Publicó esta novela, su primera, a los 28 años, en 1934. La crítica la recibió con muchas reservas y la Gran Depresión terminó de sacar el texto de circulación prácticamente de inmediato.
A principios de los '40, Roth, con una segunda novela a medias, decidió quemar sus diarios y manuscritos y emplearse como obrero, bombero y maestro hasta que se mudó a una casa rodante en Albuquerque.
En los '60 Llámalo sueño fue reeditada y la crítica, experta en llegar tarde a su cita con las obras maestras, dictaminó que era la novela emblemática de la inmigración americana y, más allá de su contenido social, una de las primeras obras literarias estadounidenses en sintonía con Joyce y Eliot.
Al principio Roth desconfió de la fama que le llevó pasados los 60 años una novela que había escrito hacía 35, pero luego decidió --¡a los 73 años de edad!-- retomar su actividad como escritor. Con bastante éxito, por cierto.
La novela es sensacional. Narra la historia (basada en la vida del autor) de David, un niño judío que llega a Nueva York en brazos de su madre para encontrarse con su padre, que ya vive en América. A partir de ahí Roth echa mano de sorprendentes recursos literarios (más aún teniendo en cuenta que fue su primera novela) tales como el monólogo interior y la deconstrucción del lenguaje para dar cuenta de las dificultades de comunicación entre el yiddish y el babélico inglés de Nueva York, amén de definir personajes con líneas finas y profundidad pasmosa y llevar a buen fin, con un ritmo inusitadamente ágil, un novelón de casi 700 páginas.
Absolutamente recomendable para cualquier lector, Llámalo sueño es además un paraje ineludible en cualquier vista panorámica de las letras estadounidenses del siglo pasado. Y uno de los más bellos, sin duda.
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Llámalo sueño, de Henry Roth, está editada en español, en traducción de Miguel Sáenz, por Alfaguara en su colección Clásicos Modernos.
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