miércoles, octubre 12, 2005

El Código Drácula


(En la foto: Yo, defendiéndome de Vlad Dracul, el pasado fin de semana)
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Sí, como sugieren algunos críticos estadounidenses, llamémosle El Código Drácula.
Su autora, Elizabeth Kostova, afirma que el libro (¡de 698 páginas, nomás!) le costó 10 años de investigación. En las librerías españolas lo ofrecen ya como el nuevo Código Da Vinci. Pero el libro de Dan Brown es, al menos, entretenido. La historiadora (Umbriel, 2005) es, incluso en ese sentido, irregular. No voy a negar que el manejo del suspenso es adecuado casi todo el tiempo, pero llega un momento (al menos a mí me llegó) en el que se desea seguir leyendo ya no por el interés de la trama, sino por la necesidad de terminar un libro del que nos queda la sensación de que, desde hace varias decenas de páginas, dura demasiado.
¿De qué trata? Una chica de 16 años encuentra en la biblioteca de su padre un libro con un dragón impreso en el centro y un paquete de cartas que escribiera el mentor de su padre (el profesor Rossi), desaparecido en busca de Vlad Tepes El Empalador. ¡Drácula, pues! Poco más tarde, es el padre de la chica el que desaparece, y la chica decide ir en su búsqueda. Se intercalan en el relato, entonces, tres fuentes de información, en tres tiempos distintos: las cartas de Rossi, el relato del padre a su hija, y lo que cuenta la chica.
No está mal, les digo: es entretenido. Hay mucho turismo: las aventuras de los personajes nos llevan igual de Inglaterra a Turquía que de Amsterdam a Rumanía; hay mucha acción (en la que se involucran estacas clavadas en el corazón, balas de plata y ajos en los bolsillos, desde luego); hay un par de historias de amor y las suficientes vueltas de tuerca como para mantenernos cerca del libro.
Peeero... no pienso que la cualidad de entretenida sea, por sí misma, un valor literario. No basta con que una historia esté aceptablemente contada (y escrita, claro) para poder considerarla literatura. Y, sobra decirlo, pero a nivel formal no hay un mínimo atisbo de riesgo por parte de Kostova: la estructura, bien manejada, no va más allá de los tres planos ya mencionados; el lenguaje es muy limitado (los personajes hablan todos igual) y, en general, los recursos de los que se vale la autora para mantener nuestra atención no rivalizan con (sino más bien abrevan de) la maestría de otros autores del género.
Cristina Rivera Garza dice que, para ella, un buen libro es aquél que -una vez leído- te ofrece más preguntas que respuestas. Yo estoy completamente de acuerdo. Y La historiadora no deja una sola pregunta por responder al final. Está correctamente escrito, pero no es un buen libro.
No creo que sea el próximo Código Da Vinci por una razón: Brown tuvo la agudeza de crear un libro polémico al lanzarse, literalmente, a la yugular del catolicismo. Kostova, por su parte, hace de Drácula un tipo simpaticón a lado de los numerarios del Opus que encontramos en el Código.
La historiadora es un libro entretenido, pero no montado en la ola del escándalo. Una razón menos para leerlo, creo. Igual échenle un ojo, porque dicen que va a ser la sensación editorial de los próximos meses.
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La historiadora, escrito por Elizabeth Kostova, está recién publicado en español por Ediciones Urano, bajo su sello Umbriel. Calificación ergozoom: 30.
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2 comentarios:

Paola B. Cano dijo...

Qué simpática foto, caray... pensé que te había gustado un poco más la novela, pero bueno, yo no leí el "Código" y no podría comparar el grado de entretenimiento... en fin... que mejor propongo un café para intercambiar opiniones... saludos!

LaMaga dijo...

No puedo entender la comparación porque tampoco he leído el Código DaVinci, y menos el libro que mencionas... cuestión de principios. Pero bueno, se agradece la advertencia.