Pese a mis buenos deseos, no estoy durmiéndome temprano y, desde luego, tampoco despertándome lo temprano que quisiera. He pegado el ojo muy cerca de las 2am, y me he despertado siempre antes de las 8. Un poco lejos de mis ocho horas de sueño habituales. Pero la pila sigue y sigue.
Por la mañana desayuné torta de patata, bocadillo de salchichas (¡qué raras las hacen aquí!) y jugo de naranja. Rico, todo. Luego fui al ABC. Todo ahí está mejor que en El Mundo: como que llevan 15 años haciendo el máster (El Mundo, 4) y al empresa es gigantesca. De cualquier forma, debo confesarlo, las instalaciones y el programa del máster quedaron lejos de apantallarme. Sé que allá en México hay varios periódicos que no le piden nada a ABC y que el mismo máster podría hacerlo allá trabajando para cualquiera de esos periódicos (ganando dinero, en vez de pagarlo). En fin, que las dudas sobre el máster afloran, pero mañana voy a El País, y espero sorpresas.
De ahí caminé un poco por la calle de Alcalá (ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo: ¡la puerta de Alcalááá!) y luego entré al Parque de El Retiro, a descansar un poco. Me tumbé sobre una banca y me puse a leer varias páginas de Soldados de Salamina: la novela, como me advirtieron mis recomendadores, mejora mucho hacia el final. Veremos cómo termina.
Luego, la parte estelar de la tarde: el Santiago Bernabéu. Tour por el estadio. No pude evitar sacar la cámara y disparar a diestra y siniestra. Parecía yo 'Pepe The Kid! Me tomé fotos en el campo, rumbo a los vestidores y en los vestidores... Creo que estropeé el casillero de Beckham, pero no digan nada... Lástima que no pueda postear las fotos ahora; hay unas buenas.
Luego fui a comer. Melón con jamón serrano (entrada frecuente acá) y pizza prociutto (o algo así: llevaba jamón, queso y orégano) hecha en el momento: me supo a gloria.
De regreso a la zona del hotel me metí a la Casa del Libro y, luego de muchas tentaciones, compré sólo dos títulos que quería desde hace rato pero no he encontrado en México: Tres tristes tigres, de Cabrera Infante y Los mares del Sur, de Vázquez Montalbán. Por cierto, Aldo, ahí encontré Lateral: ya está en mi mochila.
Y ahora estoy aquí. Son casi 9.30 pm, debo hacer el programa de mañana e intentar, nuevamente, dormir temprano para reponer energía.
Madrid es increíblemente turística. Es martes, no son vacaciones, y la Gran Vía está cubierta de extranjeros y españoles que quieren pasar el rato. Son tantos que casi no hay diferencia con la cantidad de domingo por la tarde. Impresionante en verdad.
También mucha gente lee. No tanta, pero sí mucha. Quizá 4 ó 5 de cada 10 llevan en el Metro un libro, revista o periódico en mano. Claro que dos de esos 4 ó 5 llevan, invariablemente, un diario deportivo o El Código Da Vinci... pero, bueno, leer es leer, ¿o no?
Vale. Plan para mañana: incierto. Debo ir a El País, pero no sé si lo haré por la mañana: igual quiero intentar comprar boleto para el Atlético-Barça que se juega el sábado, aunque me tenga que formar un rato: vale la pena. Creo, entonces, que iré al Vicente Calderón temprano y luego me lanzaré a El País. La tarde completa podría dedicarla al Reina Sofía, que se me antoja un restorán. Y me falta comer o cenar en El Botín... ¡pero se me está acabando ya la ropa limpia! En fin, les ahorro esas cuitas. ¡Saludos a todos, y gracias porvenir!
Por la mañana desayuné torta de patata, bocadillo de salchichas (¡qué raras las hacen aquí!) y jugo de naranja. Rico, todo. Luego fui al ABC. Todo ahí está mejor que en El Mundo: como que llevan 15 años haciendo el máster (El Mundo, 4) y al empresa es gigantesca. De cualquier forma, debo confesarlo, las instalaciones y el programa del máster quedaron lejos de apantallarme. Sé que allá en México hay varios periódicos que no le piden nada a ABC y que el mismo máster podría hacerlo allá trabajando para cualquiera de esos periódicos (ganando dinero, en vez de pagarlo). En fin, que las dudas sobre el máster afloran, pero mañana voy a El País, y espero sorpresas.
De ahí caminé un poco por la calle de Alcalá (ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo: ¡la puerta de Alcalááá!) y luego entré al Parque de El Retiro, a descansar un poco. Me tumbé sobre una banca y me puse a leer varias páginas de Soldados de Salamina: la novela, como me advirtieron mis recomendadores, mejora mucho hacia el final. Veremos cómo termina.
Luego, la parte estelar de la tarde: el Santiago Bernabéu. Tour por el estadio. No pude evitar sacar la cámara y disparar a diestra y siniestra. Parecía yo 'Pepe The Kid! Me tomé fotos en el campo, rumbo a los vestidores y en los vestidores... Creo que estropeé el casillero de Beckham, pero no digan nada... Lástima que no pueda postear las fotos ahora; hay unas buenas.
Luego fui a comer. Melón con jamón serrano (entrada frecuente acá) y pizza prociutto (o algo así: llevaba jamón, queso y orégano) hecha en el momento: me supo a gloria.
De regreso a la zona del hotel me metí a la Casa del Libro y, luego de muchas tentaciones, compré sólo dos títulos que quería desde hace rato pero no he encontrado en México: Tres tristes tigres, de Cabrera Infante y Los mares del Sur, de Vázquez Montalbán. Por cierto, Aldo, ahí encontré Lateral: ya está en mi mochila.
Y ahora estoy aquí. Son casi 9.30 pm, debo hacer el programa de mañana e intentar, nuevamente, dormir temprano para reponer energía.
Madrid es increíblemente turística. Es martes, no son vacaciones, y la Gran Vía está cubierta de extranjeros y españoles que quieren pasar el rato. Son tantos que casi no hay diferencia con la cantidad de domingo por la tarde. Impresionante en verdad.
También mucha gente lee. No tanta, pero sí mucha. Quizá 4 ó 5 de cada 10 llevan en el Metro un libro, revista o periódico en mano. Claro que dos de esos 4 ó 5 llevan, invariablemente, un diario deportivo o El Código Da Vinci... pero, bueno, leer es leer, ¿o no?
Vale. Plan para mañana: incierto. Debo ir a El País, pero no sé si lo haré por la mañana: igual quiero intentar comprar boleto para el Atlético-Barça que se juega el sábado, aunque me tenga que formar un rato: vale la pena. Creo, entonces, que iré al Vicente Calderón temprano y luego me lanzaré a El País. La tarde completa podría dedicarla al Reina Sofía, que se me antoja un restorán. Y me falta comer o cenar en El Botín... ¡pero se me está acabando ya la ropa limpia! En fin, les ahorro esas cuitas. ¡Saludos a todos, y gracias porvenir!
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