A Galilea y a Sandarti les dan más tiempo para desarrollar los sketches que diariamente hacían, hasta hace unos meses, en Vida TV. Más tiempo y una mejor producción: menos chillona y más eficaz, basada en tres pantallas: una gigante y dos pequeñas, con las que se resuelven casi todos las necesidades de escenografía y utilería. El resultado es Orgasmos, la comedia. Con los pros y contras que eso conlleva.
Entre los primeros se encuentran, desde luego, la belleza de Galilea y la sencillez de Sandarti. Ambos hacen buena pareja en el escenario. Hace un par de semanas leí que Galilea aceptó hacer la obra sólo hasta que supo que Sandarti sería su compañero. Dijo que había mucha química entre los dos, y que él le daba confianza. Bueno, pues esa química y esa confianza se notan, y juegan muy a favor de ambos durante la obra.
Entre los primeros se encuentran, desde luego, la belleza de Galilea y la sencillez de Sandarti. Ambos hacen buena pareja en el escenario. Hace un par de semanas leí que Galilea aceptó hacer la obra sólo hasta que supo que Sandarti sería su compañero. Dijo que había mucha química entre los dos, y que él le daba confianza. Bueno, pues esa química y esa confianza se notan, y juegan muy a favor de ambos durante la obra.
Ahora bien, entre los contras se cuentan, precisamente, que la obra no va más allá de los referidos sketches en Vida TV.
Orgasmos, la comedia es una serie de viñetas escénicas que apelan a lugares comunes de la relación entre un hombre y una mujer para mover a risa al espectador. Están la escena de la mujer de compras, del hombre viendo un partido de fútbol, de ambos intentando disimular sus infidelidades y, claro, la escena de cama en la que se refleja lo difícil que es para Adán (Sandarti) complacer a Eva (Galilea). Son todos chistes construidos muy poco a poco, en los que ambos personajes se dirigen al público todo el tiempo explicándoles lo que harán o hicieron, en una especie de Monólogos de la vagina o Marionetas del pene "for dummies". Así tenemos, por ejemplo, a Adán hablando con su pene (que es su mano envuelta en un calcetín; algo parecido al "Compayito") y a Eva representando a su vagina con un pedazo de tela en cuya mitad se abre un orificio por el que cabe su cabeza.
No voy a negar que me divertí. Me reí como me río de El Chavo o de algún gag de La India María. Una risa fácil, primitiva, muy simple, que Galilea y Sandarti logran generar durante toda la obra que es, contraria a su título, anticlimática. Algunos chistes son tan previsibles y los registros de los protagonistas tan invariables que cuando, súbitamente, se apagan las luces y vemos a los actores agradeciendo el esperado aplauso del público, nos sorprende que la obra haya terminado, porque -en ese contexto- la obra podía haber concluido media hora antes... o continuado durante media hora más.
No logro entender cómo Morris Gilbert se lanzó a producir Orgasmos (?!). El boleto cuesta 250 pesos. El público al que convocan Galilea y Sandarti muy difícilmente, creo, podrá pagar ese precio. Y la gente con ese poder adquisitivo, me imagino, querrá invertirlo en alguna otra de las muchas obras que ofrece la cartelera teatral del DF. Incluso en el rubro de comedia ligera, me parece que Orgasmos no es una propuesta a tener en cuenta. (Calificación ergozoom: 30)
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Orgasmos, la comedia se estrenó ayer, viernes 8 de abril, en el Teatro Diego Rivera (Versalles 27, Juárez). Las funciones serán jueves a las 20:30; viernes, a las 19:30 y 21:30; sábados, a las 18:00 y 20:00; domingos, a las 17:30 y 19:30. El boleto general cuesta 250 pesos. Yo agradezco a Tiro haberme pasado una cortesía.
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