Otro banquete visual de dimensiones épicas. Este viene de China, de Yimou Zhang, mismo director de la mesmerizante Héroe (2002).
Hace mil años, el emperador Ping regresa a su palacio luego de tres años de guerra. Nada es lo que parece. Su esposa, sus hijos y su corte traman algo que no sabremos hasta el final, un giro de tuerca tras otro.
El espectáculo es delirante. Zhang tiene una sorprendente destreza para combinar los colores en la pantalla y lograr escenas de una armonía visual inusitada. Y qué decir de las batallas.
No voy a negar que en algunos momentos los gongorismos resultan empalagosos, pero están tan bien hechos que no queda más que contemplarlos y esperar la siguiente secuencia.
Altamente recomendable si les apetece acción y belleza en la misma película. No se la pierdan.
1 comentario:
Tu crees?? A mi se me hizo muy barroca, no había ni un solo lugar donde no hubiese algo brillante y lleno de color.
Publicar un comentario