larga data mi oposición al Teletón. En este blog hay registro de ello desde hace nueve años. Desde hace algunas semanas cuento entre mis lecturas Memoria para el olvido, un libro de ensayos de Robert Louis Stevenson editado por Alberto Manguel (Siruela, 2005). Entre sus páginas me topé con las siguientes líneas que condensan mis motivos para seguir considerando al Teletón una farsa de la que, contra la opinión de la mayoría que defiende la generosidad del pueblo mexicano, no me siento orgulloso. Ni mucho menos. Sea.
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Deberíamos borrar dos palabras de nuestro vocabulario: propina y limosna. En la vida real, la ayuda se da amistosamente, o no tiene valor; o se recibe de mano de la amistad, o se toma con resentimiento. Todos somos demasiado orgullosos para aceptar un regalo sin más: debe parecer que lo pagamos, si no de otro modo, al menos con el placer de nuestra compañía. Ahí se encuentra, pues, el lamentable problema del rico: ése es el ojo de la aguja en el que ya se atascaba en los tiempos de Cristo, y en el que aún se atasca hoy, más estrechamente, si cabe, que nunca: tiene dinero, pero le falta el amor que haría aceptable su dinero. Hy en día, igual que en la Palestina de antaño, el rico invita al rico a cenar, es con el rico con quien se divierte y, cuando le llega el momento de ser caritativo, busca en vano un receptor. Sus amigos no son pobres, nada les falta; los pobres no son sus amigos, no aceptan. ¿A quién puede dar? ¿Dónde encontrar --fijaos en la expresión-- al pobre digno de ayuda? La beneficencia se centraliza (ése es el término que emplean), se alquilan oficinas, se fundan sociedades con secretarias remuneradas o no: la caza del pobre digno de ayuda se extiende alegremente. Me parece que hace falta algo más que una humana secretaria para encontrar a ese personaje. ¡Cómo! ¡Una clase que sufra privaciones sin que sea su culpa pero que se muestre codiciosamente dispuesta a recibir por parte de desconocidos; que sea respetable, y que al mismo tiempo carezca completamente de respeto por sí misma; que desempeñe la parte más delicada de la amistad, pero que sea invisible; que tenga la forma humana, pero que haga caso omiso a todas las leyes de la naturaleza humana; y todo ello, para conseguir que un dios panzudo pase por el ojo de una aguja! ¡Oh, que se atasque, desde luego, y que su sistema político caiga hecho pedazos, y que su epitafio y toda su literatura (de la cual mis propias obras empiezan a formar una parte bastante considerable) sean totalmente abolidos de la historia de la humanidad! Porque para un necio de torpeza monstruosa no puede haber salvación, ¡y el necio que buscaba el elixir de la vida era un paladín de la razón comparado con el necio que busca al pobre digno de ayuda!