domingo, marzo 25, 2007

300

La batalla de Termópilas es uno de los episodios emblemáticos de la historia occidental. Ya se sabe: 300 espartanos combatieron hasta morir contra el ejército persa, en desventaja de uno contra mil. 2500 años despés de los hechos, es posible pensar que el relato que ahora conocemos tiene mucho más de mítico que de histórico.
Encuentro problemas con la exigencia que ha de hacerse a una película basada no sólo en un relato mítico, sino en un cómic, como es el caso. Tengo la impresión de que el tratamiento de un tema y el desarrollo de los personajes en una novela gráfica es sumamente limitado desde el momento en que el guión de un cómic puede no sobrepasar las tres cuartillas a renglón seguido: el espacio que se da al narrador y a los diálogos, cuando los hay, es mínimo. Puedo estar hablando desde la ignorancia, por eso dije "tengo la impresión".
Dando por hecho lo anterior, lo que queda es la estética visual. Y en ese sentido no sé el cómic, pero la película es espectacular. Zack Snyder demuestra una gran destreza al dirigir frente a la blue screen, buen manejo de los efectos especiales y en general de todo lo que se ve en la pantalla: vestuario, diseño de producción, fotografía. Digamos de una vez que técnicamente la película es excepcional.
Pero argumentalmente no pasa de ser una producción palomera. Los personajes no tienen profundidad: quizá por ello el casting se basó en actores cuyo más notable atributo es parecer salidos de WrestleMania. ¿Para qué actores de verdad cuando el 90% de la película se va en cerceneos y descabezamientos? ¿Desarrollo del dramatis personae? Nah. No es necesario. Los malos son re-malos y los buenos... eh... ¡pues re-buenos! Lo único que requieren los héroes para serlo es gritar AH-UH a cualquier pregunta o arenga que les haga su jefe Leónidas, que tampoco es una lumbrera.
Hay también otra lectura posible, sobre la que no abundaré: una moraleja realmente cargante acerca del valor de la libertad (representada y defendida por los espartanos) contra la opresión ignorante y bárbara (representada por los persas). No hace falta ir demasiado lejos para pensar en la disputa actual entre EU (dizque adalid de la libertad) e Irán (país heredero de la cultura persa, nomás). Pero esa lectura, por remolona e idiota, no quiero hacerla aquí. Sólo constatar que está en la película.
Al final, 300 resulta irregular. Visualmente es un mazazo a la cabeza (y es un halago, eh), pero argumentalmente no pasa de contar una leyenda con los mismos recursos que se le cuenta la hazaña de los Niños Héroes a un infante de 8 años. Por cierto que al final los mexicanos salimos más chidos: los espartanos necesitaron 300 de sus mejores hombres para darle una lección de coraje al ejército más poderoso de su tiempo: nosotros nos bastamos con seis cadetes para darle una patada en el trasero a los EU. Es un decir, claro, porque las dos batallas, la de Termópilas y la de Chapultepec, las perdieron los "buenos". Pero esa es otra historia...

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