México 1, Portugal 2

(Foto: FIFA / AFP)
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Y, bueno, es difícil pensar en un partido más adverso. Portugal no jugó bien. Hizo un gol tempranero (a cargo de Maniche o, como diría La Volpe, Machine) y renunció al ataque todo el segundo tiempo. Les bastó con eso porque México jugó peor. Empezó bien, pero el gol portugués al minuto 6 desconcentró al equipo, que no supo componerse. Rafa Márquez regaló una "pena máxima"; Kikín dio esperanza al anotar al minuto 29, pero luego Omar Bravo falló un penal; Luis Pérez fue expulsado y, por si algo faltara, por un momento pareció que Angola sí podía vencer a Irán y complicar en serio la calificación mexicana.

En fin. México perdió hoy por sus propios errores. Y quizá sea ese factor el que hace más dolorosa la derrota: no ganaron los portugueses: perdimos nosotros. Y poco se puede esperar de un partido en el que el principal enemigo es uno mismo. ¿Podrá revertirse esa tendencia en los tres días que faltan para el partido del sábado?

Porque México está en Octavos, pero el panorama no es halagüeño. Muy probablemente el próximo rival será Argentina. Eso sería lo de menos si el equipo estuviera bien, pero la verdad es que ha venido de más a menos y tendría que ocurrir algo parecido a un milagro para que México sea muy otro y tenga posibilidades reales de ganar a los chés, que, al contrario, vienen de menos a más: jugaron un gran partido contra Serbia (y Montenegro, ja) y se espera un partidazo al rato contra Holanda. Veremos.