miércoles, abril 06, 2005

The Texas Chainsaw Massacre (la original)

Un amigo (Tiro) me prestó The Texas Chainsaw Massacre, versión de 1974. La original. Le agradezco por partida doble, porque también me prestó el libro Cult Movies, de Danny Peary, que he encontrado fascinante.
Hay tanto qué comentar.
Es raro ver la versión original después de haber visto el remake. Para empezar, confirmo que la nueva película no desmerece de la primera, aunque sí creo que Tobe Hooper, en el '74, llevó a cabo de mejor manera la idea de "la masacre de Texas". Sobre todo en la primera parte de la película, cuando el asesino todavía no aparece en escena, hay muchos elementos que sientan perfectamente la base de una historia aterradora. Cuando veía la película (esa primera media hora, sobre todo) no pude dejar de pensar en el concepto de unheimlich que usaba Freud para referirse a lo "no familiar", a esos detalles que lo ponen a uno sobre aviso, advirtiendo algo extraño (aunque no del todo ajeno) que presupone una perturbación del orden "normal" de la realidad.
En el caso de The Texas Chainsaw Massacre esos elementos se suceden creando la atmósfera ideal para la masacre que se verá después: un "autostopista" completamente chalado, una gasolinería sin gasolina, un reloj de muñeca clavado a un árbol, una podadora encendida (sin alguien usándola), un diente humano tirado en el suelo... todo lleva, irremediablemente, a esos otros 50 minutos por los que la película es famosa: el descubrimiento de una familia caníbal, la angustiosa persecusión de la protagonista, el notable diseño de producción basado en osamentas (animales y humanas) y, claro, la sierra automática en manos del asesino esperpéntico que es Leatherface.
Sorpresivamente (al menos para mí) la película está bien actuada. Salvo los inevitables gritos de la protagonista (que no cesan en muchos minutos, sobre todo al final) y algunos momentos en los que Leatherface parece Babs Johnson corriendo con una sierra, todo funciona bien. Por algo, apunta Peary en Cult Movies, el Museo de Arte Moderno de Nueva York tiene entre su acervo una copia de esta película, a la que yo califico con un dignísimo 70.
Curioso que el personaje en el que se basó Chainsaw (Ed Gein, asesino cereal estadounidense a quien le gustaba vestir con las pieles de sus víctimas) haya dado lugar a dos clásicos del cine, cada uno en su género: Psycho, que Hitchcock filmó en 1960, y The Texas Chainsaw Massacre.