Arturo Pérez-Reverte. Tiene sus momentos. Aquí uno de El Club Dumas (1993):
"--Esa es una de las ventajas del dinero: permite contratar esbirros para el trabajo sucio. Y uno se mantiene virgen.
Corso miró al librero.
--Es un punto de vista --concedió tras quedar un segundo absorto; parecía que de verdad meditara sobre ello--. Pero yo desprecio más a quienes no se manchan las manos. A los vírgenes".
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