lunes, octubre 10, 2005

Zagreb en el corazón

Hay algo mágico en los conciertos de música clásica: la certeza de que la música se está realizando, materialmente, en esos momentos. Claro que en otros conciertos la certeza es la misma, pero cuando hay una filarmónica en el escenario la fuerza de esa certeza es incomparable. Ves al director entretejiendo notas, hilando silencios, ordenando sonidos... a la arpista que viajó 6 mil kilómetros para interpretar dos minutos de arpa que a Bartók le parecieron imprescindibles hace 80 años... al flautista perfeccionista que niega con la cabeza una nota equivocada (¿o un pensamiento distractor?)... a la violinista que se seca el sudor de las manos en su vestido de gala... a los contrabajistas que se guiñan cómplices, como celebrando una buena jugada.
Y todo dura lo mismo que un partido de fútbol, con medio tiempo incluido. Y se hace con los chillones violines del mariachi; el arpa de los sones jarochos y el mágico contrabajo del jazz. Es música que humaniza; que confirma que vale la pena estar aquí si de vez en cuando podemos ver a tres o cuatro decenas de personas que vienen del otro lado del mundo para hacer música frente a nuestros ojos y recordarnos que no importa cuántas personas observen: lo importante es que esto ocurra. Y que nosotros estemos ahí.
Esta noche la Filarmónica de Zagreb se ganó un lugar en mi corazón.

1 comentario:

Paola B. Cano dijo...

Pues, a mí también me pareció un gran concierto, sobre todo, por el hallazgo del gran Frano Parac... qué bueno que estuviste tomando notas de los detalles, no sólo lograste poner un post en suma agradable, además, me hiciste recordar esos momentos peculiares del concierto, a los que yo agregaría, la parte en donde las violas dejan el arco para continuar tocando las cuerdas con los dedos durante la 'elegía' de Bartók creando un sonido único, de fondo, y así otros tantos que, personalmente, hacen que Parac y la Orquesta Filarmónica de Zagreb ocupen también, "un lugar en mi corazón"!! Qué lástima que tuvimos ocho lugares libres junto a nosotros y qué lástima que los boletos se quedaron en el auto... Todos los demás, se perdieron de un gran, gran concierto... Saludos!