domingo, septiembre 21, 2008

Estupor y temblores

Dijo Buñuel que no le gustaban "el desierto, la arena, la civilización árabe, la india, ni, sobre todo, la japonesa".
Leyendo Estupor y temblores uno puede hacerse una idea de por qué la cultura japonesa puede resultar tan aberrante.
Aún cuando sea lugar común que se trata de una civilización milenaria, cultivadora de la paz y sana vida interior, en esta novela Amélie Nothomb (nacida en Kobe, Japón, y residente en ese país durante gran parte de su infancia) revela cómo los "enajenados capitalistas" de este lado del mundo tenemos muy poco o nada qué envidiar a los habitantes de la tierra del budismo zen.
El libro cuenta la historia de una joven belga que decide entrar a trabajar en una gigantesca trasnacional japonesa. La ilusión es grande y las posibilidades de desarrollo profesional son, aparentemente, también muy promisorias.
Pero muy pronto Amélie, protagonista, se da cuenta de que para salir adelante en la modélica empresa sólo hay una palabra que vale: abyección. El jefe (o la jefa) siempre tiene la razón. Siempre. Y lo mejor que se puede hacer para salvaguardar el honor --y quizá escalar un peldaño en el organigrama-- es humillarse:
"La mayoría de las veces el honor consiste en ser idiota. ¿Y acaso no vale más comportarse como un imbécil que deshonrarse? Todavía hoy me avergüenzo de haber preferido la inteligencia a la decencia".
¿Hay algo peor que eso? Bueno, la vida de esa gente honorable parece serlo:
"Los contables que pasaban diez horas diarias recopilando cifras me parecían víctimas sacrificadas en el altar de una divinidad carente de grandeza y de misterio (...) ¿Y, fuera de la empresa, qué les esperaba a aquellos contables de cerebro lavado por los números? La cerveza obligatoria con colegas tan trepanados como ellos, horas de metro abarrotado, una esposa que ya duerme, el sueño que te aspira como el desagüe de un lavabo que se vacía, las escasas vacaciones en las que nadie sabe qué hacer: nada que merezca el nombre de vida. Y lo peor es que a escala mundial esta gente es privilegiada".
¿Por qué trabajamos? ¿Para qué? ¿Qué es el éxito?
Estupor y temblores, de Amélie Nothomb, está publicada en español en Anagrama. Vale mucho la pena. Es la mar de divertida.

miércoles, septiembre 17, 2008

Todos somos Morelia

Lo que ocurrió en Morelia la noche del Grito es indignante. El Estado Mexicano rebasado, y el crimen organizado jugándose la carta fuerte de empezar con acciones terroristas para presionar por una salida negociada.
Hay que hacerles ver a los capos que calcularon mal. México no está solo en esta guerra. Es posible que la Policía sea corrupta y que los políticos que gobiernan sean ineptos. Pero ellos son pocos y estan de paso.
Los otros muchos no vamos a permitir que nos quiten el gusto de salir a la calle; que mermen el gozo de reunirnos en fiesta y el privilegio de celebrar en paz.

Que se lo piensen dos veces la próxima vez. Que digan, mejor, yo con éstos no me meto. Somos muchos. Demostrémoslo.
"Moño negro" en el MSN (& y tu nick) / 19 de sept: todos un moño blanco en la ropa.
Que se lo piensen dos veces la próxima vez. Que digan, mejor, yo con éstos no me meto. Somos muchos. Demostrémoslo. Todos somos Morelia.

sábado, septiembre 13, 2008

¡Borges rockeaba!

De una entrevista de María Kodama con Gerardo Lissardy, de BBC Mundo, a propósito de una exposición de fotografías que recién se inauguró en París.

¿Qué música escuchaba?

El decía que era sordo musical, porque tenía sólo oído para la música de la palabra. Y decía cosas como por ejemplo que Beethoven no le gustaba, lo que producía el horror sagrado de toda la gente entendida. Pero le gustaban por ejemplo Brahms, Bach, la música antigua, medieval, la música folclórica, la milonga y los "tangos de la guardia vieja", como decía. Creía que Gardel había arruinado el tango.

¿Por qué?

Porque lo había hecho "sentimental y llorón". En cambio, me decía que los "tangos de la guardia vieja" eran como las milongas: tenían letras divertidas, en doble sentido. Le gustaba eso y después cosas divertidas como los Beatles, los Rolling Stones, Pink Floyd.

¿Pink Floyd?

Sí, le encantaba. Tal es así que el himno para su cumpleaños no era el Happy Birthday sino The Wall.

¿Cómo lo descubrió?

No sé. La película The Wall es terrible y la vimos infinidad de veces. En un momento creo que sabía de memoria los diálogos. Le gustaba ese tipo de música porque decía que era una cosa de enorme fuerza, terrible pero vital.

domingo, septiembre 07, 2008

Keep Talking

Un amigo me prestó este fin de semana el disco Pulse, de Pink Floyd. Escuchándolo esta tarde descubrí una voz conocida en el track 5. Una voz mecánica, electrónica, robótica, que dice:

For millions of years mankind lived just like the animals

Then something happened wich unleashed our imagination...

We learned to talk.

No puedo imaginar mejor principio que esas palabras de Stephen Hawking para una canción titulada "Keep Talking"... ¡Tampoco puedo creer que haya pasado tanto tiempo sin escuchar un disco completo de Pink Floyd!


¡Patrañas!

Los conocí por referencia hallada en un libro que acabo de leer (God is Not Great, de Christopher Hitchens).
Penn y Teller son un par de magos y comediantes bastante exitosos en Las Vegas en la década de los '90. Desde 2003 son anfitriones de este programa de TV, Bullshit (algo así como "patrañas" en español). En el show se dedican a desmitificar lugares comunes haciendo gala de escepticismo, agudeza y sentido del humor.
Su primera temporada, por ejemplo, aborda temas como gente que habla con los muertos, medicina alternativa, abducciones extraterrestres, creacionismo y autoayuda, entre otros relacionados con fenómenos paranormales o simples distorsiones sociales como la obsesión por el control de peso o las locuras sobre el fin del planeta.
Lo mejor de todo es que asumen una posición crítica desde el principio. No se jactan de ser objetivos (¿¡cómo creer que el Feng Shui es una ciencia!?), pero sí de ser justos. En el programa rdan voz tanto a científicos como a los parlanchines que venden cursos de hipnosis para descubrir nuestras vidas pasadas...
Casi siempre la lección al final es la misma: contar (y vender) patrañas es un negocio de miles de millones de dólares alrededor del mundo que tiene su base en la necesidad (tan humana, por lo demás) de sentir que hay una respuesta... un Algo Más, un Más Allá capaz de explicar (y eventualmente resolver) nuestros problemas.
Lo más posible, por cierto, es que esa respuesta exista... pero es mucho más probable encontrarla en bibliotecas y laboratorios que en el living de una mujer que asegura que caminar sobre brasas es el mejor camino para vencer nuestros miedos. Parafraseando a Savater: el error no está en buscar respuestas (¡faltaba más!) sino en conformarse con las más cómodas ... y muchas veces, también, las más irracionales.

---
Me dicen que el programa pasa en México por cable y SKY (ignoro en qué canales). Yo tengo la primera temporada, por si a alguien se le ofrece. Ya estoy buscando la segunda.