Qué extraño es no sentir nada.
Veo en la tele gente llorando. Leo en los periódicos las declaraciones que a los cuatro vientos han lanzado los jefes de Estado en todo el mundo. Escucho en la radio coberturas interminables con corresponsales en lugares casi absurdos.
Ya van dos días de la muerte del Papa y yo sigo sin sentir algo al respecto. Bueno, sí que siento curiosidad por la grilla que entre los cardenales del mundo debe estar alcanzando niveles apoteósicos. Pero de eso el noticiero no dice nada.
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