Una de las confesiones más incómodas de mi vida, al menos en los últimos años, ha sido el voluntario reconocimiento de que en 2006 voté por López Obrador.
Ya, ya, ya... Como dice una canción de U2: "No hay nada que puedas lanzarme que no haya escuchado ya".
Lo cierto es que pienso que este país (y este mundo, en general) no puede seguir el rumbo que lleva, con la mitad de sus habitantes en la pobreza. De tal suerte que mi opción racional fue la izquierda política a la hora de votar.
Nunca me gustó el tono amenazante del slogan "Por el bien de todos, primero los pobres", pero el fondo de esa frase me pareció pertinente en su momento. Nunca confié ciegamente en él (no soy Peje-fan, como alguien me llamó), pero francamente las otras dos opciones que presentaba la boleta me parecieron igual o peores. También ayudó a mi decisión la trabadez con la que Fox se empeñó en obstaculizar la candidatura de AMLO ("si Fox dice que es malo... no debe ser taaan malo"). Y, bueno, en 2006 vi la oportunidad de revivir la esperanza de cambio que Fox me arrebató durante su sexenio (después de haberla encendido tras su victoria en 2000).
En fin. Voté por AMLO. Y me arrepentí pronto. Recuerdo muy bien los días posteriores al 2 de julio de 2006. Por algún tiempo creí en el fraude. Las dudas, al menos, me parecieron fundadas. Recuerdo haber tenido grandes expectativas sobre el discurso de AMLO en el Zócalo lleno el 30 de julio. Y recuerdo también la inmensa desilusión que sentí cuando llamó al plantón permanente en la plaza y, luego, a tomar Reforma.
Lo que ha ocurrido desde entonces me ha parecido triste. A veces ridículo. Hoy por la mañana no pude evitar reír al escuchar en radio lo que hizo AMLO ayer en Iztapalapa: ante la descalificación de su candidata en esa delegación por parte del Trife se lanzó a pedir el voto para el candidato del PT, a quien le hizo jurar en público que --si ganaba-- renunciaría a su cargo para entregárselo a la candidata de AMLO. El hombrecito del PT (un titerete) acepta conmovido y jura que renunciará. Si esto no fuera suficiente, AMLO declara a los medios, casi como poseso, que él sigue siendo perredista (!!!) y que de ninguna manera se saldrá del PRD... aunque esté llamando a votar por ¡otro partido!
Y es él quien acusa hasta a Dios Padre de actuar como mafioso...
En sus spots algún personaje siempre dice: "Es de sabios cambiar de opinión". Concuerdo. Yo ya cambié de opinión. Ya lo voté una vez. Y definitivamente no lo haría de nuevo.
Ya, ya, ya... Como dice una canción de U2: "No hay nada que puedas lanzarme que no haya escuchado ya".
Lo cierto es que pienso que este país (y este mundo, en general) no puede seguir el rumbo que lleva, con la mitad de sus habitantes en la pobreza. De tal suerte que mi opción racional fue la izquierda política a la hora de votar.
Nunca me gustó el tono amenazante del slogan "Por el bien de todos, primero los pobres", pero el fondo de esa frase me pareció pertinente en su momento. Nunca confié ciegamente en él (no soy Peje-fan, como alguien me llamó), pero francamente las otras dos opciones que presentaba la boleta me parecieron igual o peores. También ayudó a mi decisión la trabadez con la que Fox se empeñó en obstaculizar la candidatura de AMLO ("si Fox dice que es malo... no debe ser taaan malo"). Y, bueno, en 2006 vi la oportunidad de revivir la esperanza de cambio que Fox me arrebató durante su sexenio (después de haberla encendido tras su victoria en 2000).
En fin. Voté por AMLO. Y me arrepentí pronto. Recuerdo muy bien los días posteriores al 2 de julio de 2006. Por algún tiempo creí en el fraude. Las dudas, al menos, me parecieron fundadas. Recuerdo haber tenido grandes expectativas sobre el discurso de AMLO en el Zócalo lleno el 30 de julio. Y recuerdo también la inmensa desilusión que sentí cuando llamó al plantón permanente en la plaza y, luego, a tomar Reforma.
Lo que ha ocurrido desde entonces me ha parecido triste. A veces ridículo. Hoy por la mañana no pude evitar reír al escuchar en radio lo que hizo AMLO ayer en Iztapalapa: ante la descalificación de su candidata en esa delegación por parte del Trife se lanzó a pedir el voto para el candidato del PT, a quien le hizo jurar en público que --si ganaba-- renunciaría a su cargo para entregárselo a la candidata de AMLO. El hombrecito del PT (un titerete) acepta conmovido y jura que renunciará. Si esto no fuera suficiente, AMLO declara a los medios, casi como poseso, que él sigue siendo perredista (!!!) y que de ninguna manera se saldrá del PRD... aunque esté llamando a votar por ¡otro partido!
Y es él quien acusa hasta a Dios Padre de actuar como mafioso...
En sus spots algún personaje siempre dice: "Es de sabios cambiar de opinión". Concuerdo. Yo ya cambié de opinión. Ya lo voté una vez. Y definitivamente no lo haría de nuevo.
2 comentarios:
Me hubiera gustado que le hicieran caso a AMLO de contar voto por voto, encerrado en la bodega y solito, quizá todavía tendría material para seguir contando otros 3 años en los que dejaría de manipular así a los pobres-pobres.
Osea sí creo que hubo fraude electoral, pero tambien creo que AMLO es un puercazo igual que los demas.
Lo del tal 'Juanito' del PT ya es la superpuerkez de AMLO in our faces, y digo yo, si esa fue en público cuantas en privado no habra?
Gangsters todos, hasta me da nausea que ya vengan elecciones otra vez...
Publicar un comentario