Por Emilio Lebrija
La historia nos ha brindado de vez en
cuando, un par de veces al siglo a lo mucho, a personas que rompen con
estándares establecidos. Siempre que instauramos un límite, un récord, un
máximo, llega un talentoso o un suertudo que lo rompe, y eso es lo que nos hace
humanos, lo que nos hace más que solo animales: esas ganas de superarnos.
Superarnos no necesariamente implica algo
bueno, pues hay millares de ejemplos de quienes recurren a la falta y al
crimen, atropellando la justicia con tal de ser más, no obstante, ser bueno
haciendo algo malo tampoco es fácil, mucho menos ser el mejor. No hay mejor
ejemplo que Pablo Escobar. De chalán a patrón, de pobre a rico, de don nadie a
capo.
Hacer una película de Escobar me parecía
algo bastante complicado y un reto engorroso, así que cuando escuché de la
grabación de una serie no esperaba mucho, su éxito me parecía algo improbable,
absurdo e inverosímil…
Insospechada, y para algunos de la nada, llegó la serie Narcos
a Netflix, con promesas de ser una de esas que nos dejan con ganas de más. A
diferencia de otras grandes como House of Cards, Breaking Bad y hasta Prison
Break, Narcos es una historia verdadera, una historia nuestra, una historia
latina.
La serie consta de 10 capítulos y trata de
la vida y trabajo de Pablo Emilio Escobar Gaviria, máximo jefe del cártel de
Medellín y pionero de la exportación de cocaína a Miami.
Chris Brancato, creador y escritor de la
serie, junto con los directores de la misma, crean una atmósfera
impresionantemente real; la combinación de lo visual, la música, los diálogos y
las extraordinarias actuaciones hacen que uno como espectador se sienta en
Colombia.
Las actuaciones son espectaculares,
especialmente la de Wagner Moura (Pablo Escobar), el cual parece haber nacido
para el papel, interpretando de manera exquisita a Pablo: desde la forma de
mover el bigote hasta la manera de caminar, es claro que Moura estudió su papel
exhaustivamente.
La serie cuenta con detalles que me
parecen realmente deliciosos (y miren que se los dice alguien que por lo
general es muy crítico de series como esta), como el hecho de que el narrador
sea también un personaje vital para la serie: Steve Murphy, (interpretado por
Boyd Holbrook) el cual trabaja para la DEA y por consiguiente habla desde un
punto de vista muy “gringo”.
Los directores crean algo muy placentero
para la vista; tienen la genialidad de darle vida al entorno con tomas muy
complejas. Por ejemplo cuando los agentes de la DEA persiguen a unos sicarios
de Escobar: la toma empieza fija en el piso, va subiendo y avanzando por los
techos de algún pueblo colombiano, dejándonos ver el ambiente y a la gente
aunque aparentemente no estén implicados en la historia. La escena acaba con
una toma panorámica que deja ver a los dos agentes en lugares distintos, es
realmente impactante. Sin embargo, Narcos no es apta para todas las sensibilidades…
Una historia como la de Pablo Escobar no puede ser contada con restricciones. Ni
Brancato ni los directores se andan a medias; no se reservan nada, muestran
gráficamente tortura, muerte y sexo, pero misteriosamente con todo muy bien
acomodado, con una inesperada sutileza.
Narcos no es abrasiva, no es de esas
series que a huevo te quieren hacer pensar en algo o simpatizar con alguien. No,
Narcos, con todo y que se trate del cabrón de Escobar, cuenta la historia desde
muchos puntos de vista: el colombiano de la mano del presidente Cesar Gaviria;
el gringo a través de Steve Murphy, la DEA y la CIA y el narco, mediante
Escobar, su familia y sus seguidores.
La serie está acompañada de tomas reales
de Escobar y es tan apegada a la historia que por momentos crea la sensación de
ser un documental, no una serie. No podría estar mejor asesorada
históricamente: los acontecimientos coinciden perfectamente con lo que en
verdad pasó, al igual que los nombres, los apodos y los lugares.
Pocas veces me he clavado tanto con una
serie. El hecho de que esté basada en acontecimientos reales la hace aun más
rica y compleja. Narcos es un trabajo asombroso, llevándonos de la mano de
Escobar por su vida en tan solo 10 capítulos, sin eludir eventos importantes. Espero
ansiosamente la siguiente temporada como un fresco “fan” de Brancato, de Moura,
y de su estupendo trabajo.
1 comentario:
¡Felicitaciones, querido!
Un placer leerte, y sobre todo, leerte tan bien.
Besos
Maruma
Publicar un comentario