Del diario El Norte, la columna política firmada por M.A. Kiavelo (el F. Bartolomé de por acá), sobre lo ocurrido ayer en el Parque Fundidora, antes, durante y despúes del concierto de los tenores:
"Lo malo es que Monterrey, en general, demostró el nivel de infraestructura que tiene con el desastre vial que provocó el evento. Entrar, salir o siquiera pasar por la zona de Fundidora resultó una aventura que dejó muchas dudas sobre la viabilidad de traer a esta ciudad un evento de clase mundial. La situación fue tal que requiere un serio examen por parte del Gobierno del Estado, que sueña con el Fórum, pero que realiza eventos como el de ayer. Y conste que aquí no basta con voltear a ver a la empresa Latin Events Promotions, a la que se le dio el contrato del concierto. Porque la organización pudo ser de esa empresa, pero la imagen es de Nuevo León".
En el mismo periódico, Gerardo Kleinburg, sobre el concierto en sí mismo:
"Plácido Domingo hizo gala de una lozanía vocal inverosímil, de una atigencia estilística infalible, de una expresividad y fuerza vocal arrolladoras. Carreras, el heroico sobreviviente de una mermadora leucemia, ejemplo indudable de amor a la vida y fuerza de voluntad, hizo su acostrumbrado y meritorio derroche de expresividad musical y empeño vocal, a pesar de que la cuesta que debe remontar cada vez sea más empinada, a pesar de una serie de tropiezos y limitaciones vocales (agudos ya inexistentes, vibrato excesivo, sonidos rotos) que ya son, tristemente, parte habitual de su canto (...) Alejandro Fernández, primero, se mostró cauto, mesurado y, acaso, demasiado 'académico' (...) luego se relajó y cantó con su habitual corrección y compromiso".
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