Decido pasar en el muelle de San Diego mi última tarde en esta ciudad. Subo al portaviones US Midway, ahora convenientemente convertido en museo: el Midway Magic. Por momentos me siento como en la película de Steven Seagal que ocurre en uno de estos barcos. Al menos la cocina del Midway es idéntica. La mayor parte del buque está cerrada al público, y lo que resta se encuentra artificialmente adecuado para que la gente constate lo dura y heroica que es la vida de quienes habitan los 12 portaviones que actualmente mantiene la Marina Estadounidense. No deja de ser impresionante, sin embargo, caminar por la plataforma y observar las réplicas de los aviones que ahí se encuentran.
De retirada como-ceno en uno de los restaurantes del muelle. Crema de almejas y salmón Coronado. Exquisita comida con vista al mar.
Más tarde, de regreso al hotel por mi equipaje, camino el Gaslamp Quarter. Es el Soho sandieguino: edificios antiguos bien remodelados albergan boutiques de diseñador, restaurantes donde no baja de 30 dólares cualquier platillo de la carta, bares y alguna tienda de habanos.
De retirada como-ceno en uno de los restaurantes del muelle. Crema de almejas y salmón Coronado. Exquisita comida con vista al mar.
Más tarde, de regreso al hotel por mi equipaje, camino el Gaslamp Quarter. Es el Soho sandieguino: edificios antiguos bien remodelados albergan boutiques de diseñador, restaurantes donde no baja de 30 dólares cualquier platillo de la carta, bares y alguna tienda de habanos.
1 comentario:
Nomas leyendo posts mas viejitos. Son mis ciudades.
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