viernes, febrero 17, 2006

U2

U2 debía superar todo el glamour extra rock ‘n roll que los envolvió en su visita a México. Superar la comida con Jaime Camil, el desayuno con Salma Hayek, las personas acampando fuera del estadio, los boletos de 2300 pesos en la zona más baja y alejada del estadio, el furor desatado por tres conciertos a los que asistieron casi 200 mil personas (cuando en México, según la disquera Universal, se han vendido poco más de 100 mil copias de Vertigo: ¿de dónde salieron los otros 100 mil fans?)… superar eso y demostrar en la cancha (literalmente) que son una banda sólida, basada en su música y no en la extraordinaria parafernalia que les rodea.
No sé si U2 lo logró. Me queda claro que la gente sí, que el público los superó. Al menos en el concierto de ayer, la gente estuvo maravillosa. Haciendo la ola antes del concierto, respetando y aplaudiendo a los teloneros The Secret Machines (nada malos, por cierto) y manteniéndose de pie todo el concierto, coreando la mayoría de las canciones, e interactuando con la banda de maneras inesperadas (en dos canciones, los encendedores siguiendo el ritmo de la batería fueron impresionantes).
Cuando Bono predicaba, la gente respondía con alaridos; cuando la música era lenta, aparecían encendedores y celulares; cuando el ritmo iba in crescendo, las manos arriba. Espectacular.
Y U2, bien. Muy bien. El escenario no fue ideal (todo el concierto sentí que el sonido rebotaba), pero el grupo tiene varias canciones inolvidables y un juego de luces y video que hacen el acto muy atractivo. Por lo demás, ya lo decía Eduardo Mata: “La música no existe hasta que suena, hasta que el intérprete la realiza en el tiempo. La responsabilidad del intérprete se convierte entonces en una forma de creación”.
Ayer, la música sonó. Existió. Pero no me queda claro si los intérpretes principales fueron U2 o las 70 mil gargantas que cantaron con ellos. Como que U2 se quedó en el glamour del Four Seasons y sus siete millones de dólares en taquilla por concierto. Y las estrellas salieron del público, de los encendedores, de las manos arriba… de las ganas de estar ahí y escucharlos, más que, de hecho, estar ahí y escucharlos. Igual la experiencia fue inolvidable.

1 comentario:

Enigma dijo...

Creo que fue un buen concierto por una gran banda para un excelente publico... no se me ocurre nada mejor que decir en verdad.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra