Dijo Buñuel que no le gustaban "el desierto, la arena, la civilización árabe, la india, ni, sobre todo, la japonesa".
Leyendo Estupor y temblores uno puede hacerse una idea de por qué la cultura japonesa puede resultar tan aberrante.
Aún cuando sea lugar común que se trata de una civilización milenaria, cultivadora de la paz y sana vida interior, en esta novela Amélie Nothomb (nacida en Kobe, Japón, y residente en ese país durante gran parte de su infancia) revela cómo los "enajenados capitalistas" de este lado del mundo tenemos muy poco o nada qué envidiar a los habitantes de la tierra del budismo zen.
El libro cuenta la historia de una joven belga que decide entrar a trabajar en una gigantesca trasnacional japonesa. La ilusión es grande y las posibilidades de desarrollo profesional son, aparentemente, también muy promisorias.Aún cuando sea lugar común que se trata de una civilización milenaria, cultivadora de la paz y sana vida interior, en esta novela Amélie Nothomb (nacida en Kobe, Japón, y residente en ese país durante gran parte de su infancia) revela cómo los "enajenados capitalistas" de este lado del mundo tenemos muy poco o nada qué envidiar a los habitantes de la tierra del budismo zen.
Pero muy pronto Amélie, protagonista, se da cuenta de que para salir adelante en la modélica empresa sólo hay una palabra que vale: abyección. El jefe (o la jefa) siempre tiene la razón. Siempre. Y lo mejor que se puede hacer para salvaguardar el honor --y quizá escalar un peldaño en el organigrama-- es humillarse:
"La mayoría de las veces el honor consiste en ser idiota. ¿Y acaso no vale más comportarse como un imbécil que deshonrarse? Todavía hoy me avergüenzo de haber preferido la inteligencia a la decencia".
¿Hay algo peor que eso? Bueno, la vida de esa gente honorable parece serlo:
"Los contables que pasaban diez horas diarias recopilando cifras me parecían víctimas sacrificadas en el altar de una divinidad carente de grandeza y de misterio (...) ¿Y, fuera de la empresa, qué les esperaba a aquellos contables de cerebro lavado por los números? La cerveza obligatoria con colegas tan trepanados como ellos, horas de metro abarrotado, una esposa que ya duerme, el sueño que te aspira como el desagüe de un lavabo que se vacía, las escasas vacaciones en las que nadie sabe qué hacer: nada que merezca el nombre de vida. Y lo peor es que a escala mundial esta gente es privilegiada".
¿Por qué trabajamos? ¿Para qué? ¿Qué es el éxito?
Estupor y temblores, de Amélie Nothomb, está publicada en español en Anagrama. Vale mucho la pena. Es la mar de divertida.