De un mail que recibí hoy, de Alejandro Fuentes, buen amigo y ex compañero del Claustro:
"Guillermo Cabrera Infante ha muerto. Uno de los iconos de la disidencia cubana fue abatido por la septisemia. A la manera de los clásicos, su despedida puede enmarcarse en una frase: non omnis moriar. Y, en efecto, no lo hará; más allá de las hagiografías literarias que suelen prodigarse después de la muerte de un escritor importante, Cabrera fue un gran ejemplo. Para los que se defienden de la tiranía con inteligencia, para los que creen que siempre es posible comenzar de nuevo y, sobre todas las cosas, para los que ven en una buena película y en un chiste un aderezo suficiente para seguir viviendo. Las calles de La Habana -de la nocturna, la sensual, la carnavalesca- se han quedado sin uno de sus más desenfadados juglares. Descanse en paz".
1 comentario:
Hola, Filos. Debo confesar que no he leído mucha literatura cubana. Pero dicen que 'Paradiso' de José Lezama Lima y 'Tres tristes tigres' de Cabrera Infante son superlativas. Personalmente puedo recomendarte 'Caracol Beach' de Eliseo Alberto. Está en Alfaguara, muy fácil de conseguir y más que digna de leer. Saludos.
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