domingo, diciembre 12, 2010

Lecciones de los alumnos

El profe George Steiner


Con gratitud, a Lalo Díaz

Soy profesor, pero no estudié Puericultura, Pedagogía, Ciencias de la Educación, ni alguna carrera afín. Como muchos colegas, me puse frente a un grupo de alumnos casi por accidente, y nunca pensando que sería algo de largo aliento. Llevo tres años y medio en esto y continúo eludiendo el término definitivo cuando me refiero a mi trabajo. Sigo adelante fascinado por mi día a día, y motivado por las posibilidades que entraña mi labor cotidiana. Este ritmo frenético me lleva, a veces, a la angustia de asumirme como un profesor improvisado; al desazón que me provoca imaginar que empecé demasiado tarde una carrera para la que no me bastará la vida entera. 


También a veces, llegan a mis manos libros luminosos como éste. El título es Lecciones de los maestros (Siruela, 2007) y el autor es George Steiner, legendario profesor de literatura comparada y uno de los intelectuales más importantes del último medio siglo. Tiene 81 años, y no resulta difícil asumir este libro como una especie de ars poetica de su actividad magisterial.

La obra es una recopilación de las Conferencias Charles Eliot Norton que la Universidad de Harvard le invitó a dictar entre 2001 y 2002. En los textos, el profesor hace un recorrido de la actividad docente desde Sócrates hasta nuestros días, pasando por Jesús, Dante, Nietzsche, y la tradición confucianista (aparte de la judía, desde luego) en una revisión si no exhaustiva sí muy precisa de lo que ha significado, significa y significará ser profesor (y alumno).

No puedo dejar de recomendar esta lectura a cualquier persona que en algún momento de su vida se haya planteado ser profesor/a. Pero voy más allá: esta no es una lectura especializada sólo para profes. Cualquiera encontrará en ella un espejo en el cual reflejarse: porque todos en algún momento de nuestras vidas hemos enseñado algo o aprendido algo de alguien.

He escuchado de profesores más avezados que yo argumentos tanto afirmando como negando la idea de que el maestro aprende de y con sus alumnos. Mi experiencia personal me inclina ineluctablemente hacia lo primero. Este libro es clara muestra de ello: no lo habría leído si no hubiera recibido previamente la recomendación de uno de mis ex alumnos.

¿Por qué uno hace lo que hace? ¿Por qué dedicarse a ser maestro? ¿Qué sentido tiene seguir planeando clases en la era de Wikipedia y Google? Responde Steiner: "Ningún medio mecánico, por expedito que sea; ningún materialismo, por triunfante que sea, pueden erradicar el amanecer que experimentamos cuando hemos comprendido a un Maestro. Esta alegría no logra en modo alguno aliviar la muerte, pero nos hace enfurecernos por el desperdicio que supone. ¿Acaso no hay tiempo para otra lección?"


Ojalá sí, maestro. Ojalá. 

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