Sólo he leído, antes de éste, otro libro de Paul Auster: Ciudad de cristal, que me pareció muy pero muy bueno.
He leído algunas críticas de Brooklyn Follies, que se refieren a un Auster menos oscuro, menos complejo que el de sus libros anteriores. Sin embaro, ninguna consigna que eso sea malo, en términos literarios, para un autor que (parafraseo a Rodrigo Fresán en Página 12) dio un tremendo bajón en Timbuctú y empezó a refritearse en El libro de las ilusiones.
No sé cómo recomendarles este libro sin caer en sensiblerías. Es optimista, pero no fácil. Luminoso, pero con sombras. Entretenido, pero no complaciente.
Cuenta la historia de Nathan Glass, un vendedor de seguros retirado que, luego de sobrevivir un cáncer de pulmón y divorciarse de su esposa, se muda a Brooklyn "buscando un sitio tranquilo para morir". Ahí es que se encuentra con un sobrino (ex doctorando en Literatura, ahora chofer de taxi), una mujer de la que se enamora, una sobrina nieta que le encanta y, en fin, varios personajes más (todos ellos bien desarrollados) que le dan un vuelco a su vida y le permiten darse una segunda oportunidad apenas cumplidos los 60 años.
Suena un poco cursi (por momentos, pocos, lo es) pero me ha resultado estimulante encontrarme un libro tan bien escrito y tan poco azotado en estos tiempos en los que parece que la estridencia dicta el canon.
Échenle un ojo. No se arrepentirán.
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Brooklyn Follies, de Paul Auster, está editado en español por Anagrama. Cuesta poco más de doscientos volovanes, dependiendo dónde lo compren.
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