Hace unas semanas fui a ver Gomorra, película italiana ganadora del Gran Premio del Festival de Cannes el año pasado. Decepción. El filme es insoportablemente aburrido (confieso haber cabeceado bastante más de un par de veces) y corrobora mi admiración por Los Soprano. En la película, en serio, no pasa absolutamente nada. Y dura más de dos horas.
Ayer fui a ver La clase (Entre les murs) ganadora ésta de la Palma de Oro del Festival de Cannes (¿cuál es la diferencia entre el "Gran Premio" y la "Palma de Oro"?). ¡Otra decepción! La película narra la historia de un profesor bastante anodino en una escuela pública en las afueras de París. Y ya. Sí. Y ya. Claro que el profe tiene problemas con sus alumnos adolescentes multiculturales, irreverentes y un montón de adjetivos más (adjudíquese el que más convenga a la juventud actual)... Al final (pero muuuy al final, y la película también dura más de dos horas) hay una especie de dilema ético que se le presenta a este grisáceo profesor, pero aún así no ocurre nada que se acerque siquiera a lo emocionante. Nada de intención poética... a menos que la escena final del profe jugando fútbol lo sea, en cuyo caso yo soy poeta de dimensiones épicas cada martes y jueves a las 9am (si el clima es buena onda y mi agenda lo permite, jeje).
Y no se me confundan: para mí las mejores películas no son las de Jerry Bruckheimer ni nada por el estilo pero de eso a no contar ¡nada!... A ni siquiera tener la decencia de proponer ALGO... lo que sea, digo yo, que la cámara se mueve chido, que la edición es superlativa, que los actores se comunican con las fosas nasales, que la música está hecha con cacharros de cocina, que el guión no es guión sino transcripción de una vieja leyenda letona... ¡lo que sea! Pero ser tan mezquino como para no proponer nada... Eso sí calienta. Y encima ganar premios... Bueh.
Ayer fui a ver La clase (Entre les murs) ganadora ésta de la Palma de Oro del Festival de Cannes (¿cuál es la diferencia entre el "Gran Premio" y la "Palma de Oro"?). ¡Otra decepción! La película narra la historia de un profesor bastante anodino en una escuela pública en las afueras de París. Y ya. Sí. Y ya. Claro que el profe tiene problemas con sus alumnos adolescentes multiculturales, irreverentes y un montón de adjetivos más (adjudíquese el que más convenga a la juventud actual)... Al final (pero muuuy al final, y la película también dura más de dos horas) hay una especie de dilema ético que se le presenta a este grisáceo profesor, pero aún así no ocurre nada que se acerque siquiera a lo emocionante. Nada de intención poética... a menos que la escena final del profe jugando fútbol lo sea, en cuyo caso yo soy poeta de dimensiones épicas cada martes y jueves a las 9am (si el clima es buena onda y mi agenda lo permite, jeje).
Y no se me confundan: para mí las mejores películas no son las de Jerry Bruckheimer ni nada por el estilo pero de eso a no contar ¡nada!... A ni siquiera tener la decencia de proponer ALGO... lo que sea, digo yo, que la cámara se mueve chido, que la edición es superlativa, que los actores se comunican con las fosas nasales, que la música está hecha con cacharros de cocina, que el guión no es guión sino transcripción de una vieja leyenda letona... ¡lo que sea! Pero ser tan mezquino como para no proponer nada... Eso sí calienta. Y encima ganar premios... Bueh.
2 comentarios:
Pues te recuerdo q ya viene l festival internacional de morelia
de todos tus últimos posts, este es el que MÁS me ha divertido!!! ya extrañaba tu irreverente, sarcástico, maléfico y noir estilo.
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