Estoy cansado del Mundial. Y aún no inicia. Esto no es ninguna novedad. Ya me ocurrió hace cuatro años y no esperaba que fuera distinto ahora. No deseo entrar en polémicas respecto al valor de este espectáculo en términos sociales, económicos, políticos, antropológicos y etcétera.
Prefiero compartir con ustedes una película sobre fútbol que ayer me hizo sonreír y pensar en lo importante que es el juego en sí mismo, más allá de la insustancial y chocante parafernalia que constituye un Mundial. Lo importantes que son valores como la amistad y el amor; la lealtad y el arraigo; y lo fundamental que es pensar que se puede ganar sin trampas y que sí, al final uno puede preferir el bien al mal y sentirse feliz por ello:
La película es de Juan José Campanella, de quien algo se dice en la siguiente nota:
¡Que ruede el balón!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario