Por ese
foro han pasado líderes sociales, expresidentes, empresarios, premios Nobel, y
una pléyade de “influenciadores” cuya presencia justifica el elevado precio de
la conferencia (2500 dólares por un fin de semana).
Al
momento de escribir estas líneas, la charla “¿Las escuelas matan la creatividad?” que Ken Robinson (Liverpool, 1950) ofreció en TED en 2006 supera
los 40 millones de reproducciones: es la más vista en la historia de la conferencia.
Ello ha convertido a Robinson no sólo en uno de los pedagogos más celebres del
planeta, sino en una especie de “rock star” de la educación. En esa charla (que
recomiendo ampliamente) Robinson critica de manera puntual el sistema educativo
basado en la preparación para exámenes estandarizados (PISA a nivel global; DOMINA,
ENLACE y varias similares para el caso mexicano) y sobre todo el relegamiento intencional
de las disciplinas artísticas de planes de estudio casi específicamente
centrados en la enseñanza de lengua y matemáticas.
Robinson
–que ha asesorado escuelas y sistemas educativos en todo el mundo– plasmó buena
parte de las ideas de esa conferencia en su libro El elemento (2009, con una edición corregida y aumentada en 2013).
En su
nueva obra, Escuelas creativas
(2015), Robinson vuelve sobre esos pasos y desarrolla a profundidad su propuesta
de revolucionar la educación bajo el supuesto de que el sistema actual lleva
varias décadas retrasado. Ofrece varios ejemplos de escuelas alrededor del
mundo que han implementado estos cambios con resultados notables. Tristemente
ninguno de estos se encuentra en México.
Terminar
de leer el libro me ha producido ansiedad y desasosiego. Es cada vez más
evidente –y no desde hace poco tiempo– que el sistema educativo que conocemos
es ineficiente en términos de lo que las nuevas generaciones necesitan de sus
escuelas y profesores en los tiempos que corren. Sin embargo, al menos en
México, parecemos empeñados en hacer que las cosas funcionen como antes, que
los alumnos aprendan (sí o sí) como lo hicimos nosotros, y lo hicieron nuestros
padres y abuelos; asociamos la innovación con uso de tecnología (sin atender
casi la base pedagógica sobre la que deberíamos usarla) y –en general– seguimos
centrados en la enseñanza estandarizada (todos deben aprender lo mismo, al
mismo tiempo y con los mismos resultados) y no en el aprendizaje personalizado
que exige el presente y reclamará el futuro.
Hay mucho miedo, sin embargo, a dar esos pasos. Padres de familia, profesores, directivos escolares e incluso a menudo los mismos alumnos parecen sentirse incómodos con innovación real, con la que apela a la pedagogía más que a la tecnología. Por ejemplo: usar una tablet en el salón está bien visto; pero trabajar sobre la base del aula invertida genera zozobra. La solución, me parece, está en palabras de Esther Wojcicki: "Para transitar al siglo XXI, las escuelas deben arriesgarse. Necesitan encontrar una manera de cambiar la cultura del aula: del modelo dirigido por el profesor a uno liderado por el estudiante. Esa es la base del aprendizaje mixto". Hacia esas dianas hay que apuntar, y no hacia las que nos hacen sentir cómodos y seguros pero que a los alumnos definitivamente no les garantizan el aprendizaje que les hará salir adelante en décadas por venir.
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Escuelas creativas. La revolución que está transformando la educación.
Autor: Ken Robinson (con Lou Aronica)
Editorial: Grijalbo
Precios (MXP): 289 impreso | 159 digital
2 comentarios:
Ya me dieron ganas de leer el libro. ¡Totalmente de acuerdo! Yo me emociono cada que leo algún artículo de algún país haciendo parte de su plan de estudios la danza, el teatro, o dándole igual peso a la música que a las matemáticas. Y sí, México no está dentro de esos países, pero sí creo que en México hay varias personas que se fuerzan porque la educación sea personalizada, de persona a persona, y no de matrícula a matrícula dentro del viejo sistema de exámenes estandarizados. Y es que, después de todo, la educación es fundamental para que podamos seguir creciendo como personas y como sociedad. ¡De verdad que la educación tiene un alcance bárbaro!
¡Hola, Ivalú! Así es: pienso que la educación es uno de esos temas de los que todos estamos preocupados, pero de los que muy pocos nos ocupamos. En este ámbito el reto es formidable, pero por la misma razón muy estimulante. Los próximos años definirán muchas cosas pero algo es seguro: en dos o tres generaciones la educación tal como la conocemos estará completamente rebasada. Te agradezco mucho haber leído y comentado, y te envío un saludo afectuoso. :-)
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