Por Juan Villoro
El próximo domingo culminará la marcha que ayer comenzó en Cuernavaca para protestar contra la sangre derramada. Felipe Calderón salió al paso de la protesta señalando el peligro de "detener la acción del gobierno".
¿Qué significa el grito de "¡Ya basta!"? Algunos consideran que un pacifismo inmoderado beneficiaría al crimen, otros juzgan que el gobierno es corresponsable del caos en la medida en que encendió un polvorín que no sabía cómo enfrentar. Los políticos de todos los partidos han sido incapaces de llegar a acuerdos parciales en nombre de un interés superior. El país se desgaja; surgen recelos y crispaciones. Mientras, la violencia afecta a todos.
Javier Sicilia se ha situado en la encrucijada por la que antes pasó el empresario Alejandro Martí. Ambos perdieron familiares y sobrellevan un dolor contra natura. En su primer comunicado luego del fallecimiento de su hijo Juan Francisco, Sicilia recordó que hay palabras para nombrar al viudo o al huérfano, pero no a quien se queda sin hijos. Esa tragedia desafía al lenguaje y al entendimiento.
En su condición de poeta, activista, cristiano y deudo, Sicilia ha señalado que lo indecible solo se puede enfrentar con el silencio. Por ello ha convocado a que la marcha carezca de otra consigna que el callado estupor de los presentes. Se trata de una iniciativa ética, un momento de comunión y reflexión colectivas. "De lo que no se puede hablar, hay que callar", escribió Wittgenstein.
Y sin embargo, el mutismo tiene significado. Durante el movimiento estudiantil de 1968 la Manifestación del Silencio tuvo mayor peso que otras marchas. El caricaturista Abel Quezada resumió el acto con una frase: "El silencio es más fuerte".
En La significación del silencio, mi padre, Luis Villoro, recuerda que al definir al hombre, los griegos hablaron del zoon lógon éjon. Para ellos, el rasgo distintivo de la condición humana no era la razón, sino la palabra.
El silencio puede ser el contrapunto de la poesía y de la música, una manera de estar de acuerdo sin decirlo, una forma de la perplejidad ("no tengo palabras para esto"), un gesto de respeto.
La marcha del domingo remite a algo más profundo, abordado en La significación del silencio: "La muerte y el sufrimiento exigen silencio, y la actitud callada de quienes los presencian no solo señala respeto o simpatía, también significa el misterio injustificable y la vanidad de toda palabra. [...] Porque el hombre es 'un animal provisto de palabra' puede guardar un silencio significativo. En la medida en que el silencio signifique es, pues, un elemento del lenguaje". Al callarse, quien puede hablar marca un límite. ¿Hasta dónde llega ese lenguaje negativo, hecho de palabras que no suenan?
Aunque el alcance de una marcha es limitado, algo queda claro en este caso: guardar silencio es una forma de no mentir. Estamos inmersos en actos de violencia contra la verdad.
El Presidente contravino el espíritu de la Constitución al ir al Vaticano a la beatificación de un Papa que silenció los crímenes de Marcial Maciel. A su regreso, pidió apoyo para una lucha de la que no habló en su campaña y para la que no buscó respaldo.
Nadie puede oponerse a acabar con el crimen. El problema es la debilidad y el desorden de un combate que se prolonga sin final a la vista y que ha dejado más de 40 mil muertos. Sabemos que éste es nuestro país, no podemos decir que ésa sea nuestra guerra.
El Presidente pide comprensión. No tendría que hacerlo si mejorara su estrategia. Los flujos financieros del narco no han sido tocados en lo sustancial y la investigación de cómplices en los tres poderes no ha dado resultados decisivos; la legalización de ciertas drogas eliminaría parte del negocio ilícito, pero el gobierno no es partidario de esa idea; el combate solo se puede hacer en complicidad con Estados Unidos, principal consumidor de drogas, sin embargo, en su política bilateral Calderón pidió que removieran al embajador: ese "logro" debilitó la relación.
Todo lo anterior pertenece a la logística a corto plazo. Lo más preocupante es que se ha hecho muy poco para restaurar el tejido social. Más decisivo que capturar a un narco es impedir que alguien lo sea.
Calderón no ha podido mejorar la educación, clave de una política de seguridad duradera. Para miles de mexicanos ser sicario no es solo la alternativa equivocada: es la única. Ahí está el problema.
En el 94% de los municipios no hay librerías. Formar ciudadanos conscientes es más lento y costoso que comprar armamento, pero es más seguro y ético.
Mientras el Presidente solicitaba no confundir la paz con la rendición, Alejandro Martí preguntaba: "¿Qué le puede esperar a un país cuya clase política no es sensible al reclamo de los ciudadanos?".
El poder no oye. Juan Rulfo le tiene un mensaje:
"-¿Qué es? -me dijo.
-¿Qué es qué? -le pregunté.
-Eso. El ruido ese.
-Es el silencio".
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El poder no oye. Juan Rulfo le tiene un mensaje:
"-¿Qué es? -me dijo.
-¿Qué es qué? -le pregunté.
-Eso. El ruido ese.
-Es el silencio".
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Publicado en Reforma el viernes 6 de mayo, 2011. Todos los derechos reservados. CICSA 2011
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