Soy feliz. Por fin encontré una computadora con Word. Estoy en un ciber café a media cuadra del hostal. 1.50 euros la hora, ¡y Word, por amor de Dios! Mañana temprano estaré aquí haciendo el programa de radio. Ahora no puedo adelantar porque allá la elección interna del PAN apenas va a la mitad, y yo necesito los resultados 'pa escribir sobre eso. En fin.
Pensé que iba a ser un día tranquilo, pero fue de lo más movido.
Me desperté temprano (noten que el jet lag me hizo lo que el viento a Juárez), desayuné en el hotel (café con leche, pan y jugo) y me fui caminando a El Rastro. Es, digámoslo de una vez, como una Lagunilla madrileña. Nomás que La Lagunilla tiene más caché. Aquí de plano no diferencían entre lo antiguo y lo basura. Además, nosotros estamos años luz de distancia con nuestros productos pirata. Aquí, apenas dos o tres puestos con CDs... ¡y ya! Pobres. Eso sí, chucherías hasta 'paventar 'parriba. Compré una playera padrísima que he llamado "Toro Salvaje" (ya verán por qué).
Muy cerca de El Rastro está el Barrio La Latina que recorrí, creo, completo. Es un barrio muy lindo, pero nada del otro mundo. Lo bueno estuvo cuando traté de salir de ahí: me perdí. Desde hace algún tiempo tengo la certeza de que uno realmente no conoce una ciudad hasta que se pierde en ella, así que seguí caminando con mapa en mano, tratando de orientarme. No les hago el cuento largo: llegué hasta los linderos de la Complutense (que queda lejisísimos de La Latina) hasta que encontré una avenida que conectaba con la Gran Vía. Caminé un resto (como dos horas) y conocí más Madrid. Eso sí, me dio un hambre de miedo. Llegué al hotel a refrescarme. Me cambié y salí a buscar dónde comer/cenar. Tere me recomendó un restaurante superlativo cerca de la Plaza Mayor (El Botín), pero estaba cerrado. Luego me senté en una mesa de un lugar llamado "El Museo del Jamón", en plena Plaza. Nadie se acercó a atenderme en varios minutos, así que me paré y me fui. Caminé hasta encontrar otro restaurante recomendado (éste por la guía de El País): Casa Labra, se llama. Un lugar pequeño, pero acogedor, donde los fundadores del PSOE se reunían en años remotos (el restaurante fue fundado en 1860). Pedí varias tapas (brocheta de bacalao, atún en escabeche), dos bocadillos (uno de jamón -serrano, claro- y otro de chorizo) y una botella de agua. Nada malo, pero tampoco algo para chuparse los dedos. Luego busqué un café Internet y, aquí ando. Ya pasan de las 9 de la noche, y estoy cansado.
Mañana hay que empezar temprano, escribiendo el programa de Tere. Luego, cita en El Mundo. Más tarde iré a la Complutense, con calma ahora sí. También debo llamar a mi contacto en el ABC, para ver cuándo puede recibirme. Por la tarde, si hay tiempo, quiero ir a ver discos a una tienda que se llama FCNA, o algo así, que parece el MixUp de estos lares. Por fuera, al menos se ve enorme.
Me iré a la cama esperando que ganen las Chivas. ¡Saludos!
Pensé que iba a ser un día tranquilo, pero fue de lo más movido.
Me desperté temprano (noten que el jet lag me hizo lo que el viento a Juárez), desayuné en el hotel (café con leche, pan y jugo) y me fui caminando a El Rastro. Es, digámoslo de una vez, como una Lagunilla madrileña. Nomás que La Lagunilla tiene más caché. Aquí de plano no diferencían entre lo antiguo y lo basura. Además, nosotros estamos años luz de distancia con nuestros productos pirata. Aquí, apenas dos o tres puestos con CDs... ¡y ya! Pobres. Eso sí, chucherías hasta 'paventar 'parriba. Compré una playera padrísima que he llamado "Toro Salvaje" (ya verán por qué).
Muy cerca de El Rastro está el Barrio La Latina que recorrí, creo, completo. Es un barrio muy lindo, pero nada del otro mundo. Lo bueno estuvo cuando traté de salir de ahí: me perdí. Desde hace algún tiempo tengo la certeza de que uno realmente no conoce una ciudad hasta que se pierde en ella, así que seguí caminando con mapa en mano, tratando de orientarme. No les hago el cuento largo: llegué hasta los linderos de la Complutense (que queda lejisísimos de La Latina) hasta que encontré una avenida que conectaba con la Gran Vía. Caminé un resto (como dos horas) y conocí más Madrid. Eso sí, me dio un hambre de miedo. Llegué al hotel a refrescarme. Me cambié y salí a buscar dónde comer/cenar. Tere me recomendó un restaurante superlativo cerca de la Plaza Mayor (El Botín), pero estaba cerrado. Luego me senté en una mesa de un lugar llamado "El Museo del Jamón", en plena Plaza. Nadie se acercó a atenderme en varios minutos, así que me paré y me fui. Caminé hasta encontrar otro restaurante recomendado (éste por la guía de El País): Casa Labra, se llama. Un lugar pequeño, pero acogedor, donde los fundadores del PSOE se reunían en años remotos (el restaurante fue fundado en 1860). Pedí varias tapas (brocheta de bacalao, atún en escabeche), dos bocadillos (uno de jamón -serrano, claro- y otro de chorizo) y una botella de agua. Nada malo, pero tampoco algo para chuparse los dedos. Luego busqué un café Internet y, aquí ando. Ya pasan de las 9 de la noche, y estoy cansado.
Mañana hay que empezar temprano, escribiendo el programa de Tere. Luego, cita en El Mundo. Más tarde iré a la Complutense, con calma ahora sí. También debo llamar a mi contacto en el ABC, para ver cuándo puede recibirme. Por la tarde, si hay tiempo, quiero ir a ver discos a una tienda que se llama FCNA, o algo así, que parece el MixUp de estos lares. Por fuera, al menos se ve enorme.
Me iré a la cama esperando que ganen las Chivas. ¡Saludos!
2 comentarios:
VAYA, PARECE Q TODO VA BIEN POR ALLA, ME ALEGRA DEMASIADO, ESPERO QUE EN ALGUNA DE TUS CAMINATAS ME PUEDAS TRAER ALGUNOS LIBROS DE PSICOLOGIA, YA SABES, NADA ESPECIFICO PERO ES MATERIAL QUE VA A SERVIRME PORQUE SE "ESCOGERAS LO MEJOR"... CUIDATE Y TE QUIEROOOOO, ATTE
LENI
Pues, muchísima suerte en las respectivas entrevistas de esta semana... seguro te irá súper!! y, ya nos contarás con detalles...
Nuevamente, muchos saludos!
Pao
Publicar un comentario