Todos alguna vez hemos sentido, como dice esa canción de Enigma, que somos "el sueño de un delfín" o, en términos menos líricos, que nuestra vida está de algún modo regida por el destino.
Eso le ocurre a Harold Crick (Will Ferrell), un burócrata anodino (perdón la redundancia, jaja) que un buen miércoles empieza a escuchar una voz que narra su vida.
La psicóloga diagnostica esquizofrenia, pero --dada la naturaleza de lo que escucha, o sea, la narración de su vida-- decide acudir a un experto en Literatura (Dustin Hoffman) para que le ayude.
Pronto Harold descubre que es el personaje de la nueva novela de Key Eiffel (Emma Thompson), quien a su vez sufre "bloqueo de escritor" y sólo sabe que debe matar al personaje principal... el problema es que no sabe cómo.
La película recuerda guiones memorables de Charlie Kaufman (Being John Malkovich, Adaptation, Eternal Sunshine of the Spotless Mind) aunque, como anota el director de Stranger Than Fiction (Marc Foster), el trabajo de Kaufman es mucho más intelectual que el de Zach Helm (guionista de Stranger...), más cargado hacia la emotivo.
La película es buena, sin duda. Los aficionados a la Literatura la disfrutarán un poco más, por los guiños a la eterna polémica de la relación entre autor/personaje y viceversa, pero no se necesita saber qué es un narrador omnisciente o un golem para disfrutarla. Sorprende la sobriedad de Will Ferrell (como sorprendieron en su momento Adam Sandler en Punch-Drunk Love y Jim Carrey en The Truman Show y la misma Eternal Sunshine...).
Y sí, el final es un poco condescendiente con el espectador, pero no demerita la película que encuentra un buen equilibrio entre la reflexión existencialista y la comedia romántica. En suma: que se disfruta desde el prólogo hasta el colofón.
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