El artículo de portada de la revista Chilango de este mes no tiene desperdicio. Se titula "¿Rebelde? ¡Mis calzones!" y es un análisis sociológico y mediático del "fenómeno" que la telenovela de Pedro Damián ha generado en meses recientes. Desde lo que cuesta uniformarse de rebelde (no menos de mil pesos si se cuentan los accesorios) hasta los motivos por los que el programa es tan popular incluso en niveles socioeconómicos no precisamente dados a las telenovelas (clases alta y media alta).
Las conclusiones al respecto de Álvaro Cueva, son muy elocuentes: los adolescentes y jóvenes mexicanos se conforman con poco: "¡Claro que habrá más Rebelde, la van a mantener! Están dirigiéndose a un público muy noble, muy poco crítico. Rebelde está consiguiendo mantener a este público, que necesita estos productos... y no hay muchos".
Yo no he visto la novela (¡en serio!) pero un día de estos lo haré con gusto. Por curiosidad, claro. No por las faldas breves, las piernas largas, los argumentos complacientes y las proyecciones aspiracionales... no, no.
¡Pero es que soy rebeldeee! (o como vaya la canción...:)
3 comentarios:
¡Yeah! Yo también soy fan, pero la neta nunca he tenido el valor para ver "Rebelde" con volumen. Me conformo con las minifaldas, oir lo que dicen sólo destruiria mi fantasia.
Es curioso cómo no tener una tv en casa puede apartarte del mundo. Si mal no recuerdo, en mi última visita a Oaxaca (allá por diciembre de 2004), todos mis amigos me decían "Roberta" y no entendía por qué. Luego de pasar una tarde de telenovelas con mi madre y abuela entendí todo: Roberta no es más que una rapazuela con los cabellos multicolores, un pearcing en la nariz y una actitud agria ante cualquier situación. No fue necesario chutarme toooooda la historia; bastaron poco más de 35 minutos para enterarme de las irreales vivencias de un grupo de teenagers que hacían de las suyas ante la mirada complaciente de unos padres (más teenagers aún).
Hasta hace una semana mi mamá tuvo a ¿bien? regalarme una tv y he de confesar que he caído en la tentación de verla de nuevo... Lo malo es que como estoy en pleno cierre editorial, llego a casa después de las ocho de la noche.
Marissa
Ya vi la novela. ¡Y con volumen, Chidoguan! Mejora en cuanto a la diversión. Empeora si uno pone una pizca de cerebro al asunto.
Y, Marissa, a mí Roberta me pareció buen personaje. Se me hizo como la de más carácter entre las demás. Gracias por venir, como siempre.
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