Paola quiere ir por un café.
Veo la fila de 8, 10 personas que empieza a formarse a la entrada del Blas Galindo.
Claro, le digo mientras enfilamos hacia la máquina. Quién va a venir a un concierto de Mozart en pleno domingo de Súper Tazón. Por lo menos los papás y amigos de los músicos, me dice.
Sí. Y mucha gente más. El auditorio está casi lleno para presenciar, justo mientras en Detroit juegan Acereros contra Halcones Marinos, el inicio del ciclo Mozart-Shostakovich de la Orquesta Sinfónica Carlos Chávez. Repito: casi lleno ¡en tarde de Súper Tazón!
No quepo de gusto. Claro que con el tiempo nos damos cuenta -no sin risas de por medio- de que algunos cabecean, y hasta roncan, sin inmutarse ante el abuso de percusiones en el cuarto movimiento de la 1a. Sinfonía de Shostakovich. Pero la mayoría (varios niños entre el público) permanece atenta y disfruta la música.
Una razón más para sonreír este domingo.
2 comentarios:
yo, en cambio, estuve bebiendo mezcal con sabor a café. nada mal.
bueno te dará gusto saber que fui a ver munich y me sorprendí!!.... y un día antes fui al festival de jazz en la escuela nacional de música... del super tazón me enteré el domingo a las 11 de la noche y por el canal diferido en tv de paga que mostró un resumen al cual no presté atención....
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